León Trahtemberg y la educación del siglo XXI
Panorama educativo del Perú y la apuesta por una pedagogía moderna
Audio de 50′ y transcripción de la entrevista a León Trahtemberg realizada por el blog Altavoz, por Aranza Lira y Vicente de Piérola, el 5/8/2016
Tuvimos una extensa conversación con Trahtemberg sobre el panorama educativo en el Perú y su apuesta por una pedagogía moderna.
León Trahtemberg primero estudió Ingeniería para luego hacer una maestría en Educación. Y antes de fundar el Áleph, fue director de un colegio tradicional por muchos años. En otras palabras, nadie le puede decir a este señor que no sabe cómo reinventarse. Y él tiene claro que es justamente eso lo que la mayoría de colegios necesitan hacer: reinventarse.

El lunes (1ero de agosto del 2016) Trahtemberg nos recibió en su oficina (un cubículo de vidrio en la recepción del Colegio Áleph) para una entrevista sobre el panorama educativo en el Perú y su propuesta pedagógica. También nos explicó por qué siempre rechaza el cargo de ministro y por qué cree que los escolares deberían tomarse un año antes de entrar a la universidad.
El Áleph es un colegio con un sistema educativo revolucionario en el Perú. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo tradicional?
El sistema tradicional tiene todo preparado desde fuera del alumno y hace que el alumno haga lo que otros quieren. El Colegio Áleph parte de reconocer que el alumno es un universo, es una totalidad, que tiene deseos, que tiene ideas, que tiene inteligencia, que tiene curiosidades, deseos de explorar, de aprender, y lo que hay que hacer es adecuar los contextos para que el alumno quiera aprender y disfrute aprender. Y por lo tanto, en lugar de tener todo preestablecido, previsto, planificado desde fuera (los cuadernos, los libros, los ejercicios, los programas, los syllabus, todo), la idea es construirlo desde lo que los alumnos traen a la clase.
La verdad es que ya hace décadas que se viene diciendo que hay que trasladar el centro de gravedad del quehacer escolar del profesor al alumno. Del profesor que enseña, al alumno que aprende (que no es lo mismo). Pero eso se ha quedado en el discurso y lo que nosotros estamos tratando de mostrar es que sí es posible lograr una situación por la cual el alumno aprende y el profesor es un acompañante, es un facilitador, es un provocador, es un creador de contextos. Pero no es que el alumno tiene que ser el súbdito del profesor y hacer lo que el profesor le dice, dejando de lado todo lo que el alumno piensa y siente, ¿no?
Es decir, el alumno tiene una participación mucho más activa
El alumno es el centro.
¿Cree que la gestión del ministro Saavedra ha hecho algo importante para cambiar el rumbo hacia la ideología que usted propone?
No. El Ministerio de Educación tiene una muy fuerte presencia de economistas, sociólogos, abogados, algunos psicólogos. Muy pocos pedagogos en los niveles de decisión. La manera de pensar que tienen los economistas y los ingenieros está muy basada en medir, en números, en estándares, en indicadores, en costo-beneficio… Los educadores tienen una forma distinta de pensar según la cual el aprendizaje y el contexto del aprendizaje es fundamental. Pero ambos chocan. Por ejemplo, si yo tengo que diseñar una prueba porque tengo que medir y tengo que demostrar un resultado, entonces tengo que diseñarla con una estructura que tiene ciertas maneras de preguntar, ciertos tipos de respuestas que se permitan marcar para rápidamente corregir. Ocurre entonces que la necesidad de evaluar definió cómo va a ser la prueba. En una prueba así, el alumno tiene que pensar de manera unidireccional y el alumno tiene que contestar lo que al profesor le parece es la respuesta correcta. No hay espacio para opinar, para confrontar, para discutir. No hay espacio para decir “depende”. No hay espacio para que el alumno demuestre su habilidad preguntando, más que contestando. Y entonces, una pedagogía que entiende que la creatividad, que la inteligencia, que el pensamiento crítico, requiere salir del alumno a infinitas posibilidades de expresión choca con la necesidad de los economistas de medir, de evaluar, de tomar pruebas…
Y hay un segundo elemento y es que cuando tú mides, tú transmites el mensaje de qué cosa es importante y qué no. Qué cosa es importante para la autoridad, no para el niño. Entonces la autoridad en el Perú, en el mundo occidental, está diciendo: “lo único que me importa es matemática y lenguaje, porque eso es lo que se evalúa, eso es lo que se mide, eso es lo que se publica, eso es lo que se critica”. Y entonces todo el resto, paulatinamente va quedando de lado. ¿Por qué? porque no se mide.
