Correo 27 12 2013

Concuerdo con Vince Bertram cuando sostiene que la educación no debe estar diseñada para evaluar constantemente a los alumnos sino para inspirarlos para despertar su motivación y deseo de aprender aquello que es relevante para sus vidas presentes y futuras.

En lugar de pensar en cómo maximizar el volumen de contenidos adquiridos y cómo elevar las notas o puntajes en los exámenes que dan los alumnos hay que darles la oportunidad de entender las aplicaciones prácticas de lo que aprenden y cómo todo ello puede ayudar a imaginar escenarios futuros alternativos y ser parte de la solución de los problemas del mundo real. (Education Should Be About Preparing for Tomorrow; Huffington post 20 12 2013)

Es importante conocer las taxonomías de animales o plantas, o los sucesos de la primera y segunda guerra mundial, o los problemas del tránsito terrestre, pero los alumnos eventualmente van a tener que resolver problemas derivados de la manipulación de los genes animales o vegetales, actuar en la tercera guerra mundial, o resolver el congestionamiento de vehículos aéreos en las ciudades. ¿Acaso sacar mejores notas en sus pruebas hoy los hará más acertados en ese nuevo contexto?

En el mundo de mañana no se necesitará buenos “tomadores de pruebas” o reproductores de conocimientos ya existentes sino buenos “solucionadores de problemas” y creadores de nuevos emprendimientos y rutas para la innovación. Lamentablemente muchos padres y profesores adictos a las notas y exámenes pierden piso sin ellos, y piensan que lo alumnos no están aprendiendo si es que no se les mide continuamente con algún instrumento convencional.

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