Ediciones Regionales 21 10 2018

La temida robotización no reducirá el número de empleos sino que cambiará los requerimientos para la empleabilidad. Para Joseph Pistrui (The Future of Human Work Is Imagination, Creativity, and Strategy; Harvard Business Review, 18/01/2018) sin duda la tecnología desplazará personas de actuales empleos tradicionales. Se estima que el 39% de los empleos en el sector legal podrían automatizarse en los próximos 10 años y para los contadores sube a 95%. Más rápido ocurrirá el reemplazo en el mundo de la manufactura, con los albañiles robóticos. Los algoritmos de aprendizaje automático reemplazarán a las personas responsables de «clasificación óptica de piezas, control de calidad automatizado, detección de fallas, productividad y eficiencia».

Para el Instituto Nacional de Estándares, el aprendizaje automático puede mejorar la capacidad de producción hasta en un 20% y reducir el desperdicio de materias primas en un 4%. Por todo ello en EE.UU. se pronostica la pérdida de entre 5 y 10 millones de empleos para 2020.

Sin embargo, Melonee Wise, CEO y fundador de Fetch Robotics sostiene que para cada robot creado se requerirá alguien que lo mantenga o repare. La tecnología aumentará la productividad pero no cortará el volumen de trabajadores.

El trabajo que requiere un alto grado de imaginación, análisis creativo y pensamiento estratégico es más difícil de automatizar. Para McKinsey eso ocurre para la administración y desarrollo de personas o para el que requiere de experiencia para la toma de decisiones, planificación o trabajo creativo.

Las computadoras son excelentes para la optimización, pero no tanto para la fijación de objetivos. McKinsey encuentra que hay una creciente gama de nuevas oportunidades de trabajo en los campos de análisis de big data, análisis de soporte de decisiones, operadores de vehículos a control remoto, expertos en atención a clientes, asistentes de salud preventivos personalizados y chaperones en línea.

Para el economista James Bessen las personas que están perdiendo empleos no están teniendo las oportunidades para adquirir las habilidades y conocimientos que necesitan para trabajar en los nuevos empleos. Por lo tanto, si no se integra la nueva tecnología en el flujo de trabajo y se enfrentan los sentimientos negativos ante la nueva tecnología considerada como “enemiga”, se gestará el caldo de cultivo para el imparable reclamo social y las revoluciones.

Si no nos adelantamos, la crisis será inevitable.

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