EL TIEMPO, PIURA 19 04 2014

Parece existir un nuevo sentido común entre muchos padres y maestros el cual señala que cada vez que el niño hace algo correcto o valioso hay que hacérselo saber con un elogio, alabanza o premio. Se asume que entusiasmar a los niños con una recompensa verbal o material los motivará a reiterar sus logros o a esforzarse más. Sin embargo, la evidencia de la investigación científica no corrobora este concepto y señala que buena parte del valor positivo del estímulo deriva de la forma de comunicar el reconocimiento adulto más que del mero elogio. Al respecto Claudia Hammond hace una interesante reseña para la BBC (“Is praising a child good or bad for them?” 5/2/2014)

Comentarios como “maravilloso”, “precioso”, “es lo mejor que he visto”, colgando luego la pintura en la refrigeradora como señal de excelencia del niño es a todas luces una exageración que tendrá serios efectos secundarios en su autoestima. Por ejemplo, si el niño detecta que el elogio es exagerado, no tendrán efecto los subsiguientes elogios porque lo considerarán una automatismo de los padres más que una genuina apreciación de su trabajo. De paso, reducirán la credibilidad de los padres en cualquier cosa que le digan al niño. Junto con ello, si el niño asume de buena manera el elogio, se intimidará para hacer futuros trabajos difíciles porque siempre tendrá la valla alta del trabajo anterior que será difícil de superar, lo que lo llevará a rehuir los esfuerzos para las siguientes ocasiones.

Psicólogos como Eddie Brummelman recomiendan pensar bien sobre los elogios y mensajes que se transmite con ellos. ¿Qué es lo que se elogia: el esfuerzo o el producto final? Carol Dweck de Stanford ha encontrado en sus investigaciones que hay una gran diferencia entre elogiar a los niños por sus habilidades (diciéndoles cuán inteligentes son) y elogiarlos por el esfuerzo hecho para producir una tarea (diciéndoles cuán importante fue el esfuerzo que pusieron en hacer el trabajo). Elogiar la inteligencia pone el mérito en algo que no está bajo su control, en cambio elogiar el esfuerzo pone el énfasis en algo que ellos pueden controlar. Más sentido tendría decirle “admiro cómo te focalizas en una tarea hasta completarla” o “aprecio tu perseverancia” en vez de aplaudir su inteligencia o talento.

La psicóloga Jennifer Henderlong les dio a niños de 9 a 11 años un rompecabezas y luego de resolverlos elogió a unos niños por su carácter (“Gran trabajo. Es uno de los mejores que he visto para tu edad”) y a otros niños por su esfuerzo (“Gran trabajo. Has aprendido cómo resolverlo bien”). Al darles un segundo rompecabezas más difícil a ambos grupos, los que fueron elogiados por su carácter no se animaron a hacerlo y en cambio los otros sí lo hicieron. Los primeros no podían lidiar con la posibilidad de un fracaso, menos aun cuando fueron comparados con otros. Parece que lo que hace ese elogio desmedido a su talento natural es frenar la motivación y animarlos a buscar solamente retos sencillos para no tener que enfrentar la evidencia de su falta de inteligencia o talento.

Es importante agregar que no hay estudios sobre efectos en el largo plazo porque son mucho más difíciles de hacer porque habría que asegurarse cuál de elogios fueron recibidos por esos adultos cuando fueron niños y cuan continuos fueron. Sin embargo, a la luz de las evidencias para el corto plazo no parece muy difícil imaginar cuál de las fórmulas sería la más efectiva en el largo plazo.

Espero que mi aporte en el evento “El reto de la crianza para estos tiempos” del 29 de abril que se publicita en Facebook permita dar pautas a los padres de familia y educadores para revisar estas distorsiones y orientar a quienes tienen hijos en esta situación.

Temas de orden familiar y educativo como este que afectan a los niños desde su nacimiento serán abordados por León Trahtemberg y Roberto Lerner el 29 de abril en el evento público EL RETO DE LA CRIANZA EN ESTOS TIEMPOS ttps://www.facebook.com/elretodelacrianza?fref=ts
Adquisición de entradas por internet puntoticket.com http://www.puntoticket.pe/evento/elreto-delacrianza

PD: a raíz del abordaje de los temas de crianza y educación en los medios de comunicación, en una entrevista que me hicieron en RPP con teléfono abierto tratando sobre la presión que viven los niños en los colegios, hubo tres intervenciones que me llamaron mucho la atención 1) Una madre de niña de 3 años comenta que en el nido le dejan 1hora diaria de tareas para la casa ¡a los 3 años! 2) Una madre que comenta que a su hija de 5 años le toman examen en el nido cada 2 días y una vez por semana un simulacro de examen de ingreso a la primaria ¡a los 5 años! 3) Una madre que decía que en su colegio a los niños del nido les ponían cada día un sello en la mano a manera de evaluación: mariposa azul cuando fue un buen día y ratón rojo cuando fue un mal día, y que su hija estaba desconsolada porque ese día trajo un ratón rojo. ¿Alguien puede sostener realmente que esas experiencias dejarán huellas positivas en los niños en relación a su deseo de aprender y su vida escolar?

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Kids should pay more attention to mistakes, study suggests Children who believe intelligence can grow pay more attention to and bounce back from their mistakes more effectively than kids who think intelligence is fixed, indicates a new study that measured the young participants’ brain waves. January 30, 2017, Michigan State University
Hans S. Schroder, Megan E. Fisher, Yanli Lin, Sharon L. Lo, Judith H. Danovitch, Jason S. Moser. Neural evidence for enhanced attention to mistakes among school-aged children with a growth mindset. Developmental Cognitive Neuroscience, 2017; 24: 42 DOI: 10.1016/j.dcn.2017.01.004