17 11 2017 DE LA IRRITACIÓN A LA CELEBRACIÓN (León Trahtemberg)

Me daba vueltas a la cabeza la pregunta ¿por qué no me emocionan los triunfos de la selección peruana como a buena parte del resto de peruanos?; ¿Por qué celebrar el triunfo de un equipo nacional de fútbol en un país que tiene una liga de fútbol mediocre, con clubes quebrados, endeudados incluso ante la complaciente Sunat (con ellos), fuente de corrupción de dirigentes, sometidos a los dictados de una crecientemente corrupta FIFA y federaciones de fútbol?. Además, en un país en el que los deportistas esforzados no reciben la menor atención de los medios ni de los ministerios que deberían auspiciar sus entrenamientos y participación (con gastos pagados, claro) en eventos internacionales… a quienes les toman una foto en Palacio de Gobierno cuando por méritos propios logran una medalla internacional de la que se apropian los gobernantes “en nombre de la nación”. Sumemos a eso la exacerbación premeditada de sus logros por parte de comerciantes y medios que incrementan sus ventas, y el aprovechamiento psicosocial de políticos que aprovechan para bajar el dramatismo de Lavajato o intentar destituir al Fiscal de la Nación y miembros del TC y hasta introducir la variable de la vacancia del propio presidente de la República.

Después de darle muchas vueltas entendí que sí hay un motivo de celebración, pero no tiene nada que ver con la efímera sensación de falsa peruanidad o de unidad nacional. Lo que podemos celebrar es que en el Perú, en un océano de mediocridad es posible que se gesten islas de excelencia, sea en el deporte (maratón, lucha libre, ajedrez, voleybol, tabla, etc.), la educación (colegios y redes escolares muy reconocidos), la salud (médicos e investigadores médicos de alto nivel), la ingeniería (con eminencias internacionales), las empresas (que colocan fuera de las fronteras sus productos), la gastronomía (con chefs y restaurantes premiados), etc.

Esos referentes lo que nos dan no es una felicidad pasajera de 48 horas, sino la evidencia de que cuando los peruanos nos proponemos algo importante con seriedad, responsabilidad, dedicación y pasión, es posible alcanzar los más altos niveles de logro posibles en nuestra civilización. Eso sí vale la pena celebrarlo y quizá hacer de ello un gran objetivo nacional: convertir al Perú en un espacio fértil para que broten las islas de excelencia, con la expectativa de que la suma de todas ellas derroque los males que frenan y pesan a toda la nación.

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Artículo afin:

¿Qué polo deberíamos ponernos hoy? (Y los desconcertantes comunicados sobre el posible feriado)

El mundo Mundial 1: La fábrica de ficciones Por MARTÍN CAPARRÓS NYT 11 de junio de 2018 «Es lo que hace: el fútbol es la mejor máquina de ficción que hemos inventado desde que un tal Saulo dijo que un tal Jesús había resucitado, desde que un tal Robespierre insistió en que una república da a sus ciudadanos libertad, igualdad y esas cosas. El fútbol no llega a tanto, pero es un gran fabricante de ficciones».

A Borges no le gustaba el futbol (Borges y la Pelota)

El mundial por TV en las escuelas

«Una Educación con ojos de niños» (Fútbol y Secundaria)

Contra el fútbol, de todo corazón.En los mundiales la despersonalización llega a su clímax. Entonces todo el mundo, los mendigos sacoleros de las grandes aldeas latinoamericanas y los monjes del desapego de las alturas del Tíbet y el presidente de Francia y el colegio de cardenales, hacen entrega de sus responsabilidades ciudadanas, humanas, y civiles, y se olvidan de todo, mientras la casa se nos cae en pedazos. Y el grito de gooool estremece los cimientos de los edificios hasta el lúgubre Saturno. Y nadie te pregunta como antes, cómo estás, sino cómo van, como si no existieras. El fútbol pertenece a la categoría de las drogas de evasión, como las religiones burocráticas, el opio y la cocaína.Y cuenta (como las religiones burocráticas, el opio, la cocaína) y la pornografía y la guerra, entre las más poderosas multinacionales en la crónica de la criminalidad moderna. Aunque parezca exagerado, así parece: ni más ni menos.

El fútbol según Eduardo Galeano. En «Fútbol a Sol y Sombra»el genial escritor uruguayo regaló, además de relatos riquísimos, su visión de los actores principales del deporte.

Cinco de los mejores poemas dedicados al fútbol por el Día Mundial de la poesía

El fútbol como metáfora de la sociedad

Consejos válidos para la práctica de cualquier disciplina deportiva y para la convivencia rutinaria en los espacios escolares y laborales LOS 10 MANDAMIENTOS DEL BUEN FÚTBOL, SEGÚN LOS NIÑOS. Los programas educativos de LaLiga conciencian a los jóvenes sobre los valores del deporte. Lo prioritario es formar personas

¿Y si el fútbol profesional fuera más educativo para los niños? Miles de chavales imitan en los patios de sus colegios lo que hacen sus ídolos futbolísticos. Pero, ¿hasta qué punto lo que ven nuestros hijos en sus referentes es positivo? Si fuéramos capaces de fomentar un locus de control interno (atribuir lo que nos pasa a variables que podamos controlar), nos irían mejor las cosas, además en todos los sentidos.