Frecuentemente, padres de familia cuyos hijos asisten a colegios públicos me escriben lamentándose por la educación mediocre que reciben sus hijos. Se quejan que sus hijos se aburren, no aprenden, tienen que tolerar profesores que no son capaces de motivarlos o que incluso les enseñan cosas equivocadas. El que haya profesores buenos en algunas aulas no les sirve de consuelo a los padres a cuyos hijos les tocó tener malos profesores.

 

También hay padres que se quejan de lo mismo respecto a colegios privados, en los que pagan entre 60 y 100 soles mensuales (y a veces aún más) y tienen que soportar todo tipo de deficiencias y maltratos. Además de quejarse, me preguntan qué hacer para aliviar de algún modo inmediato su situación, ya que no pueden esperar a que a los gobiernos les interese proporcionar una educación de calidad en los colegios.

 

Hablar sobre la responsabilidad del estado y el derecho a la gratuidad de la educación de calidad a estos padres no les resuelve de inmediato su problema y su deseo de brindarle a sus hijos e hijas la oportunidad de una educación suficientemente buena como para que les permita seguir avanzando en su formación básica.

 

En ocasiones he sugerido a estos padres, sobre todo si sus hijos e hijas son estudiosos, aplicados y tienen ganas de estudiar y superarse, que opten por una solución privada, aunque les implique asumir un costo y hacer un sacrifico económico adicional. La idea es la siguiente: por un lado, identificar a 5 compañeros de promoción igualmente empeñosos y estudiosos, que vivan relativamente cerca unos de otros. Así mismo, identificar al mejor profesor del colegio (o del barrio), que goce de gran reputación por su capacidad docente. Ese profesor probablemente gane unos 1,200 soles en el colegio público, o sea unos 10 soles la hora.

 

La idea es contratar a ese profesor por 2 horas interdiarias privadas, a realizarse en la casa del alumno que viva más cerca del colegio o en otro local como la biblioteca municipal, pagándole 20 soles la hora, de modo que el costo de las 24 horas mensuales (480$) para cada uno de los 6 alumnos del grupo sería 80 soles.

 

La consigna para el profesor es que enseñe al grupo los temas que se desarrollan en el colegio, y que les enseñe a trabajar en grupo. De ese modo, en la sesión interdiaria a la que no asista el profesor, el grupo puede seguir trabajando junto en las tareas y los temas escolares que el profesor habrá de revisar al día siguiente. De ese modo, los padres optan por una solución privada a un problema público, que si bien implica un sacrifico económico, le da una salida inmediata a su problema.

 

Quizá esta idea les sirva también a otros padres e inclusive a los alcaldes, que podrían contratar a los mejores profesores del distrito para ofrecer clases de recuperación en los locales municipales, para que los alumnos que necesitan apoyo para sus tareas o tienen ganas de aprender más de lo que les enseñan en el colegio, tengan la oportunidad de hacerlo en forma gratuita.

 

Este tipo de planteamientos puede ser resistido por parte de quienes argumentarán que se abriría una ventana para pagar pese a tener derecho a una educación pública gratuita. Sin embargo, eso no resuelve la inquietud de aquellos padres que preguntan qué pueden hacer para ayudar a sus hijos en el corto plazo.

 

Por otro lado, en vista que tomará mucho tiempo aún lograr que todos los alumnos cuenten con profesores suficientemente buenos a lo largo de su educación básica, quizá sea hora de que el gobierno central o los gobiernos regionales inviertan algo de dinero para desarrollar el software de autoaprendizaje de los cursos escolares de la secundaria, dando la opción a los alumnos de estudiarlos por su cuenta en su casa y asistir solamente a los locales predeterminados para dar exámenes. Las notas que obtengan irían a sus certificados escolares. Así, los alumnos que asisten normalmente al colegio pueden usarlo como refuerzo o como opción alternativa para evaluarse, y los que no asistan (podría establecerse un criterio de rendimiento mínimo y permiso de los padres) podrían estudiarlo a distancia.

 

Algo hay que hacer para que los alumnos de hoy encuentren una mejor opción que esperar a que algún día algún gobierno se apiade de ellos y se digne invertir con fuerza lo suficiente para asegurar que todo alumno que asista a un colegio público ó privado, obtenga una oportunidad de aprendizaje que lo ponga en condiciones de salir de su pobreza y tener éxito en su vida.