El Comercio, Perú, 06 07 2014

No basta parchar el pasado, por León Trahtemberg: Esta Ley Universitaria no nos encamina hacia una mejora en la calidad.

El Ejecutivo debería observar la Ley Universitaria. Es difícil comprender cómo con las mismas universidades, profesores, alumnos, carreras, niveles de inversión y normas para el gasto, algunos retoques en la legislación para corregir vicios actuales y del pasado podrían lograr mejorar la calidad universitaria. Menos aún, que nos pongan en línea para tener algunas universidades del más alto nivel mundial.

¿Realmente creen que porque los estudiantes del décimo ciclo hagan una monografía más estarán mejor formados que los que no la hacen para ser bachilleres? ¿O que por elegir mediante voto universal a una plancha de rectores y vice-rectores que quedan en minoría en el consejo universitario, mejorará la gestión?. ¿Cómo podrá el SUNEDU aprobar los currículos por cada carrera, que deberían actualizarse cada semestre, o exigir la existencia de la demanda cualitativa y cuantitativa insatisfecha para crear carreras, cuando son estas nuevas carreras las que con sus descubrimientos crean la demanda? (biomecatrónico, biohacker, cirujano clonador, nanomédico, etc.)

En un mundo que demanda una educación permanente, en el que los profesionales deberían estudiar continuamente en diversos momentos e instituciones del planeta cursos o títulos técnicos -además de universitarios-, obtener especializaciones en corporaciones, entre otros. ¿cómo puede exigirse 12 créditos para ser alumno regular?; ¿cómo puede ser un avance mantener el divorcio entre la educación técnica y universitaria, sin convalidar los créditos automáticamente, impidiendo que los estudiantes complementen unos con otros?; ¿cómo puede ser un avance la eliminación de la opción de estudiar cursos o grados de modo virtual, a distancia, cuando una buena parte de los más modernos ni siquiera se ofrecen en el Perú?

También se observa en esta ley universitaria un sesgo hacia intentar contener los vicios que se expresan en las universidades que presentan actualmente más problemas académicos y de gestión. Pero aún en la hipótesis que la aplicación estricta y correcta de esta ley logre eliminarlos, eso no mejorará la calidad de la educación de quienes asisten a las universidades que no tienen esos vicios. Se acostumbra decir que “en el Perú hay unas 10 universidades privadas y 3 públicas de buen nivel y el resto está fuera de juego”. Sin embargo, si la valla con la que se mide la calidad de la educación universitaria se coloca en los ránkings mundiales, no habría ninguna universidad buena en el Perú. Los estudiantes peruanos que quieren tener un posgrado de nivel mundial tienen que irse fuera del Perú para lograrlo. Esta ley no facilita construir el andamiaje estratégico, legal y presupuestal para que en el corto plazo el Perú cierre la brecha con las mejores universidades del mundo y se pueda obtener en el Perú grados académicos y profesionales del más alto nivel mundial.

¿Por qué no podría tener el Perú una gran Peruvian Open University (así sea en alianza con otras existentes) que dé acceso a todos los peruanos a una excelente formación online a bajo costo, o tener acá la sede de un instituto de alta tecnología o una universidad que sea número uno en el mundo, por ejemplo en temas tan accesibles como el estudio de la biodiversidad? Toda industria trasnacional seria de alimentos, farmacéutica y de cosméticos estaría interesada en financiar investigaciones en una universidad como esa. Podrían generarse estudios e investigaciones del más alto nivel, crear patentes, desarrollar posibilidades de negocios, turismo, etc. Podría contratarse a científicos de primer nivel en el mundo, tanto peruanos como extranjeros, hacer alianzas con universidades líderes y con todo eso crear un efecto de imitación y succión para arriba de todo el sistema universitario peruano.

Nada en esta ley nos encamina hacia esta mejora de la calidad de la educación. Parchar el pasado no nos pone en ruta favorable para el futuro.

El lector de FB Jj Asimov aporta una analogía precisa: Leon, una analogía: Es como pretender, mediante una Ley para mejorar el futbol peruano, que clubes de bajo nivel (Unión Comercio, Los Caimanes, etc) con el tiempo lleguen a tener una calidad cercana a los de «alto nivel» como Universitario, Alianza Lima y Sporting Cristal. Sin embargo, aun de lograr sus objetivos esta Ley, sería ingenuo esperar una competitividad similar a clubes de la región (Flamengo, Boca Juniors, etc) y menos como la élite caso Bayern Munich, Barcelona FC, Manchester United, etc.

Post adicional en FB de León Trahtemberg genera extenso debate: Pensemos juntos.

Varias de las universidades estatales se crearon en los últimos años por presión de la población que salía a tomar calles y carreteras para exigir una universidad, cosa que al rato los gobiernos y congresistas les concedían. No logro aún imaginar el escenario inverso cuando la autónomo, apolítica y eficaz Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sinedu) anuncie el cierre de todas esas universidades, menos aún en pleno año pre-electoral. Me es más fácil imaginar la promesa de los candidatos o gobernantes electos de que derogarán esa ley.

