La pregunta para qué sirve la escuela parecería tener una respuesta autoevidente, pero si se miran de cerca las respuestas se encontrará una diversidad de expectativas o mitos que hacen que esta respuesta no sea tan clara ni univoca. Hubo épocas en que le expectativa era enseñar el respeto y la obediencia a la autoridad; más recientemente, aprender para rendir bien en las pruebas estandarizadas o ingresar a la universidad; desde el mercado laboral la expectativa es que se entrene gente capaz de trabajar disciplinadamente en el mundo del trabajo; los reguladores éticos del mercado aspiran a que se entrene consumidores responsables; no faltan los padres de familia o profesores que aspiran a que aprendan a responder bien las preguntas de las guías o los textos escolares; tampoco faltan los meritocráticos que aspiran a la formación de estudiantes competitivos y competidores por estar en los niveles más altos de los rankings de méritos.

Muchas de estas expectativas requieren la continuidad de las escuelas-fábricas que han sido creadas para indoctrinar a los niños para que sean obedientes y eficientes tomadores de pruebas predecibles, de conocimientos y resultados anticipables que puedan ser medidos a través de pruebas estandarizadas o pruebas de elección múltiple. No pocos profesores odian los resultados no predecibles por lo que prefieren que todo esté organizado y programado anticipadamente obligando a los alumnos a seguir ese patrón que conduce a la buena nota.

La llegada de la tecnología ofrece la oportunidad de cambiar todo esto, siempre y cuando no se asuma el mensaje “no necesitamos a los seres humanos para hacerse cago de la educación” porque internet y los videos auto instructivos se hacen cargo de todo. Obviamente eso solo sustituye un dogma educativo por otro. Lo que sí puede ocurrir es que se aprovechen las potencialidades de la tecnología para transformar la educación respecto a su versión convencional y que cada vez más alumnos odian y rechazan abiertamente.

Siguiendo a Seth Godin en TED (Stop Stealing Dreams: On the future of education & what we can do about it.) hay 11 características que trae consigo la revolución tecnológica en las comunicaciones que pueden tener potencial para transformar la educación 1) La clase tradicional la pueden hacer los alumnos en su casa, por video. Las tareas, las preguntas e inquietudes individuales, son las que deben trabajarse cara a cara en la clase. 2) El libro debe estar abierto todo el tiempo. No se necesita memorizar nada. Hay que aprender a buscar la información relevante. 3) Se puede tener acceso a cualquier curso de cualquier cosa que se quiera estudiar en cualquier parte del mundo en el momento que el estudiante lo quiera. No necesita al colegio para eso. 4) La educación puede focalizarse en asuntos muy precisos en vez intentar abarcar una enorme cantidad de temas. 5) No se necesitan más pruebas estandarizadas con respuestas previsibles para marcar. 6) Tiene más sentido evaluar experiencias acumuladas de aprendizaje en vez de los puntajes en las pruebas estandarizadas. 7) No tiene sentido tratar de hacer méritos por cumplir al pie de la letra con todos los mandatos del profesor. 8) El trabajo se debe hacer de modo cooperativo, dejando de lado el antiguamente valorado trabajo aislado. 9) El rol de los profesores pasa a ser el del “coach”. 10) La educación debe entenderse como algo que será continuo durante toda la vida y no como algo que se acumula para siempre en las primeras etapas de la vida. 11) Se desmitifica a los colleges y universidades “más renombrados” (y caros) porque no son garantía de éxito profesional ni felicidad.

El mensaje a los alumnos no debería ser ajústate al currículo, no te salgas del libreto, no hagas preguntas fuera del tema, limítate a cumplir con lo pre establecido para así ser un buen alumnos. El mensaje debería ser más bien “busca algo que te parezca interesante, que te provoque investigar, y consúltame si necesitas ayuda”.

Esto requiere derribar el mito escolar de que el desempeño escolar académico sobresaliente conduce al éxito y a la felicidad. No hay ninguna prueba que lo valide.
Regresando a la pregunta inicial ¿para qué sirve la escuela? Mientras los profesores no lo discutan y no se pongan de acuerdo, poco de lo que se haga tendrá mucho sentido para la educación de los alumnos de estos tiempos.