Correo 29 04 2016

Les propongo un reto a los ministros y viceministros de los últimos 20 años, a los directivos de los colegios profesionales y a los decanos de las facultades de universidades como San Marcos, Agraria, UNI, Cayetano Heredia, etc. : anótense para rendir los exámenes de ingreso que toma la universidad de la que se graduaron a los actuales postulantes para ver qué puntaje obtienen. Háganlo también con las pruebas PISA, SAT, ACT, etc.

Mi sospecha es que sacarían puntajes bastante bajos, porque las preguntas en su formulación, contenido, demanda cognitiva, etc. apela a formatos entrenables y conocimientos efímeros más que a habilidades personales y sociales acumuladas y capacidades de investigar, encarar y resolver problemas en la vida real. Eso evidenciaría que esas pruebas arbitrarias no tienen ningún valor predictor y más que alimentar el negocio de las academias, pres y comisiones de admisión y evaluación, no sirven de mucho. (En Estados Unidos el negocio de preparación y administración de pruebas estandarizadas y servicios afines alcanza los 7 billones de dólares)

Ojalá que quienes nos gobiernen en el quinquenio 2016-2021 entiendan que la obsesión por estándares y pruebas estandarizadas con las que tanto disfrutan los economistas que quieren medirlo todo incluyendo la conducta humana, distorsiona la buena educación y convierte a los colegios en fábricas para rendir pruebas, poner notas y rankear alumnos (alimentando su desinterés por el aprendizaje), en lugar de ser centros para el cultivo de las potencialidades de cada estudiante y el disfrute de la vida escolar.

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Previo post en FB 24/3/2016 PRUEBAS ESTANDARIZADAS Y EXAMENES DE INGRESO (León Trahtemberg)

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El Papa pide una educación que no se mida por superar “pruebas estandarizadas”.El Papa ha pedido ir más allá de “simplificaciones aplanadas sobre la utilidad” al reclamar un sistema educativo que no mida su éxito solo al superar “pruebas estandarizadas” sino por las garantías que ofrece como “antídoto” a la cultura individualista. …“Hoy se requiere la parresia necesaria para ir más allá de visiones extrínsecas de los procesos educativos, para superar las excesivas simplificaciones aplanadas sobre la utilidad, sobre el resultado “estandarizado”, sobre la funcionalidad y la burocracia que confunden educación con instrucción y terminan destruyendo nuestras culturas; más bien se nos pide que busquemos una cultura integral, participativa y multifacética”, ha agregado. …Y ha asegurado: “El valor de nuestras prácticas educativas no se medirá simplemente por haber superado pruebas estandarizadas, sino por la capacidad de incidir en el corazón de una sociedad y dar nacimiento a una nueva cultura. Un mundo diferente es posible y requiere que aprendamos a construirlo, y esto involucra a toda nuestra humanidad, tanto personal como comunitaria”. …“Educar es siempre un acto de esperanza que invita a la coparticipación y a la transformación de la lógica estéril y paralizante de la indiferencia en otra lógica distinta, capaz de acoger nuestra pertenencia común. Si los espacios educativos hoy se ajustan a la lógica de la sustitución y de la repetición; y son incapaces de generar y mostrar nuevos horizontes, en los que la hospitalidad, la solidaridad intergeneracional y el valor de la trascendencia construyan una nueva cultura, ¿no estaremos faltando a la cita con este momento histórico?”, se ha preguntado el Papa.

El lamento de un postulante: soy brillante… pero no logré ingresar a ninguna universidad

Las universidades públicas (EE.UU.) ya no requieren que los solicitantes de primer año presenten puntajes SAT o ACT. «Las pruebas estandarizadas agregan muy poco a nuestra capacidad de predecir el éxito de un estudiante individual en una universidad o colegio» … «He visto patrones claros que, cuando se pesan mucho en el proceso de admisión, las pruebas estandarizadas brindan ventajas de admisión a los estudiantes que ya están ventajoso, incluidos los estudiantes de familias de mayores ingresos «…» Algunos creen que los puntajes de los exámenes estandarizados son simplemente un reflejo del capital social acumulado, más que una medida objetiva de la capacidad o potencial académico de un estudiante «. Public universities to no longer require freshman applicants to submit SAT or ACT scores

Vídeo: Las ideas fuerza de la educación en Finlandia en pocas palabras. En su reciente película «¿Qué invadimos ahora?» el siempre incisivo y polémico Michael Moore ha sabido explicar en unos pocos minutos el más que llamativo éxito educativo de Finlandia, un sistema basado en unas pocas ideas muy claras.https://www.youtube.com/watch?v=vuEhgfkPfho

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Las universidades públicas (EE.UU.) ya no requieren que los solicitantes de primer año presenten puntajes SAT o ACT. «Las pruebas estandarizadas agregan muy poco a nuestra capacidad de predecir el éxito de un estudiante individual en una universidad o colegio» … «He visto patrones claros que, cuando se pesan mucho en el proceso de admisión, las pruebas estandarizadas brindan ventajas de admisión a los estudiantes que ya están ventajoso, incluidos los estudiantes de familias de mayores ingresos «…» Algunos creen que los puntajes de los exámenes estandarizados son simplemente un reflejo del capital social acumulado, más que una medida objetiva de la capacidad o potencial académico de un estudiante «. Public universities to no longer require freshman applicants to submit SAT or ACT scores

