Correo 06 05 2016

Cuando ocurre un crimen, violación o bullying en la secundaria se buscan explicaciones en la personalidad de los afectados o la cultura de violencia social, lo cual siendo importante no debiera opacar la pregunta de si no habrá algún nivel de patología inducida por la forma como se concibe e implementa la cotidianeidad de los jóvenes en la secundaria tradicional. Veamos.

Los adolescentes necesitan una sensación de pertenencia, afinidad y cercanía; autonomía y autodeterminación; retos cognitivos que expandan sus capacidades y habilidades intelectuales… Sin embargo en el común de las secundarias hay una educación despersonalizada, anónima, pasiva, con pocas oportunidades para elegir, abordajes punitivos a la disciplina, trabajo cognitivo basado en las rutinas y memorización y un volumen asfixiante de tediosas tareas. Hay pocas oportunidades para hacer cosas a las que los jóvenes le encuentran sentido. Son espacios en los que los jóvenes se sienten invisibles, desatendidos, anónimos, perdidos.

Hay una nula sensación de comunidad en un ambiente en el que se empuja a los alumnos a competir unos contra otros y no solo son calificados y rankeados sino además se les trasmite la idea de que la presencia de otros (mejores, exitosos) es un obstáculo para el éxito de uno mismo. En lugar se hacerse cargo de sus decisiones, se les exige que todo el tiempo sigan las pautas definidos por otros. En suma, se les prepara para una vida totalitaria que tiene poco de democrática, sensible, compasiva, comprometida con el bienestar común.

¿No es hora de reformular esta pedagogía retrógrada?

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Rebeca Anijovich en «Volver a pensar las clases ¿qué es enseñar hoy?» (Secundaria)

Reviví los episodios de la serie “Reinventar la escuela” Episodio 1: “Reinventar la escuela: un devenir colectivo” (Mariana Maggio) https://www.youtube.com/watch?v=hze3RwSsrX8 Episodio 2: “Volver a pensar las clases: ¿Qué es enseñar hoy?” (Rebeca Anijovich) https://www.youtube.com/watch?v=8Dg4An9-9w8 Episodio 3: “Nuevas normalidades y gestión de la transformación escolar: hackear el hackeo” (Lila Pinto) https://www.youtube.com/watch?v=f53Zl6Dmv2o Episodio 4: “Reflexionar sobre el camino recorrido para seguir el viaje” (Melina Furman)

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27/07/2016 (LT: Me resultó increíble encontrar en el otro lado del mundo alguien tan afín a lo que he venido sosteniendo hace meses respecto al currículo nacional y la necesidad de que el alumno disfrute de su vida escolar) Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”. Por Ana Torres Menárguez http://economia.elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale: «La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos (LT:colegios) todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela? R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber.

¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años? R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas.

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Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

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Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

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R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?

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El informe de la UCL (University College London) sugiere que una secundaria más amplia y unificada con amplios estudios teóricos y prácticos ayudaría mejor a la transición de los adolescentes a la vida adulta, apoyaría más plenamente las necesidades de transición individuales y ofrecería la opción de una elección más significativa a todos los jóvenes respecto a su ruta futura. El aumento de las oportunidades para tener experiencias laborales durante esta fase ayudaría a los jóvenes a tomar decisiones positivas sobre su futuro basándose en la comprensión auténtica de las diferentes ocupaciones profesionales y técnicas.

Los investigadores también sugieren la reducción del énfasis en la evaluación sumativa a los 16 años (evaluación de fin de secundaria, que define la ruta futura académica o vocacional). Señalan que esa selección a los 16 años podría tener efectos perjudiciales en la participación y el logro de los jóvenes después de los 16 años, ya que los obliga a alcanzar cierto nivel de educación general en un solo punto (16 años) y no cuando están realmente listos.

Si estos cambios entraran en vigor, el informe recomienda que una secundaria ampliada de los 14 a los 19 años que incluya la ampliación de los aprendizajes de una educación general con opciones de probarse en el aprendizaje vocacional. También sugiere que este sistema debe ser atendido por sólidos sistemas de respaldo social y colaboración institucional (de todo tipo de instituciones y empresas).

Nota de prensa http://www.ucl.ac.uk/ioe/news-events/news-pub/jul-2017/new-report-recommends-extending-upper-secondary-education

En FB https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/1237313949702471?pnref=story

Informe completo http://www.ucl.ac.uk/ioe/research/featured-research/14-19-education-training-england/pdf/14-19_education_and_training_in_England.pdf

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