Idealmente, la cúpula ministerial en educación debería estar integrada por gente experimentada en planificación, consultoría internacional y ejecutivos de la educación. Los primeros, para aportar la visión, diseño de planes y el conocimiento de las experiencias internacionales. Los últimos, para aportar la sensibilidad e intuición respecto a lo que se puede o no hacer en el terreno de los hechos, y cómo hacerlo bien, al menor costo y en el menor tiempo.
Cuando en la cúpula ministerial están sobre-representados los planificadores y asesores, como ocurre con el gobierno de Alejandro Toledo, el ministerio produce infinidad de planes y documentos pero no tiene la capacidad de convertirlos en resultados. El engorroso “Plan de Emergencia” es un ejemplo paradigmático de mucho palabreo y poca acción. También puede ocurrir la inversa, como en el gobierno de Alberto Fujimori, quien decía “no me interesan los pensadores; quiero gerentes”. En ese caso, la sobre-presencia de ejecutores sin saber adónde ir y qué antecedentes o implicancias tiene lo que decidan hacer, lleva a la construcción de colegios cuya ubicación se define por criterios electorales, la compra de computadoras y antenas parabólicas sin tener idea de para qué van a servir ni quién o cómo las va a operar; etc.
Un excelente ejemplo lo tenemos en el nuevo currículo de secundaria. Allí se propone enseñar una hora semanal de idioma extranjero (digamos, inglés) durante los 5 años de secundaria. El papel aguanta todo, pero ¿a alguien en el pleno uso de sus capacidades docentes se le podría ocurrir que los alumnos pueden aprender Inglés a razón de 1 hora semanal? Más aprenderían a razón de 5 horas semanales durante 1 año. Aquí se aprecia la diferencia entre quien se dedica a planificar y quien se dedica a ejecutar.
El Ministerio de Educación está empapelando a la población con cantidades de dispositivos legales y encartes periodísticos que pueden ser interesantes para los académicos que estudian en las aulas universitarias las leyes, reglamentos, planes, guías para maestros y currículos. Sin embargo, no tienen mucho sentido para los hombres de acción, los directores y profesores que el 15 de marzo, sin capacitación previa y sin disponer de los nuevos libros ni guías, tendrán que traducir todo eso a la realidad de un alumnado que según todas las evidencias, ni siquiera es capaz de comprender lo que lee.
Regresando al “Programa Nacional de Emergencia Educativa 2004” encontraremos algunas perlas. 1) En la carátula dice que se trata de una «prepublicación para recoger opiniones y recomendaciones de la comunidad educativa nacional» ¿A estas alturas recién (volver a) pedir recomendaciones cuando todo el mundo ya se las ha dado? ¿A que se ha dedicado la burocracia del Ministerio desde el 18 de julio 2003 día en que Beatriz Merino declaró la emergencia? 2) Si esperan recoger opiniones a partir del 25 de enero, digamos que se requieren 30 días para recibirlas y otros 30 días para procesarlas, con lo que llegaremos a abril. Mientras tanto, se perdieron las vacaciones escolares del 2004 que ya deberían haber servido para capacitar profesores y preparar materiales ad-hoc para que los profesores los aprendan a usar y así atender los déficit de lectura y matemáticas. 3) En el documento y en el cuadro del presupuesto se observa que dice que el financiamiento del programa de emergencia se podrá tener cuando haya dinero recaudado con las nuevas medidas tributarias. O sea que hasta abril (en el mejor de los casos) no habrá un centavo adicional para el plan de emergencia educativa.
¿Tan difícil era sacar una guía de unas cuantas páginas con algunas directivas para priorizar la lectura en todos los cursos y con algunas pautas y ejemplos sobre «cómo mejorar la lectura y comprensión de lectura de los niños»? (igual para matemáticas). ¡Eso los especialistas lo pueden hacer en un par de horas!
Hay varias perlas más. Por ejemplo recién el 27 de enero se ha conocido el currículo para secundaria, por lo que no se podrán hacer a tiempo los textos escolares que se le adecuen; además, los autores de primaria aún no han terminado sus libros (otra vez el ministerio escribirá los libros en vez de comprar los del mercado), por lo que tampoco estarán impresos a tiempo. ¿Alguien puede creer que los libros estarán listos el 15 de marzo para ser usados por los alumnos? Claro que escucharemos mil excusas del Ministerio de Educación explicando que nada de esto se pudo hacer antes por la falta de recursos de la reforma tributaria, etc. Palabras, palabras, palabras…

Artículo afin

Harvard y el nuevo curriculo escolar XXI: Empowering Global Citizens: A World Course, Fernando Reimers, Harvard; A Curriculum for Changing the World:PREPARING STUDENTS FOR AN INTERCONNECTED, GLOBAL SOCIETY — STARTING IN KINDERGARTEN Informa Heather Beasley Doyle, 8/5/2017, (escuela de educación de Harvard)