Diarios Regionales 19 08 2018

Los colegios innovadores se quejan con justa razón que el principal muro para la innovación lo conforman las universidades con sus desactualizados criterios de admisión basados en la acumulación de notas y logros en pruebas estandarizadas hacia los cuales hay que formar a los escolares.

Así esta mitología estadística que asume que las mediciones y promedios reflejan el desempeño a valorar por parte de los estudiantes entra en franca contradicción con los valores que se espera que la escuela cultive en los estudiantes: integridad, creatividad, perseverancia, confianza en sí mismos, resiliencia, adaptabilidad, coraje, empatía, autocontrol, curiosidad, colaboración, capacidad de asumir riesgos, pasión, ciudadanía y sentido de comunidad. Nada de eso se mide y valora para la admisión universitaria cuando ésta mide un estrecho conjunto de indicadores académicos derivados de pruebas estandarizadas o notas escolares.

El sistema presiona a los estudiantes hacia la conformidad para que logren su admisión universitaria. Para cumplir con las exigencias del ingreso, los estudiantes adolescentes trabajan más y duermen menos, se estresan, cuando lo deseable para una vida saludable es lo contrario. Eso lleva a no pocos a consumir medicamentos, drogas, intentos de plagio, depresión, ansiedad y todo tipo de desórdenes psicosomáticos.

En las secundarias de Palo Alto en EE.UU. un reciente estudio muestra que 12% de los estudiantes han contemplado el suicidio. En Excellent Sheep, Derisiewicz denuncia un creciente índice de problemas psicológico de los estudiantes vinculados a estresores académicos. Así mismo, que el éxito en el ingreso depende más de factores socioeconómicos que otros, pese a que los estudiantes que en el futuro evidencian ser más exitosos no son los que proceden de ambientes más cómodos sino los que tienen la mayor motivación intrínseca hacia su superación personal.

Algunas universidades norteamericanas empiezan a cambiar sus criterios de admisión. Por ejemplo las universidades de la Ivy League publicaron un manifiesto titulado “Turning the Tide” que recomienda que en la admisión universitaria se premie a quienes evidencian capacidad de estudio profundo, verdaderos compromisos éticos y con su vida ciudadana, deflación de la presión académica, intereses y pasión antes que encajar dentro de la caja. También redefinir los logros académicos para generar mayor equidad en la admisión de estudiantes de diversos niveles socioeconómicos.

Deja que pensar…

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(LT: ¿por qué el BID siempre llega tarde con propuestas sobre educación que ya eran obvias desde décadas atrás, después de haber acordado con diversos estados gastar billones en lo que no sirve?) Ahora dice: “Necesitamos una sociedad digital del siglo XXI, pero sobre todo más ética y empática«No se puede pensar en aprendizaje solo a través de pruebas estandarizadas con resultados más o menos inmediatos. El nuevo gobierno tiene que concebirlo en el marco del proceso; en una educación más bien a largo plazo. En estas nuevas formas de enseñar y aprender, los avances digitales deben ser una herramienta que se articule al proceso de paz en el país. Los cálculos muestran que el mejor retorno económico se da en la inversión que se hace en los primeros años, pero también es necesario tener en cuenta que existen otros beneficios como el bienestar personal y social, variables más difíciles de cuantificar pero muy importantes».

396 síntomas de fracasos del sistema educativo en Chile. Simce en Chile, ECE en Perú, PISA y TIMSS a nivel global, como indicadores de calidad de modo totalmente descontextualizado y restrictivo, ignorando además todo el mundo no cognitivo y de habilidades blandas. Cabría preguntar también si los colegios con mejores puntajes en esas pruebas, realmente son escenarios de educación de calidad o fábricas de preparaciones estresantes de alumnos para rendir esas pruebas, al estilo del siglo pasado, para así alimentar la vanidad de los padres y autoridades que viven de esas pruebas y puntajes sin calibrar sus efectos secundarios.