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LT: ¿Se dan cuenta de la cantidad de dinero, tiempo, horas de maestros y alumnos dedicados anualmente al entrenamiento para las pruebas estandarizadas se desperdician para no aportarle a las autoridades nada que no podría evaluarse con pruebas muestrales, y que además tiene resultados previsibles, porque todos los años sale más o menos lo mismo? Por lo demás, que la mitad de alumnos no rinda lo esperado en Matemáticas y Lengua -más o menos parecido a lo que sale en los países de América Latina- ¿no nos está diciendo acaso que algo anda mal en el modelo de escuela y enseñanza en este continente? Y todo eso, sin rozar siquiera la discusión sobre el sesgo que produce al concepto de buena educación el hecho de que solo se evalúen y den a conocer resultados de las áreas de matemáticas y lengua, -para que los padres decidan cuál es una buena escuela- usando pruebas muy pobres diseñadas para cumplir con formatos informatizados)
Por qué Nueva York no está celebrando puntuaciones más altas en los exámenes. En casi todos los distritos, los estudiantes obtuvieron mejores resultados en los exámenes anuales de matemáticas y lectura. 950,000 estudiantes de tercero a octavo grado en todo el estado de Nueva York tomaron exámenes estandarizados de inglés y matemáticas. En la ciudad de Nueva York, poco menos del 47 por ciento de los estudiantes de la ciudad aprobaron el examen de inglés y aproximadamente el 43 por ciento de los estudiantes aprobaron el examen de matemáticas. La Evaluación Nacional del Progreso Educativo encontró que los estudiantes de la Ciudad de Nueva York no progresaron en inglés o matemáticas entre 2015 y 2017. La espera inusualmente larga de los puntajes de este año frustró en particular a los padres y estudiantes de la Ciudad de Nueva York, ya que necesitan que sus resultados se apliquen a las escuelas intermedias y secundarias selectivas. Y si los expertos están confundidos acerca de cómo interpretar los exámenes, los padres, sin duda, también lo estarán.

A treinta años del Simce: los avances y desafíos de un nuevo Sistema de Evaluación de la Calidad de la Educación Por Carlos Henríquez, Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, responsables del SIMCE.Sabemos la importancia de contar con evaluaciones externas, pero también conocemos los límites de estas herramientas: siempre serán un complemento al trabajo interno de la comunidad escolar. Por ello hemos insistido en promover una mirada amplia, porque la calidad no puede reducirse a resultados en pruebas estandarizadas.

La carta que un director de colegio ha enviado a los padres de cara a los exámenes “Los exámenes de su hijo van a comenzar pronto. Sé que todos ustedes están muy ansiosos por ver lo bien que lo va a hacer su hijo, pero…”, comienza el texto. “Por favor, recuerden que entre los estudiantes que harán los exámenes esta semana habrá un artista al que no se le darán bien las matemáticas, un emprendedor al que no le gustará la historia o la literatura, un músico que no esté interesado en química, o un atleta para el que su condición física es más importante que la propia física. Si su hijo obtiene las mejores notas, ¡enhorabuena! Pero si no lo consigue, por favor no le despoje de su dignidad ni de su confianza en sí mismo», prosigue. «Dígale que está bien, ¡que es solo un examen! Ellos vinieron a este mundo para hacer cosas mucho más importantes en esta vida. Dígale que la nota no importa, que le quiere y que no le juzgará. Hágalo, y cuando lo haga observe cómo su hijo conquista el mundo. Un examen, por muy mal que salga, no le arrebatará sus sueños y su talento. Y, por favor, no crea que los médicos y los ingenieros son las únicas personas felices en este mundo”. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-11-23/carta-director-colegio-padres-examenes-educacion_1481998/

Artículo afin: Pedagogía sexy: recuperemos el placer como el eje de la educación (María Acaso) Desgraciadamente no me equivoco cuando afirmo que el aburrimiento es una de las experiencias que más intensamente he vivido en mi vida como estudiante. Y lo que es infinitamente peor, una de las experiencias que más intensamente he hecho vivir a mis estudiantes en mi vida como docente. Un aburrimiento denso, físico, tupido, de esos que se pueden cortar con un cuchillo; un aburrimiento embotador, narcótico, analgésico que te robaba poco a poco las ganas de aprender. Las experiencias de la escuela, de la universidad, de esa conferencia con un tema maravilloso pero en la que era imposible mantener la atención, están infectadas por el virus del desinterés, de la repetición y del tedio (Continua).

When an adult took standardized tests forced on kids (By Valerie Strauss December 5, 2011) Relata la experiencia de un empresario exitoso que dio las pruebas Florida Comprehensive Assessment Test (FCAT) para el 10mo grado. Es un ciudadano reconocido, con buena familia, que maneja una empresa de 3 billones de dólares con 22,000 empleados. Tiene un bachillerato, dos maestrías, 15 créditos acumulados para obtener un doctorado. En la prueba de matemáticas de 60 preguntas no pudo contestar ninguna y pudo adivinar correctamente 10 de ellas. En el test de lectura obtuvo 62%, que calificaría con D en la escala de evaluación escolar.

27/07/2016 (LT: Me resultó increíble encontrar en el otro lado del mundo alguien tan afín a lo que he venido sosteniendo hace meses respecto al currículo nacional y la necesidad de que el alumno disfrute de su vida escolar) Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”. Por Ana Torres Menárguez http://economia.elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale: «La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos (LT:colegios) todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela? R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber.

¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años? R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas.

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Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

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Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

El 99% de los adultos no ha usado el álgebra para nada en su vida

R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?

Todo lo que no miden los tests escolares