Esa perversión de las mediciones como fin más que como medio (entre otras) es la que hace chocar a los pedagogos con los economistas, pero quienes tienen el poder de decisión sobre cómo se va a regir el sector Educación actualmente son los que ponen la plata y la cúpula del Ministerio que está llena de economistas, más el Banco Mundial, más el BID, más la OECD (Pisa)… todos son economistas. Entonces eso, lo que está haciendo es enturbiar o ningunear el saber pedagógico.
El Ministro Saavedra, en mi opinión, ha estado trabajando bien aquellos aspectos que tienen que ver con infraestructura, recaudación de más dinero para el sector, subir sueldos, intentar que la gestión sea un poco más eficiente… lo que yo en algún momento definía como todo lo que está fuera del aula. El aula es donde se producen los fracasos. El fracaso no está en el hecho de que no consiguió plata, o que no ha hecho proyectos, o que no ha hecho alianzas público-privadas, o que no hay infraestructura, o que no entrega libros a los colegios. Todo eso hacen. Pero no modifican el enfoque de aprendizaje, que es algo que -por ejemplo- sí hacemos aquí en el Áleph.
En el caso de los colegios religiosos privados, ¿cree que el hecho de que sean religiosos pueda incrementar el nivel de autoritarismo que se da en ellos?
No, los autoritarios no tienen por qué ser religiosos. Yo diría los colegios apegados a la tradición, que pueden ser laicos, religiosos, bilingües, internacionales. Todos los colegios que en nombre de la tradición no quieren cambiar y reinventarse, se van desfasando de lo que es la pedagogía moderna. Eso no tiene nada que ver con que sea religioso porque puedes tener un colegio laico sumamente autoritario, rígido, frontal…. Y a la vez algunos colegios religiosos que son bien flexibles, plásticos, permeables a la renovación.
Pero, por ejemplo, en los colegios religiosos radicales, en los cuales les inculcan la religión desde muy temprana edad, y la imponen, ¿cómo cree que eso podría afectar la forma de aprender de los niños?
Bueno, ese es un tema metodológico más general. Por ejemplo, si a un niño pequeño yo le impongo una manera de aprender matemática, donde hay una y solo una manera de resolver las cosas, estoy siendo tan dogmático como aquel que te quiere enseñar que la religión es el referente incuestionable de tu vida. Porque puedo destruirte tu pensamiento matemático diciéndote que hay una sola forma -que es la que yo tengo, como profesor- y todo lo que tú pienses con respecto a otras formas no sirve. De allí que no lo veo como un tema asociado a la religión sino a la metodología.

Claro, yo creo que un colegio religioso puede ser muy flexible, pero en la mayoría de los casos el adoctrinamiento es como un aliado para el autoritarismo.
Es que hay terrenos en los que, para los colegios religiosos no hay discusión precisamente porque su punto de partida son dogmas. Yo no conozco ningún colegio religioso donde los alumnos puedan confrontarse con la idea de que María no era virgen o que Jesús en realidad no existió. Probablemente en un ambiente más abierto, sería tema de discusión. Entonces hay dogmas y cuando un padre de familia inscribe a sus hijos en un colegio religioso, está aceptando que hay ciertas verdades -digamos- que ese colegio va a asumir como no negociables, y que si no le gusta eso a la familia, tiene que buscarse otro colegio. Pero más allá de eso, puede haber en otros aspectos de la actividad religiosa, en lo que caben las discusiones filosóficas, con mucha apertura y capacidad de confrontar ideas… Eso ya depende pues de cada colegio.
Dicho sea de paso, tampoco conozco muchos colegios que estén dispuestos a decir “en este colegio no vamos a enseñar matemática”. Es igual de dogmático porque la matemática podría no enseñarse como curso sino cómo una construcción inter-disciplinaria.
Entonces, ¿usted a qué materias cree que se le deberían dar más importancia y cuáles cree que deberían ser erradicadas o modificadas?
Yo creo que hay 3 áreas -que no necesariamente tienen que presentarse como materias, aunque suele ser más fácil- que son matemáticas, lectura, e inglés, que requieren un desarrollo más secuencial, más acumulativo, verificando que el andamiaje se construya aprorpiadamente…
¿Esas son las que usted llama instrumentales no?
