El documento de Fernando Villarán que comentamos con Franco Giuffra (BCP), Patricia Salas (CNE) y Gustavo Yamada (CIUP) en la reciente 44a CADE-IPAE describe cinco brechas entre la educación y el mundo laboral que deben resolverse si queremos articular la oferta educativa con la demanda laboral y además convertirnos en un país competitivo.

La primera brecha resulta de la inadecuación entre la oferta y la demanda de empleo. Nuestra PEA crece anualmente en 550,000 personas (por demografía), mientras que las personas adecuadamente empleadas aumentan en 200,000, creando un excedente de 350,000 personas que engrosan el desempleo y subempleo.

La segunda brecha resulta de la ceguera ante los requerimientos de formación que demanda el mercado laboral. Pese a que sólo dos millones de personas (16% de la PEA) pertenecen al sector moderno de las grandes y medianas empresas y el sector público –para los cuales está orientado el sistema educativo–, quedan otros 10 millones de trabajadores independientes, empresarios y trabajadores de las micro y pequeñas empresas que no son formados para esos marcos laborales.

La tercera brecha corresponde a la proporción entre técnicos y profesionales. En los países desarrollados, por cada cuatro especialistas o técnicos existe un profesional universitario. En el Perú, por cada dos universitarios hay un técnico, a la inversa de la realidad mundial. La cuarta brecha resulta de la falta de información sobre carreras profesionales y técnicas, tasa de ocupación y remuneraciones, que hace que el sistema educativo sea improductivo y estafe las ilusiones de los postulantes. Eso explica por ejemplo por qué hay 43,000 estudiantes de Derecho y Ciencias Políticas y 40,000 estudiantes universitarios de pedagogía primaria y secundaria (además de 80,000 en los pedagógicos), de los cuales ni el 5% va a conseguir trabajo bien remunerado en su profesión.

La educación peruana aún usa patrones del siglo XIX, con el predominio de los abogados, administradores y educadores, con poca presencia de ingenierías y carreras científicas, lo cual nos pone en muy mala situación respecto de los retos que nos plantea el futuro. La quinta brecha es el resultado de la falta de información con respecto a las tendencias del mercado laboral planetario, que incluye el empleo transnacional por internet o teléfono para clientes en el extranjero y a los migrantes que se emplean en el exterior. Cerremos esas brechas y dejemos de estafar a nuestros jóvenes

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