En mi primera participación en una CADE (1991) expuse “Educación: Un drama en ocho actos” demostrando que Perú hacía un excelente trabajo para educar a una nueva generación de gente anti-sistema y radicales que aspiren a soluciones mágicas para salir de su pobreza.

Mencioné estos ocho dramas.

1) El joven que termina su escolaridad no sabe nada, ni sabe hacer nada. Su paso por la escuela no lo empoderó. Es un perfecto impotente.

2) La metodología de trabajo autoritaria y dogmática de los profesores transmite a los alumnos el mensaje “ustedes son incapaces de hacer las cosas bien por sí mismos. El único que puede hacerlo es el maestro o el caudillo iluminado”. No creen en las capacidades creativas y la autonomía de los alumnos.

3) Las evaluaciones de los alumnos y estudiantes universitarios llevan a la conclusión de que los colegios y universidades no forman emprendedores ni ganadores sino acomplejados perdedores (futuros desempleados o empleados con baja remuneración).

4) Denle al gerente general de Yanacocha, Lan o Telefónica la exigencia de regirse bajo las reglas de gestión que le dan a la escuela pública y quebrarán su empresa en 24 horas.

5) ¿Quién le va a dar trabajo a los cientos de miles de estudiantes de educación superior en contabilidad, derecho y administración que se acumulan en las aulas de la educación superior que invierten tiempo y esfuerzo en carreras sobre-ofertadas en vez de hacerlo en carreras con buena perspectiva de empleo?

6) Al preguntarle a un joven por qué no quiere ser científico, responde: “no quiero morirme de hambre”. Otro joven con vocación de abogado postula a Economía. ¿Por qué? Contesta: “porque no estoy dispuesto a estudiar una profesión que me va a obligar a corromperme y ser corruptor de otros”.

7) 1er grado de primaria ya es tarde. ¿Cómo pueden correr juntos un atleta en la plenitud de sus capacidades con otro que tiene polio? Así es la competencia entre un niño de clase media y alta frente a un niño pobre sin adecuada nutrición, salud y estimulación temprana.

8) La educación ha dejado de ser la escalera soñada de los pobres para su movilidad social y salir de la pobreza. La escuela pública dejó de ser una esperanza para convertirse en una condena.

La semana pasada, 18 años después, en la CADE volvió a sonar el tema de Educación con un diagnóstico muy similar al del 1991. Ese es el 9no. drama. Ya estamos en el 2009.