A puertas de un nuevo año escolar, el educador y miembro del Consejo Nacional de Educación León Trahtemberg critica la forma como el gobierno pretende elevar el nivel de la educación pública. También analiza el mercado educativo privado.

Por Jorge Loayza

 

 

–Frente a la mala imagen de la educación pública, hay un boom de colegios particulares, sobre todo en distritos populares. ¿Esos colegios son mejores porque son privados?

 

–En todos los países del mundo donde hubo una educación pública de buen nivel se ha ido produciendo un trasvase de esa educación a la privada en la medida que la gente ha percibido que la educación pública ya no es buena. Entonces, todos aquellos que tienen capacidad de ahorro prefieren el colegio privado. Los padres acuden a ellos como reacción a la insatisfacción que les produce el colegio público y porque tienen el sentimiento que en el colegio privado por lo menos pueden intervenir cuando no estén contentos con el profesor.

 

–En ese mercado de colegios privados algunos ofrecen la secundaria preuniversitaria, ¿es esa una buena alternativa para los jóvenes?

 

–Ningún colegio es bueno o malo por definición. Se pueden encontrar colegios malos que ofrecen educación convencional o colegios con educación preuniversitaria que logran que sus alumnos aprendan bastante. Los colegios son buenos o malos en función de su visión y de los objetivos propuestos. Si el objetivo de un colegio preuniversitario es un entrenamiento que permita responder mejor los exámenes de ingreso, y si eso quieren los padres, los alumnos y los maestros y lo logran, para ese público ese es un buen colegio. Visto por otro padre de familia o educador podrían decir que ese tipo de educación no les gusta porque está muy orientado a la universidad.

 

–Esos colegios lo ven todo en función al número de alumnos que logran ingresar a la universidad y si consiguen los primeros puestos. ¿Es lo mejor para un escolar?

 

–Todo depende del objetivo que se persigue, si un padre quiere una educación personalizada, sabe que su hijo tiene algunas dificultades o problemas, tiene que buscar un colegio donde lo que importe no es si le exigen demasiado o si ingresará a la universidad, lo que quiere ese padre es que su hijo tenga una oportunidad de desarrollar su potencial. Entonces usted tiene que evaluar un colegio en función de ese objetivo; si no, está usando los anteojos equivocados.

 

–¿Cuál es el objetivo de un alumno que egresa de un colegio público?

 

–Existe esa cosa amorfa de no saber exactamente cuál es la filosofía de vida de un colegio público, no tiene una visión determinada. Si en la educación privada hay alternativas, en la educación pública solo hay un menú único para todos por igual.

 

–El que sale de un colegio público quiere ser profesional.

 

-La educación en general en el Perú es muy orientada bajo la presunción de que todos van a ir a la universidad. Supone que todos van a ir a la universidad y entonces no se necesita prepararlos para el trabajo.

 

–¿Hay algún tipo de control para la calidad de los colegios privados?

 

–Lo que pasa es que el Ministerio de Educación no tiene un sistema nacional de supervisores que observen y analicen lo que pasa en cada colegio. No tiene para comprar papel y lápiz, menos va a tener para el combustible para visitar esos colegios por lo menos una vez a año.

 

–Esos colegios privados se amparan en la idea de que la educación privada es mejor, pero no necesariamente contratan a los mejores profesores. Incluso, en muchos casos, les pagan muy mal.

–Es verdad, hay colegios muy malos.

 

–Pero la gente sigue creyendo que son los mejores.

 

–Lo que pasa es que hay una especie de sentimiento mágico, se piensa que basta que sea privado para que sea mejor. Pero el responsable de ese pensamiento es el Estado porque ha permitido el deterioro de la educación.

 

–El drama de muchos padres es que sus hijos no van a recibir una buena educación ni en un colegio público ni en uno privado.

 

–Claro, en una sociedad elitista y segmentada los más pobres llevan la peor parte.

 

–Usted sostuvo que de los 300 mil maestros del sector público el gobierno solo había capacitado a 33 mil, lo cual es poco para superar su pésimo nivel, ¿esa situación se mantiene?

 

–Este año se han agregado sesenta mil maestros más. Según el Ministerio de Educación, en estos dos últimos años la capacitación ha abarcado a unos 100 mil maestros, cada uno ha recibido 250 horas de capacitación.

 

–¿Eso es suficiente para lograr que los maestros tengan un nivel algo aceptable?

 

– El problema es cuál es el punto de partida de los profesores, lo más importante es cuánto de lo que aprendieron lo llevan al aula escolar. Que yo sepa, no se ha hecho ninguna medición a los alumnos de esos profesores para ver cómo estaban esos alumnos antes y ahora, después de la capacitación. En alguna medida es una experiencia ciega. Según el ministerio, se está evaluando a los maestros antes y después de la capacitación, aparentemente en algunos hay un avance en el conocimiento de los temas, pero eso no implica que los alumnos van a aprender mejor.

 

–¿Por qué?

 

–Porque el hecho de que el profesor sepa más o menos sobre un tema no está automáticamente correlacionado al hecho de que sus alumnos aprendan mejor. Si la capacitación fuese un factor decisivo, un profesor con maestría y doctorado tendría que tener mejores resultados con sus alumnos que un maestro que solo tiene bachillerato.

 

–¿Y no es así?

 

–No. Pregúntese si lo que marca la diferencia entre un buen maestro y mal maestro es cuántos años más de estudios tuvo o su carisma, su personalidad para el manejo de clase, su entendimiento del problema de los alumnos, su capacidad de ser paciente. Lo que determina que los alumnos se sientan cómodos para aprender son muchas cosas que no necesariamente son que el profesor sepa más de un tema.

 

– ¿Eso aún no se entiende en el Ministerio de Educación?

 

– Aún no se entiende. En las evaluaciones no se toma en cuenta el desempeño del profesor, solo se toma en cuenta lo que responda frente a un cuestionario de cien preguntas.

 

–¿El Ministerio de Educación persiste en no hacer caso de las recomendaciones del Consejo de Educación, como usted lo ha señalado?

 

–Claro, el Consejo sugirió que se dé prioridad al trabajo del Consejo Educativo Institucional en la contratación de profesores y no se ha hecho caso. La propuesta de trasladar a las regiones la responsabilidad de evaluar a los profesores en un plazo de dos semanas tampoco ha sido bien vista por el Consejo porque los plazos son muy cortos. Pedir a 26 regiones que tomen una prueba que nunca antes han tomado no suena muy consistente. Tampoco se ha hecho caso al tema del currículo, el Consejo planteó que en el año 2009 el nuevo currículo sea discutido y que se aplique en el 2010, el ministerio ha insistido en que el nuevo currículo sea aplicado de inmediato. Ese es un ejemplo de cómo el ministerio tiene dificultad de escuchar.

 

–¿El Consejo también alcanza sus propuestas al Sutep?

 

–El Consejo Nacional de Educación se relaciona con todas las instituciones, en los distintos foros y reuniones donde estamos también participa en Sutep.

 

–¿El Sutep es receptivo?

 

–El Sutep tiene su agenda y sobre esa base toma sus decisiones, pero tiene una fuerte carga política.

 

http://larepublica.pe/archive/all/domingo/2009/02/15/10/node/174209/todos/1558