Padres de adolescentes caóticos, confusos, rebeldes, desafiantes, trasgresores, podrían pensar ¿hasta cuándo tendremos que vivir con los sobresaltos que genera lidiar con un hijo así? Quizá en sus mejores fantasías podrían pensar “ojalá la adolescencia durara un día…” pero no, dura varios años, y solo el acompañamiento paciente, inteligente, afectuoso, coherente y firme pero no autoritario de los padres, que a veces podría requerir la intervención y consejo de otros, permitiría que el joven llegue a la adultez con el viento a su favor para tener éxito en la vida.

Pacientes con cáncer quisieran que su mal se cure con una cirugía o medicina en un par de días; pero lamentablemente los cánceres avanzados requieren meses de tratamiento, años de controles y nuevos tratamientos, hasta que finalmente en los buenos casos el paciente deje atrás la enfermedad.

Lo mismo ocurre con la educación peruana. Cada vez que escribo un artículo o respondo a una entrevista -como los posteados ayer- en los que señalo que en nuestra educación llevamos un cáncer o deterioro acumulado de 40 años, algunos lectores hacen comentarios o preguntas del tipo “ya sabemos que las cosas andan mal, pero proponga qué hacer», dejando notar una expectativa de que con dos o tres medidas o recetas geniales el gobierno de turno podría revertir el deterioro acumulado de la educación.

Eso no es posible. No ha ocurrido en ninguna parte del mundo. Gestar un bebe toma 9 meses y formar un ingeniero altamente competente toma 30 años dijo un finlandés cuyo nombre no recuerdo. Reformar la educación no es un proceso de una semana o un gobierno. Requiere tener una visión clara del camino a seguir, un plan bien diseñado con múltiples componentes, un estado y ciudadanía que se organizan para priorizar la educación y luego décadas de trabajo paciente para que se produzcan los resultados.

Lo que sí puede hacer un gobierno en el corto plazo es liderar la convocatoria plural a todas las fuerzas políticas y cívicas para consensuar el diseño y luego la implementación de la propuesta que regirá la educación peruana por las próximas 3 décadas. Eso sí se ha hecho en los países que andan bien. Eso es lo que yo esperaba de los gobiernos anteriores, y no lo hicieron, y es lo que esperaría de lo que queda de este gobierno o el próximo que venga, en la medida que los votantes sepan elegir a quien sea capaz de hacer algo así.
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Mar Romera: “Nadie defiende 12 horas de trabajo, pero sí se las exigimos a los niños”. Es que no tenemos en cuenta a los niños porque los vemos como ciudadanos del futuro que no son rentables hoy. Así que como hoy ellos no tienen tarjeta de crédito y no pagan, no me interesan. Como tampoco votan, no me interesan. Todo sería totalmente diferente si el protagonista del sistema fuese el niño. El niño tiene derecho a participar en los aspectos que la afectan, a existir como persona, no como proyecto de persona. Te voy a poner un ejemplo, las estanterías con chuches que suele haber en las cajas de los supermercados: ¿las hemos colocado ahí CON los niños o PARA los niños? Yo creo que está bastante claro. Pues ahora llevemos este ejemplo tan de simple a la escuela. Cuándo hablamos del modelo de evaluación, de las asignaturas, de horarios, de pruebas externas, ¿lo hacemos PARA la infancia o CON la infancia? Siempre lo hacemos para ellos como elemento último de la cadena de consumo, pero nunca los tenemos en cuenta.