El Tiempo, Piura, 21 01 2017 Diarios Regionales 22 01 2017

A raíz de la decisión de la secundaria Joan Brudieu de La Seu d’Urgell (Lledia) de Cataluña (España) de instalar cámaras de video-vigilancia en las aulas a pedido de los profesores, como medida de sus autoridades para prevenir y reducir los actos vandálicos, se ha desatado un debate público sobre el uso de las cámaras en las aulas escolares. (“Un colegio pone cámaras en un aula conflictiva” elmundo.es del 06-01-2017).

Años atrás el centro instaló un sistema de video-vigilancia en el exterior y en los lugares comunes del instituto, como los pasillos, así como en espacios con material informático o de laboratorio, porque los fines de semana se rompían vidrios o se destrozaba mobiliario del centro, lo cual se amplió a otros lugares ante casos de desaparición de material o peleas entre alumnos. Las autoridades del centro aseguraron que la conflictividad se había reducido gracias al efecto disuasorio de las cámaras, por lo que se decidieron a instalar una en un aula, a petición de los docentes.

Los críticos señalan que llegar a ese extremo evidencia una total incapacidad de los maestros de cumplir con su labor educativa. Consideran que las cámaras en el aula restan autoridad y respeto al profesor, y que aún si los actos vandálicos disminuirán ante las cámaras, persistirán fuera de su alcance, por lo que no se corrige el origen del problema. Hay un debate entre la importancia de garantizar la seguridad de alumnos y profesores o salvaguardar su privacidad, imagen o intimidad. Sin embargo hay que tomar nota de problemas conexos a la colocación de las cámaras en el aula como quién controla las imágenes o los registros guardados y qué uso le darán; los aspectos legales de los derechos de los menores -que deben contar con autorización de los padres- y de los trabajadores; así mismo, la posibilidad de que se pueden sacar de contexto algunas de las filmaciones para afectar a un alumno o profesor.

He aquí otro ejemplo de cómo la tecnología a la vez que puede aportar nuevas opciones de trabajo educativo, como ocurrió con Internet y los teléfonos celulares, desafían a la educación con escenarios novedosos y retos pedagógicos, éticos y legales para los cuales hay que tener respuestas.

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