Diarios regionales 12 07 2015

El 1 de abril del 2015 coloqué en mi facebook una noticia falsa proveniente de Canadá por el Día de los Inocentes diciendo que el gobierno canadiense había anunciado la eliminación de los dos meses de vacaciones escolares y que la actividad escolar continuaría durante todo el año, para favorecer a los padres que trabajan todo el año y reducir los retrasos en los aprendizajes producidos por las vacaciones largas (“Summer vacations: Canadian government announces year-round school”)

Me sorprendieron varias reacciones de quienes lo tomaron en serio. Unos, argumentando que estas eran maniobras típicas de los colegios privados que buscaban que ganar más dinero (?). Otros decían que los niños necesitaban un tiempo anual de diversión y felicidad, implicando que el colegio era un espacio que involucraba actividades tediosas sin mayor entretenimiento ni disfrute. Pero más llamativo fue que más del 80% de los comentaristas argumentaban que “no se puede”, sin mayor intento de pensar en la posibilidad de que sea una propuesta atrevida pero viable.

¿Por qué sería imposible conceptualizar una escuela de 365 días al año? Eso no quiere decir que sean 365 días de hacer lo mismo todos los días, con tareas, trabajos y exámenes que exasperan a alumnos, padres y profesores. Puede ser una escuela que integre las dimensiones de ser centro comunitario, campamento de verano, centro deportivo, con actividades electivas, encuentros de padres con hijos en actividades compartidas, etc. sin obligatoriedad de asistir todos los días. Es decir, un centro de actividades educativas y recreativas para los niños y sus familias. De hecho, conozco algunos colegios que se han construido dentro de grandes complejos deportivos a los que los niños asisten todo el año, incluso en las noches y los fines de semana, y en muchas ocasiones con sus padres.

En cuanto a profesores, basta con generar turnos alternativos de modo que siempre haya profesores disponibles mientras otros están de vacaciones o capacitándose.

Me preocupó constatar que cada vez que se plantea una opción para cambiar de paradigmas hacia otros que sean más placenteros conducentes a una vida mejor, surjan una cantidad de expresiones del tipo «no se puede» tan abrumadora que se convierte en el principal freno para que se intente cambio alguno.

En FB https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/672855779481627?pnref=story

Artículo extenso afín:

La paralizante cultura del «no se puede» Revista Padres-Cosas # 202, 29 Abr 2015