Contigo, Revista de Edelnor, Edicion 96, Febrero 2014

¿Por qué tengo que estudiar todo esto en el colegio? Preguntan los aburridos escolares. “Te va a servir en el futuro” contestan padres y profesores. Pero ¿es realmente así? ¿Está probada esta linealidad?

Muchos padres y profesores peruanos creen, o actúan como si creyeran, que el éxito en la vida de las personas es una secuencia lineal de éxitos acumulativos que se inician en la guardería y siguen por la educación inicial, primaria, secundaria, universidad y posgrado para derivar luego a un bien remunerado empleo y un estado de “felicidad” que se asocia con el logro profesional y el bienestar económico. Para ello además imponen un sistema de premios y reconocimientos para los aciertos y censuras o castigos para los errores o fracasos.

El problema es que lo que se usa como indicador de ese éxito son las notas escolares y los puntajes en pruebas estandarizadas, pese a que ellos representan tan solo un pequeño porcentaje de las características valiosas de un estudiante. Lo que hacen es medir la capacidad del alumno de entrenarse para contestar bien ciertas preguntas. Pero ¿qué tiene que ver eso con el éxito en la vida?

Un niño genio que saca 20 en todo pero es egoísta, se intimida en un grupo social, nunca se “sale de la raya” para no quedar mal, ¿es un candidato al éxito?. A la inversa, un niño inteligente pero desmotivado y con notas bajas, rebeldón porque no está cómodo en el colegio, muy querido y colaborador en asuntos sociales en los que asume liderazgo ¿es candidato al fracaso?

Francamente, no lo creo ni he visto que sea así.

Por otro lado, quién nunca se equivoca ni fracasa ¿está acaso mejor preparado que quien fracasa y aprende de sus errores y a recuperarse luego de las caídas?

Quizá sea hora de reformular la creencia de que sacar buenas notas es sinónimo de “éxito en la vida” y pensar en otras formas de evaluar lo bien (o mal) que andan nuestros hijos.

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