Cada vez resulta más frecuente para educadores y pediatras encontrar niños y niñas desganados, cansados, desmotivados, poco imaginativos, obesos y hasta con trastornos de alimentación. Según la Conferencia Mundial de Salud Mental e Infantil, entre un 10% y 16% de los menores en los Estados Unidos son obesos y susceptibles de diabetes, más de dos millones toman Ritalin (droga para el DDA), y más del 20% sufre algún problema de salud.

El psicólogo David Elkind de la Universidad de Tufts, quien publicó sus investigaciones de 20 años sobre el desarrollo temprano en el libro «El poder del juego», señala que la televisión junto con las múltiples actividades dirigidas por adultos les ha quitado a los menores 12 horas semanales de tiempo libre, de las cuales al menos 8 se dedicaban antes a juegos y actividades no estructuradas al aire libre. En cambio se duplicó el tiempo dedicado a deportes organizados y se quintuplicó el tiempo dedicado a actividades pasivas como mirar televisión o jugar con juegos tecnológicos.

Todo esto como consecuencia de una mal entendida estimulación temprana que promete un mejor desempeño escolar futuro. Algunos centros educativos ceden a la presión creciente de los padres para incorporar cada vez más horas académicas para actividades como computación, talleres de arte, música, deportes ó inglés, sin contar las horas de entrenamiento que debe pasar niños de 4 y 5 años para los exámenes de ingreso a colegios selectivos

Esta tendencia a llenar la agenda de los niños con actividades dirigidas termina contaminando el mundo infantil con el estrés adulto. Este estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a los niños frustrados, furiosos o ansiosos. Este estrés puede predisponer a los niños a tener problemas de salud, tanto psicológicos como físicas que pueden expresarse a través de infecciones, enfermedades cardiacas o depresiones. Además a menudo la ansiedad que viene asociada lleva a comportamientos nocivos como comer demasiado o consumir alcohol o drogas. “Hay un temor al vacío, a la agenda vacía” (Alberto Berro en La Nación 16/1/2007).Los chicos viven los deportes y actividades organizadas por los adultos como si fueran nuevas obligaciones que tienen un horario y lugar pre establecido para su realización. No se entiende la importancia que tiene para los niños tener un poco de tiempo muerto, en el que no tengan previsto hacer nada, para así usar el tiempo vacío para estimular su mente, crear juegos y desarrollar su imaginación.

Elkind recomienda dejar jugar a los niños sin tanto horario y estructura adulta. Evitar el exceso de televisión y de juguetes en casa, especialmente los electrónicos, de modo que puedan estimular su imaginación. Evitar también la carga excesiva de actividades estructuradas y enseñarles a los chicos a aprovechar el tiempo libre usando materiales sencillos del hogar con los que pueden explorar (utensilios, ropa usada para jugar a los disfraces). Para Elkind el juego es vital para la felicidad, la salud y el bienestar físico, emocional y espiritual. Son muy estimulantes las actividades al aire libre como subir y bajar escaleras (lo que estimula desarrollo motriz), jugar a las escondidas organizando a su antojo el tiempo y espacio de búsqueda (lo que incentiva la imaginación), jugar con bloques para entender que los cambios en las formas no alteran la cantidad (lo que cultiva el concepto de unidad), etc.

Por otro lado un estudio de 40 años hecho por Robin Alexander de Cambridge en Gran Bretaña con niños de primaria (reportado en www.news.independent.co.uk del 12/10/2007) encuentra que son niños ansiosos, se portan mal, están estresados y obsesionados por el culto a las celebridades como consecuencia de una ola de comportamiento antisocial, behaviorista y materialista con pérdida de cohesión y vida familiar que los lleva a perder su infancia y perder el respeto mutuo por sus pares y profesores.

Los niños de hoy son forzados a crecer aceleradamente con lo que el mundo del futuro les resulta muy amenazador. A través de 750 entrevistas con padres, maestros y niños encontró que los niños temen mucho al mundo externo con su tráfico, falta de lugares de juego seguros, basura, graffiti, pandillas de niños mayores. Dentro de la clase, temen la agresión de los niños, que están aburridos de tanta preparación para exámenes y pruebas nacionales que empobrecen y hacen rígido el currículo.

Sin duda hay quienes interpretan que preparar al niño para el futuro significa llenarlos de actividades estructuradas que matan su fantasía, imaginación y creatividad. Es como atrofiarle tempranamente los músculos a quienes se espera que sean los futuros grandes atletas. Así difícilmente formaremos adultos plenamente inteligentes, críticos, autónomos, creativos y creadores. Dejemos de torturar a los niños. Es importante darles libertad para divertirse, pensar, excitar su mente y fantasear.

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