Todo el mundo habla de educar en valores a las nuevas generaciones de peruanos, para que la sociedad del futuro sea mentalmente más sana y civilizada. Sin embargo, no esta muy claro cómo se puede lograr esto. La existencia de asignaturas escolares que tratan el tema desde hace décadas no parece haber resuelto mucho. En nuestra entrevista didáctica mensual con el experto León Trahtemberg, revisaremos algunas aristas de este complejo tema.

T de M: ¿Podría intentar una definición sobre a qué se le llama comúnmente “valores”?

Los valores son conceptos que tienen contenidos trascendentes y que sirven como organizadores para la vida personal y las acciones de la personas y las civilizaciones. Son importantes para establecer referentes de valor universal para las conductas de las personas que integran una nación. Permiten además normar equitativamente la conducta humana en búsqueda del bien común.

T de M: Pero¿Podría decirse que conforme avanzan la ciencia y la tecnología cambian los valores o surgen otros nuevos?

Si regresamos a la definición anterior no hablaríamos de valores nuevos, sino nuevos intereses o necesidades que deben resolverse en el terreno de los valores trascendentes pre existentes. Por ejemplo, en estos tiempos se siente una intensa necesidad para la inmediata satisfacción de las necesidades y placeres materiales y sexuales. Todo ello ha introducido severas tensiones en la vida social y ha perturbado el pensamiento moral y ético. En la medida que el hombre se vuelve más materialista, ansioso y egocéntrico, tiene menos espacio, tiempo y ganas de pensar o abocarse a asuntos más trascendentes.

T de M: En esta era de grandes avances tecnológicos ¿se requiere la misma disposición hacia los valores trascendentes?

Si, quizá más que antes. No olvidemos que la tecnología ha sido inventada por el hombre, y por lo tanto tiene integrada en sí misma las tendencias constructivas y destructivas del hombre. Un automóvil puede ser una herramienta para la recreación, pero igualmente un instrumento fatal de muerte. La energía nuclear puede ser muy beneficiosa para la medicina o la generación de electricidad, pero muy perniciosa para la contaminación ambiental. Es el hombre que usa la tecnología el que le pone el tinte positivo o pernicioso a su creación. Mientras más poderosa sea la tecnología, más decisiva es la formación ética de los hombres que la producirán o consumirán.

T de M: Vayamos a la educación formal en valores. ¿Se pueden enseñar valores en los colegios?

Para empezar, los valores no se pueden enseñar. Se pueden vivir, cultivar. Pero no se pueden enseñar en el sentido clásico como se enseña matemática, literatura o religión. Si lo que queremos es que los jóvenes no solo reciten de memoria ciertos contenidos valorativos sino que más bien que actúen en consecuencia, éllos deben cultivar sus valores desde adentro, a partir de la imitación e identificación con las personas que viven de acuerdo a esos valores.
En ese sentido es un error creer que los valores son algo cuya existencia dependerá de que su tratamiento se incluya en una asignatura escolar. Si bien es cierto ello puede proveer un espacio para centrar la atención en este tema, no debemos olvidar que cuando hay discrepancias entre los contenidos curriculares y la realidad, predomina la realidad.
Por ejemplo el sistema educativo nacional enseña el valor de la «democracia» pero con un estilo en el cual los de «arriba» deciden inconsultamente las cosas para que los de abajo las cumplan «obedientemente». Eso jamás va a lograr educar hacia la democracia.

T de M: Entonces Si los valores no están depositados en las asignaturas ¿cómo se garantiza su tratamiento?

Los valores están depositados en las personas, y particularmente en la forma como las personas se relacionan entre sí. Eso incluye la decisiva relación entre padres e hijos, profesores y alumnos, y también la que establecen los medios de comunicación con los usuarios, y los gobernantes con los gobernados. Todo lo que se enseñe en el aula que no se corrobore con la realidad, se extinguirá. De allí la enorme importancia que tienen los líderes de opinión, gobernantes, empresarios, padres y profesores que en sus quehaceres e interacciones construyen los valores que los demás harán suyos. En una sociedad hostil y corrupta, ser hostil y corrupto denota que hubo un buen aprendizaje, por más que no nos guste el contenido de lo que se aprendió.

T de M: ¿Por qué esta generación ha retrocedido tanto en su capacidad de vivir según los valores a los que todos aspiramos??

Como ya lo sugerí antes, no se puede culpar a la juventud peruana de haber aprendido correctamente los valores y actitudes que les legaron los adultos. Por otro lado, esta generación esta mucho más expuesta a la internacionalización de los contravalores que alienan a los jóvenes de todo el mundo hacia los patrones de consumo y conducta que imponen los propietarios de las principales cadenas de medios de comunicación. Sin embargo, su efecto en cada país es distinto. Algunos están mejor defendidos que otros. El Perú está bastante indefenso. Eso se debe a que cada país tiene su historia, su contexto político, cultural y social, sus características geográficas y étnicas, sus capacidades productivas y económicas, sus regulaciones para los medios, etc. Eso define las prioridades y actitudes que cada uno valora y promueve.

T de M: ¿Podría ensayar alguna explicación cultural de porqué los peruanos estamos más expuestos a asumir estos contravalores?

Creo que podríamos trazar varias hipótesis para explicar la frecuente corrupción, impunidad, egoísmo, autoritarismo y la exclusión indiferente de los más débiles. Una de ellas es que heredamos una tradición derrotista desde la tragedia de los indígenas –a quienes los historiadores han descrito como muy hábiles y avanzados- pero que sin embargo fueron avasallados por unos cientos de conquistadores españoles, que se sentaron sobre sus cabezas durante 300 años. Luego hemos tenido una sucesión de caudillos civiles y militares que se han alternado en el poder con actitudes cancelatorias -todo lo anterior no sirve-, por lo que el Perú no ha experimentado una cultura de acumulación. Cada gobierno empieza de nuevo, desconoce lo anterior, y el pueblo peruano acepta sumisamente los designios del caudillo o dictador de turno. Las actitudes autoritarias y de exigencia de sumisión en la vida política son encarnadas en la escuela por los profesores en su relación con los alumnos. De ese modo se perpetúan todos los disvalores sin mayor defensa.

T de M: ¿Qué rol le competen a los gobernantes en esta lucha por los valores?

Los gobernantes tienen que responder la crucial pregunta ¿cómo los representantes de la sociedad adulta corrupta educarán a la nueva generación de peruanos para que actúen a la inversa de quienes les sirven de ejemplos?
Un corrupto no puede educar a alguien para que sea honesto, así como un egoísta no puede educar hacia la solidaridad y generosidad. Solo un fuerte liderazgo positivo de gobernantes que encarnen los valores que se quieren difundir, con un gran apoyo de los medios de comunicación que también se comprometan con esos valores, será capaz de transformar los referentes a los que está expuesta nuestra sociedad.