Se les llama instrumentales porque sirven como instrumento para todas las otras. Yo no puedo enseñar historia si no sé leer, o no puedo hacer física si no sé matemática, algo por lo menos. Entonces en ese sentido se les llama instrumentales. Pero eso no debería llevar a desconocer que hay matemática en todo lo que hacemos. Por ejemplo, yo puedo sentarme acá con un alumno [agarra una botella de agua que está en su escritorio] y decirle “aquí dice 600 ml, ¿qué es eso?” Y ese es el problema del día, que diga qué es eso. Y si una vez que llega a la conclusión de que tiene que ver con el volumen, digo “bueno y ¿cómo haríamos para que haya un tercio, o la mitad?… y ¿cuál es el tamaño de botella que te parece más funcional?” Puedo desarrollar todo un proyecto pero estamos hablando de una botella de agua. Entonces en el aprendizaje de la matemática importa entender que solamente en la medida que el alumno la sienta presente en su día a día va a adquirir sentido. En la medida de que la sienta como algo que se hace a ciertas horas de la semana con cierto profesor con ciertas operaciones, se acabó la transversalidad ¿no cierto?
¿Y cómo es en el caso de las tareas?
No hay tareas. Quizá cuando sean mayores tengan algún tipo de trabajo limitado en casa.
No tienen tareas, todo lo aprenden aquí mismo.
No hay ninguna investigación que diga que las tareas sirven para algo. Es más, la mayoría de los alumnos no las hacen o las copian, o las hacen los padres o… Entonces, ¿cuál es el valor que tiene…
Hay toda una mini-industria de profesores post-escolares.
Claro, y por otro lado, ¿acaso los profesores revisan las tareas? O sea, es un ritual, no es un componente válido de la formación de las personas; digamos, es un ritual histórico.

¿Y cómo logra aplicar este sistema sin salirse del currículo educativa nacional?
Porque el currículo sirve como telón de fondo para que el profesor sepa, en cada grado, cuáles son los núcleos fundamentales que se espera que a esa edad, los niños aborden. Pero eso no te obliga a la metodología, ni al uso de libros, ni al syllabus, ni nada de eso. Por ejemplo, el currículo puede decir “vamos a hablar sobre el ciclo de la vida”, digamos. “Nace, crece, se reproduce, muere”. Entonces, tú puedes hablar del ciclo de vida de las personas, puedes hablar de los animales, puedes hablar de las plantas, puedes hablar de los minerales, la tierra… ¿Por qué se agota una mina de oro? ¿Por qué se agota la radiación de una sustancia radioactiva? O sea, puedes hablar del ciclo de vida de cualquier cosa. O te quedas nada más en que el ciclo de vida se da en las personas. Y por ahí un alumno se apasiona con cómo se reproduce una planta. Entonces, está trabajando el ciclo de la vida solo que no está hablando sobre cómo nace un bebe, sino que está hablando sobre cómo se reproduce una planta. En ese sentido es que el contenido de lo que uno estudia es un pretexto para el desarrollo de una manera de pensar, entender, aprender; no es el fin.

¿Por eso en el Áleph la idea es que los cursos instrumentales se complementen con el resto de la educación que es mediante proyectos?
Claro, que además es la mayor parte del día. Matemática y lengua tienen aproximadamente una hora diaria, formal. Inglés también está presente en otros espacios porque también participa en los proyectos. Pero el corazón del trabajo en el colegio son los proyectos de investigación.
Cuando le hablo a algunos padres o profesores de mi colegio sobre lo innovador que me parece el Áleph, me dicen que los Reyes Rojos apostaron a lo mismo hace décadas pero no terminaron muy bien. Quisiera saber cuál es -desde su punto de vista- la gran diferencia entre estas dos propuestas.
Hay dos cosas que tienes que tomar en cuenta. Primero que para alguna gente que cree mucho en lo suyo y más aún si desconoce otras opciones, puede tender a descalificar o calificar en términos desfavorables a los otros. No es tan frecuente que la gente te diga “mira sabes qué, escogí este colegio pero creo que lo que ellos están haciendo es mejor… o que tiene más sentido… o que está más al día”… Eso es desde el lado psicológico, digamos.
