Correo 11 08 2015

La inclusión de niños y niñas con necesidades educativas especiales (NEE) es una positiva expresión del respeto al derecho de los niños de ser educados e incluidos respetando las diferencias. Pero eso requiere definir parámetros para que la estrategia sea funcional y beneficie a todos. En esto el MINEDU ha fallado.

Las normas actuales prohíben a los colegios evaluar a los postulantes, pero propone que haya hasta dos niños con NEE por aula. ¿Cómo saber quién tiene NEE si es que no está permitida la evaluación de ingreso? La única opción es la información proporcionada por los padres. Pero ¿qué pasa si los padres por negación, ignorancia del problema o premeditado engaño los presentan como alumnos regulares? Aparecerán aulas con 3 o más niños con NEE. ¿Qué se hace con ellos si el límite es dos por aula? ¿Anular las vacantes ocupadas indebidamente? ¿Dejarlos en el colegio, aunque infringiendo la norma de la viabilidad pedagógica del aula que afectará por 14 años a todos los integrantes de esa aula? Tomemos en cuenta que si un aula está muy cargado con niños con NEE ellos no podrán ser atendidos debidamente aunque reciban mucha atención de los docentes, quienes verán limitada su capacidad de atender a los otros niños del aula que tienen el derecho de aprender en condiciones adecuadas.

Esta forma de inclusión irracional deriva en la exclusión de esos niños con NEE admitidos como regulares, que terminan siendo desatendidos, excluidos o desaprobados. Muchos son retirados luego del colegio, por no lograr los objetivos demandados por el colegio.

Urge reformular esta norma.

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