El Tiempo 04 06 2016 Diarios Regionales 05 06 2016

Si un profesor explica lo mismo 10 veces a 30 niños, pero 5, 10 ó 20 no entienden, el problema no es de los niños sino del profesor. Él debe entender que está pretendiendo dar una explicación «promedio» para el conjunto diverso de alumnos, pero que apenas calza con la comprensión de una pequeña parte de ellos que responden al estereotipo de alumno que el profesor tiene en mente. Algo tan elemental pasa desapercibido cotidianamente en nuestras escuelas dominadas por estereotipos, estándares y promedios. Quizá podamos entenderlo mejor mirando otras áreas de actividad.

Si debo confeccionar dos ternos para personas que miden 1.80m y 1.60m ¿los dos deben confeccionarse como para alguien de 1.70m, considerando que el promedio calza y representa a ambos? Ese mismo absurdo llevó a que en los años 1950’s se replanteara el diseño de las cabinas de los pilotos de los aviones estadounidenses, cuando encontraron las razones por las que unos pilotos fallaban más que otros en el control de sus aviones. La fuerza aérea midió a 4,000 pilotos de los años 1920’s en 10 indicadores de tamaño, hicieron un promedio, y con ello diseñaron la cabina que en realidad no estaba hecha a la medida de ningún piloto. Cuando hicieron asientos reajustables a la medida de cada uno, resolvieron el problema ( Richard Branson –CEO de Virgin-, referenciando el libro “The End of Average” de Todd Rose).

Branson -que como tantos otros “fracasados” dejó el colegio a los 16 años para dedicarse a los negocios- citando a Rose habla del enorme daño que hace el uso de promedios estadísticos en la evaluación escolar. Esa tiranía de los promedios que permite estereotipar a los alumnos procurando adecuar a cada uno hacia las características de un tercero. El uso de promedios falla en reconocer el talento natural de cada alumno. Si a un talentoso músico se le evalúa en su capacidad de resolver problemas matemáticos como se hace con los mejores estudiantes de matemáticas, no le irá bien y vivirá sintiendo que es un mediocre.

En suma, de lo que se trata es de entender que la enseñanza escolar no debe estar enfocada en la didáctica de la enseñanza sino en el aprendizaje del estudiante. Es decir, primero conocer cómo es cada alumno y solo entonces escoger las estrategias que lograrían que entienda, se interese y aprenda.

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