El Tiempo, Piura 19 12 2015

Algo que parecía propio de universidades de poco nivel ahora lo escucho de las más reputadas y parecería reflejar una tendencia: la evaluación de los estudiantes ha pasado de los profesores a los mismos estudiantes.

Es decir, los intereses de las instituciones se ven facilitados si es que los estudiantes se “sienten bien” en la universidad, lo cual incluye aprobar los cursos sin mayor esfuerzo. En las universidades públicas, para que los profesores no sean tachados (por exigentes) y para que sus cursos no se queden sin alumnos inscritos, lo que trae el peligro de que queden excedentes. En las privadas se agrega el hecho que los estudiantes abandonen la universidad por acumulación de desaprobados o eventualmente su propia decisión en busca de otra más amable (fácil). Para una universidad privada eso significa un déficit equivalente al costo de cada uno de los ciclos académicos que no se cobrarán a quien abandone la universidad. Agreguemos a eso que en las universidades privadas apenas un 15% de los profesores son estables; los contratados por horas y ciclos se cambian cuando no son del agrado de los alumnos o sus jefes (porque no les permiten cumplir sus metas). Eso hace que lo contratados de buen nivel fuguen de la docencia y sean reemplazados por otros más baratos y dóciles.

¿Alguien cree realmente que esto se modificará con un sistema de acreditación? Quizá lo que sí pueda ayudar son dos cosas: 1) Dar mucha información a los estudiantes sobre lo que ocurre con ellos una vez que quieren competir en el mercado laboral nacional o internacional, por parte de algún organismo autónomo confiable. De lo contrario, las fuertes campañas publicitarias y de marketing bien hechas opacarán cualquier cuestionamiento a la calidad de la formación de los académicos y profesionales de estas instituciones. 2) Permitir que en el Perú se instalen universidades de prestigio de otros países del mundo, reputados por su exigencia académica y altos logros de sus egresados, para que a igualdad de costos sirvan de succionadores hacia arriba para las universidades nacionales que quieran estar a ese nivel. De aso, todas las universidades que creen en el mercado tendrán una competencia más perfecta que la actualmente existente.