Tampoco logro imaginar cómo se cumpliría la promesa de que los estudiantes de universidades cerradas serán reubicados en otras, especialmente en provincias en las que no hay otras o las otras no tengan interés en acogerlos. ¿Qué pasará? ¿No tenía más sentido apostar por incentivos para el mejoramiento de todas -incluyendo las que se autodenominan «de buena calidad»- cuyos egresados para ser competitivos, un buena parte de las carreras tienen que irse a posgraduarse en el extranjero?

Reacciones en FB https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/515031001930773

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Artículo afin

El curso Genius de $ 49 / mes de Google está a punto de reemplazar los títulos universitarios

El Comercio 06 07 2014 ¿Qué trae la ley universitaria?, por Jaime Saavedra. Lo que esta ley nos da es la oportunidad de definir una política nacional para la educación universitaria.

Por varias décadas, el país asumió que la autonomía universitaria significaba autarquía. La universidad operó de manera independiente, en parte regulada por las leyes del mercado y, muchas veces, por intereses políticos y económicos. Y también operó bajo la influencia de altruistas fines educativos. En algunos casos, esto resultó en excelentes universidades. Y en otros, en centros de enseñanza mediocres.

Con la aprobación de la ley universitaria en el Congreso, el Estado retoma su rol rector en la educación superior universitaria. Y se hace sin afectar la autonomía universitaria. La autonomía de gestión, autonomía de gobierno y, lo más importante, la autonomía académica están en la Constitución, y una lectura cuidadosa de la ley aprobada muestra que no hay intención de mellarla. La superintendencia que la ley crea debe verificar que toda universidad tenga las condiciones básicas para ofrecer una carrera. Pero no tiene ninguna atribución para regular o supervisar contenidos académicos.

Lo que esta ley establece es que toda universidad debe asegurar condiciones básicas para proteger el derecho que tiene todo estudiante a una educación de calidad. El mercado por sí solo, como algunos han planteado, rara vez asegura que toda la oferta de un servicio como la educación superior tenga el estándar básico que se requiere. Y si un joven se da cuenta, varios años después, al terminar su carrera, que lo que invirtió en tiempo y dinero fue un desperdicio, tendrá poco que hacer. El tiempo perdido no se lo devuelve nadie.

Lo que esta ley, y el debate que se inició hace dos años en la Comisión de Educación del Congreso, nos da es la oportunidad de definir una política nacional para la educación universitaria. Las condiciones necesarias para avanzar hacia una universidad que prepare a los ciudadanos y profesionales peruanos para enfrentar los retos y las oportunidades del siglo XXI no se logran con esta ley por sí sola. Esta ley es solo una pieza, muy importante, que nos permite avanzar en esa dirección.

Lo que se plantea al país es avanzar en la definición de una política nacional sobre educación superior. Política que debe incluir al menos tres ejes, además del licenciamiento que se ha encargado a la superintendencia: sistemas de información, políticas de fomento y un sistema de acreditación. Sistemas de información acerca de las características de las universidades y los retornos de mercado de carreras en distintas instituciones. Políticas de fomento como subsidios vía la demanda a través del Pronabec, que ya invierte en becas para jóvenes peruanos en universidades peruanas seleccionadas (menos de 30 universidades califican para recibir becarios), y políticas de subsidios a la investigación y mejora de planes pedagógicos, que están pendientes. Y además se requiere promover agresivamente la acreditación homologada internacionalmente. Justamente, la ley da el marco para una reformulación del Sistema Nacional de Acreditación de la Calidad. Todos estos elementos nos deben permitir avanzar hacia una universidad moderna.

Avanzar en una política nacional no es sencillo, como tampoco lo será implementar la superintendencia que establece la ley. Por un lado, está el compromiso de asegurar un escrupuloso concurso público que permita elegir académicos, investigadores y profesionales de reconocida trayectoria que lideren esta superintendencia. Por otro, está el reto de establecer un proceso de supervisión y regulación razonable y eficaz; otorgando plazos adecuados para que aquella universidad que no cumpla estándares básicos se adecúe a los mismos.

Pero la complejidad del reto no nos puede hacer claudicar, que es lo que el país eligió hasta ahora. Un país que,desde el punto de vista económico es reconocido por su estabilidad y por excelentes perspectivas, como acaba de reconocer Moody’s, no puede darse el lujo de tener una educación superior de calidad muy heterogénea, y en promedio, baja. Tenemos que ponernos al día y avanzar en dar a nuestros jóvenes la oportunidad de la educación superior que se merecen.

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Vídeo (25′) de la entrevista de Cecilia Valenzuela a León Trahtemberg en Willax TV el 07 07 2014 sobre el futuro de la educación superior en el Perú y las limitaciones de la nueva Ley Universitaria para llegar en buen pie a ese escenario https://www.youtube.com/watch?v=6wM8PFtsInM&feature=youtu.be