El Tiempo, Piura 07 11 2015

El Método Kumon (1954) fue desarrollado por el profesor japonés de matemáticas Tōru Kumon quien quiso ayudar a su hijo Takeshi a superar sus malas notas escolares en ese curso. Su principal objetivo fue enseñar a sus alumnos a aprender por sí mismos a través de la resolución de cuadernillos de ejercicios, que gradualmente se hacían más complejos, hasta que el estudiante alcanzara el nivel avanzado de cada destreza. Se concentraba individualmente en cada estudiante y lo ayudaba a progresar a su propio ritmo proporcionándole un alto nivel de autoconfianza y la habilidad de aprender por sí mismo. Con el tiempo su método se extendió a otras asignaturas.

La Khan Academy (2006) fue creado por el norteamericano Salman Khan y proporciona un sistema de enseñanza electrónico en línea gratuito a través de videos en youtube. Empezó en 2004 para ayudar en aprendizaje de matemáticas a su prima Nadia, hasta que sus videos se volvieron virales. La misión de su academia es «proporcionar una educación de nivel mundial para cualquier persona, en cualquier lugar» abarcando unidad por unidad los programas escolares de todas las áreas.

¿Qué tienen en común los dos? Por un lado el esfuerzo de dos individuos por ayudar a sus familiares con sus dificultades en el aprendizaje de las matemáticas, planteando una fórmula de aprendizaje que respetaba el ritmo individualizado de cada uno. Por otro lado, la difusión del método a través de los medios masivos de la época para que sea de uso común de todos los interesados, convirtiéndose en referentes internacionales.

En el caso peruano, ningún equipo ministerial de ningún gobierno hasta la fecha ha aprendido las lecciones de estas iniciativas que parten del reconocimiento de la diversidad del alumnado y el abordaje individualizado de su aprendizaje. Para ello, más que métodos como Kumon o Khan, lo que necesitan es enfocar la formación y capacitación docente así como los materiales didácticos hacia una pedagogía que en lugar de estandarizar métodos y logros esperados para todos los alumnos por igual, sea capaz de reconocer las diferencias individuales y adecuarse a las realidades de cada estudiante.

El objetivo del ministerio no debería focalizarse en hacer un currículo sofisticado, sino lograr que el alumno aprenda bajo la guía del profesor.

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