Correo 13 09 2013

Imaginemos la siguiente escena: se reúnen Ollanta Humala, Alan García, Juan Jimenez, Jorge del Castillo, Luis Carranza, Luis Miguel Castilla con sus respectivas esposas, para señalar c/u a cuál de sus hijos van a dejar sin colegio, vacunas, alimentación y atención médica, en vista que como hay que comprar casa y carro nuevos no alcanza el presupuesto para atender las necesidades básicas de todos los hijos. Hay que sacrificar a uno y hacerlo esperar un par de años para que se le pueda atender (si es que sobrevive).

Eso es lo que los padres de la patria han hecho con sus hijos desde el estado a través de los sucesivos gobiernos, con la venia de los presidentes, congresistas, ministros de economía, autoridades regionales y municipales, que han sido incapaces de priorizar la política de “los niños primero”.

El Perú tiene suficientes recursos y capacidad empresarial o gerencial para bajar la desatención infantil a cero. Lo que no tiene es la vocación por poner a los niños en la cabeza de la agenda. Total, como son los hijos de los otros… que esperen.

Sueño con un gobierno que le diga claramente a la población: “en nombre de los niños del Perú, daremos las normas, presupuestos y estrategias ejecutivas necesarias para garantizar el 100% de atención infantil. Cueste lo que cueste, así exija cambiar todas las nomas de gasto que impidan que los organismos del estado o empresas privadas hacerse cargo de la tarea. En un año habremos atendido a todos”. No tengo dudas que si el gobierno convocara a los líderes políticos, empresarios prominentes de nivel nacional, los funcionarios actuales o pasados más entendidos y reconocidos en el tema, y un directorio de gente notable del país que se ocupe de velar por la buena marcha del programa, se puede lograr el objetivo.

¿El requisito? Asumir que para los gobernantes, los hijos de los otros también son los propios.

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