Correo 27 06 2014

Cuando en relación a los equipos que juegan en el mundial de fútbol escucho titulares o anuncios como “Partido de vida o muerte”, “guerra a muerte”, “masacraron al equipo”, etc. evoco expresiones similares usadas por el senderismo para expresar su afán de eliminación de la burguesía, el capitalismo o el propio estado.

Al igual que en los violentos video juegos que fomentan el exterminio de jugadores rivales y tantas otras expresiones mediáticas que exaltan la eliminación de los rivales o contrincantes y el combate de unos contra otros, hay una continua apelación a un lenguaje que exalta el afán de destruir al otro más que apreciar la calidad, belleza, estrategia y logros del equipo preferido.

Por otro lado escucho a políticos y autoridades de gobierno pregonando la necesidad de instalar una cultura de paz, convivencia pacífica, tolerancia frente a las minorías o los más débiles; en buena cuenta, de “fair play” social. Más recientemente andan preocupados por el acoso sexual y el bullying, que son expresiones de agresión y maltrato abusivo de parte de gente incapaz de contener sus afanes violentos y abusadores.

Me pregunto si no hay una contradicción entre el lenguaje usado cotidianamente para describir las diferencias entre personas o contrincantes y las acciones no deseadas que se derivan de ese lenguaje. El inconsciente no filtra mensajes por actividades. ¿No será que incitamos la cultura de violencia que luego queremos evitar (inútilmente) promoviendo a una cultura de paz?