Correo 27 09 2013

Con pocas excepciones de casos de niños y jóvenes auto-motivados orientados al logro que se esfuerzan por cumplir las consignas de estudio que les dan sus profesores, la mayoría de los padres y profesores se quejan que sus hijos o alumnos no estudian, no se esfuerzan, y especialmente los más capaces desaprovechan su potencial para alcanzar la excelencia. Entienden esa excelencia como la capacidad de obtener altas notas, que es el sueldo que se le paga a los alumnos que se someten al régimen escolar para cumplir a cabalidad con las exigencias que les imponen los profesores (aunque les sean irrelevantes)

Los niños que no se esfuerzan por sacar buenas notas son castigados con malas notas, con el desprecio de sus profesores y las reprimendas de sus padres.

Sin embargo, no puedo dejar de preguntarme porqué si un niño se encontrara en Disneylandia, así estuviera enfermo no se perdería una sola hora de actividad; en cambio, si se trata de ir al colegio, cualquier pretexto es bueno para faltar. Por qué un joven que disfruta de las clases extracurriculares y se esfuerza al máximo (deportes, artes, exploración científica, fotografía, creación empresarial, circo, etc.), a su vez aborrece las clases curriculares y evade cualquier esfuerzo que estas demanden de él.

Ocurre que los niños son obligados por la Constitución a asistir al colegio, bajo el supuesto que allí los profesores sabrán qué hacer para que logren aprender. Sin embargo si no aprenden, los desaprueban, mandan a terapias y exigen de los padres que vean qué hacer. Es decir, las incompetencias de los colegios y profesores para incentivarlos para aprender y disfrutar de ello, se convierten en castigos para los alumnos porque sus profesores no saben cómo lograr que les interese aprender.

Tengo la impresión que los alumnos -especialmente los más talentosos- no estudian en defensa propia. Es decir, valoran su cerebro y capacidad de razonamiento lo suficiente como para rechazar una escuela memorística, repetitiva, mecánica, a la que le importa un bledo que el alumno razone, piense, crezca emocional e intelectualmente cosa, que ocurriría si hiciera investigaciones y actividades realmente interesantes e inspiradoras.

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Artículo afin:
Si lo traducimos a consejos de Hawking para escolares ¿tendríamos los colegios de hoy?
1. No trabajes demasiado duro en las asignaturas
2. No pierdas oportunidades por tratar de parecer interesante
3. Mantén las cosas simples
4. Diviértete
5. Busca algo esperanzador, incluso si te enfermas gravemente
La universidad es un gran paso para cualquier estudiante, en ella comienzan los estudios de lo que se supone que es su verdadera pasión. Es también una instancia para conocer gente con los mismos intereses, personas que podrían transformarse en los amigos de toda una vida. La educación que ahí se recibe entrega las herramientas para desempeñarse en el mundo laboral y poder comenzar a ganar dinero para establecerse de forma independiente. Todo esto es comúnmente aceptado y remarcado por padres, profesores y ex alumnos, pero en un artículo el genio físico Stephen Hawking da sus propios consejos, 5 cosas importantes para la vida que la universidad no te enseñará y que son fundamentales para lograr la plenitud:
1. No trabajes demasiado duro en las asignaturas
Si lo que estudias en verdad es tu pasión, deberías poder verlo y trabajar en ello en cualquier ámbito de tu vida; lo encuentras en la calle, en el supermercado, en eventos sociales; sabes reconocerlo y aprendes constantemente. Eso le sucedía a Hawking, él sólo dedicaba una hora diaria a sus estudios en Oxford, el resto del tiempo vivía su vida y reflexionaba sobre lo que le iba apareciendo en el camino, una técnica que lo convirtió en quién es hoy en día.
2. No pierdas oportunidades por tratar de parecer interesante
Cuando llegamos al nuevo mundo universitario sentimos una inseguridad muy grande, queremos impresionar y hacer nuevos amigos, y a veces nos desviamos de lo que nos hizo entrar ahí en primer lugar. El científico explica que no hay que confundir las prioridades; las fiestas y la vida social pueden hacernos creer que eso es lo único importante y rebajar nuestro aprendizaje.
3. Mantén las cosas simples
Lo más simple es lo importante. Hawking recomienda tratar de pensar en términos de imágenes y asociar las palabras con analogías y diagramas. Dice también que la mejor explicación es aquella que es simple y fácil de entender por cualquier persona. Eso mismo ha aplicado él en sus libros y por lo mismo son tan populares.
4. Diviértete
Divertirse es algo que no hay que dejar de lado ni mirar en menos. La vida hay que aprovecharla y la universidad es un gran espacio para pasarlo bien.
5. Busca algo esperanzador, incluso si te enfermas gravemente
Stephen Hawking es el ejemplo mismo de esta frase. Él ha tenido que vivir postrado en una silla de ruedas durante décadas y aún así su pasión lo ha mantenido activo. Aprovecha su tiempo, hace clases, va a reuniones, escribe libros, reflexiona, nadie puede decir que se rindió luego de haber llegado al estado que todos conocemos.