El Tiempo, Piura 16 04 2016

¿Qué significa ser un buen profesor para el siglo XXI, a tono con la sociedad de la innovación y los hallazgos de la psicología, pedagogía y neurociencia más recientes sobre el aprendizaje de los alumnos? Dorothy Suskind lo comenta bien en su columna “Teacher as Researcher: The Ultimate Professional Development” (Edutopia, 26 01 2016)

El profesor entra a clases preguntándose ¿Qué me van a enseñar mis estudiantes hoy? para lo cual los escucha y observa cuando están trabajando, recoge muestras, fotografías y hace transcripciones documentando lo que sus estudiantes dicen y hacen. A partir de eso diseña la retroalimentación individual y los retos que les permitirá profundizar sus aprendizajes.

Sus estrategias nacieron de una primera iniciativa consistente en seleccionar una pieza escrita por los estudiantes que le haya llamado la atención llevándola a preguntarse “¿Qué puedo aprender como maestra de lo escrito por este joven autor?» o «¿Qué tengo que hacer a continuación para apoyar su crecimiento?» Seguidamente ella escribía en una hoja sus reflexiones sobre lo que significó para ella ese texto escrito por su alumno para reunirse luego con otros profesores que hacían lo mismo, compartiendo entre todos la lectura y discusión de la página que llevaban a la sesión. Con ello aprendieron a entender mejor a sus alumnos, internalizar nuevas formas de pensar, y por lo tanto elaborar mejor sus propias interpretaciones de quiénes son y cómo enseñan. Llegar a conocer a los estudiantes como individuos permite abrir espacios para que puedan crecer en sus propias direcciones.

Dorothy siente que sus mejores herramientas como investigadora profesora son un cuaderno de espiral y un iPhone (en los que anota o graba aquello que le llama la atención al conversar con los alumnos, graba entrevistas, fotografía muestras de sus trabajos, anota sus reacciones y puntos de vista). De noche repasa en su casa este material para planificar el trabajo del día siguiente. Todo eso lo lleva a sus reuniones de equipo para compartirlo con sus colegas que la enfocan y sirven como una caja de resonancia y red de apoyo para sus contemplaciones en el aula.

Todo esto permite estructurar mejor las clases para satisfacer las necesidades de sus estudiantes, con lo que sus aprendizajes se intensifican.
Muy aleccionador.

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Un profesor de matemáticas tiene una gran oportunidad. Si llena su tiempo de clases ejercitando a los alumnos con operaciones rutinarias matará su interés, impedirá su desarrollo intelectual y perderá su oportunidad de cultivar sus intelectos. Pero, si desafía la curiosidad de los estudiantes planteándoles problemas accesibles a su conocimiento, y les ayuda a resolverlos con preguntas estimulantes, podrá darles el sabor de, y un medio para el pensamiento independiente (George Pólya, How to Solve it: A New Aspect of Mathematical Method; NY, Doubleday Anchor, 171)

Un profesor toma una decisión por minuto, más que cualquier gerente (León Trahtemberg)

¿Qué debe hacer un maestro para que no haga una trabajo superficial de la educación? (En Sondeo mural entrevista a León Trahtemberg; Mural Unión Marzo de 2014 Pag. 10)

Lo que más recuerdan los alumnos de sus maestros no es su dominio del curso, su capacidad didáctica, su carisma; sino el hecho que están allí para sus alumnos. Porque al final de cuentas, la mayoría de los alumnos no recordarán las clases por bien planificadas que hayan sido, ni las anotaciones en los trabajos… Van a recordar al maestro, su amabilidad, empatía, cuidado y preocupación por los alumnos. Recordarán su risa amable, el tiempo que se tomó para escucharlos sin prejuicios para saber cómo están; aquella conversación en la hora del recreo. Al final de cuentas, lo que importa es la persona del maestro.

¿Qué diferencias trascendentales existen entre la disciplina y la censura del educando? La disciplina expresa la capacidad de una persona de comportarse en función a ciertos valores y normas. Ésta empieza con un “policía o semáforo externo” (padres, maestros) que poco a poco es incorporado para convertirse en “policía o semáforo interno”. Cuando eso ocurre, se construyó la autodisciplina. La disciplina por convicción propia. Cuando un niño no tiene ese espacio para hacer esa transición, y está muy reprimido y aplastado por normas externas, el alumno se sentirá asfixiado, censurado, y cumplirá las normas por miedo y no por convicción. Eso se terminará el día que tenga el coraje para transgredirlas. Reprimir a los alumnos, censurarlos en su conducta y expresión, no ayuda mucho a aprender a autoregularse.

Este profesor tenía una visión planetaria de su rol docente

Richard Gerver asistió a una clase de un viejo profesor en una aula en China y se quedó asombrado de ver que al empezar la clase le decía a sus alumnos “queridos alumnos, gracias por asistir hoy a mi clase” y luego, al terminar su clase, se despedía agradeciendo de modo individual a sus alumnos por haberle prestado atención. Al pedirle una explicación por su proceder el viejo profesor le dijo explicación: “Cada día me coloco ante estos jóvenes que me miran con cara de expectación y esperanza que irradia en un ambiente viciado de la clase. Al mirarlos pienso en mi interior que en algún pupitre en esta aula podría estar sentada la persona que encuentre la cura para el cáncer, o la solución para la paz mundial, o la creación de la próxima gran sinfonía que conmueva a la humanidad. Podría ser el futuro médico, enfermero, maestro, medallista olímpico. No lo sé, pero lo que sé es que están ahí y mi trabajo es identificar y nutrir ese talento, no solo para su propio beneficio sino por el posible beneficio de otros. ¿Existe una responsabilidad mayor o mejor que esa? Me considero afortunado, por eso es por lo que les doy las gracias…” (León Trahtemberg cita a Richard Gerver “Crear hoy la escuela de mañana” pag 24 Ediciones SM)

(L.Trahtemberg) LA ESCLAVITUD MENTAL DE LOS EDUCADORES

Si hay que diseñar una casa, 10 arquitectos harán 10 diseños distintos. 10 decoradores las decorarán de 10 modos distintos.

Si hay que abordar un tema de publicidad de una marca o de un político, 10 publicistas plantearán 10 estrategias diferentes.

Si hay que hacer propuestas para encarar problemas económicos, 10 economistas plantearán 10 propuestas distintas. Y así en casi todos los campos profesionales

Sin embargo si le pedimos a 10 especialistas en educación que diseñen una escuela que sea pertinente para el Perú, probablemente al menos 9 de ellos plantearán fórmulas muy similares para repetir más de lo mismo (de aquello que evidencia que no funciona).

¿No será que el Perú necesita promover que de cada 10 especialistas en educación sean capaces de plantear 10 modelos de escuelas alternativas, de modo que se abran las opciones de levantar la cerviz de una pedagogía que no da resultados en el Perú? (y que el MINEDU los anime a que pongan a prueba su propuesta y compartan sus hallazgos)