Pero del punto de vista del concepto de alternativo, nosotros no nos denominamos colegio alternativo, porque no somos una alternativa en el sentido de Reyes Rojos, La Casa de Cartón, Héctor de Cárdenas lo fueron en los años 1980’s que lo que hicieron una confrontación ideológica con el sistema existente. En muchos casos se trataba de educadores de inspiración social-cristiana y socialista -muchos de ellos de la Universidad Católica- que se quisieron confrontar con un sistema de estudios en el que predominaba lo extranjero, el inglés, la ciencia y matemática impuesta por los americanos. Ellos más bien quisieron prestarle mucha más atención a lo nacional, a la integración social, al desarrollo de la personalidad, al clima de acogida escolar… Era una manera de confrontarse con esa estructura que venía de los colegios más reputados. Sin embargo, en su plan horario, diseño y sus quehaceres curriculares generalmente mantenían la estructura tradicional, aunque agregando algunos espacios para otras actividades.
En nuestro caso lo que hacemos es modificar la estructura del ambiente, del quehacer pedagógico y de la metodología. Acá casi no hay todos esos cursos como en otros colegios. Aquí trabajamos el tema de vida en comunidad, alianza con los padres, acogida a los niños desde la primera actividad de la mañana en la que ellos y sus padres pueden estar juntos haciendo el taller que eligieron. Los alumnos todos los días trabajan en sus proyectos e investigaciones, en grupo, rotan por contextos diferentes, integran los talleres con su vida cotidiana, con fuerte énfasis en temas como identidad, estudio de la naturaleza y vida en comunidad.Por eso es que más que alternativo consideramos que somos un colegio de vanguardia, o un colegio que piensa estar un paso adelante, porque nada de lo que hacemos es ajeno a lo que recomienda la pedagogía de estos tiempos. Todo está fundamentado en las teorías psicológicas y pedagógicas de estos tiempos. Y cuando vienen los padres y dicen “los chicos aprenden cualquier cantidad y la pasan re-bien”, me pregunto ¿por qué tienen que pasarla mal en un colegio? ¿Por qué el aprendizaje tiene que ser duro, hostil?
Otro pregunta que se hacen los críticos de este sistema es ¿cómo se va a aplicar cuando en el Áleph empiece a haber secundaria?
Igual.
O sea…
Proyectos, sectores, o sea ¿qué cosa hay en primaria que no se puede hacer en secundaria?
Claro pero, la psicología del estudiante -por lo menos en mi caso, tal vez porque he estado en un colegio tradicional- cambia mucho entre primaria y secundaria.
Está bien, pero eso quiere decir que puedes reflexionar sobre estos temas, o aumentar el nivel de complejidad, o tener retos distintos, pero la metodología de trabajo es que te dediques a estudiar proyectos que a ti te interesen. Puede ser que a ti te interese… Has descubierto que te encanta el rock y quieres hacer investigaciones sobre el rock. Y todo lo haces sobre el rock. Nuevamente, a mí qué me importa si es el rock o si es la Edad Media o si es Cervantes. A mí lo que me interesa es que te apasiones por un tema e inviertas tu energía para explorar, investigar, analizar, comparar, hacer presentaciones, integrar lo que sabes de música con educación física, con teatro, con historia. ¿Y por qué no se puede hacer a través de la historia del rock? Entonces el tema tiene que ver con que mayor nivel de desarrollo intelectual tuyo confrontará a otro nivel con los retos de los proyectos. Por ejemplo, ahora estábamos pensando en un proyecto para los niños de primer grado: cómo se calcula quién es más rápido -un perro, un gato, un caballo, un león, una abeja, una hormiga-? Eso lleva a que los alumnos usen una cinta métrica -digamos, para la escala de una hormiga una cinta métrica de unos 20 centímetros- y una cámara que va a filmar el recorrido. Sabiendo cuántos cuadros por minuto tiene la filmación, tú deduces cuánto tiempo necesitaron para recorrer 20 centímetros y sacas la cuenta que son más o menos digamos 100 Km/hora. Y luego viene el reto de preguntarse ¿y cómo sería con una tortuga, una cucaracha o un perro. Y los chicos de primer grado pueden perfectamente estimar velocidades y diferenciarlas a partir de esa experiencia. Probablemente en secundaria utilizarían las fórmulas de la física o de la matemática para hacer sus ecuaciones, pero la pregunta es la misma: ¿quién es más rápido, una pulga o un caballo? Averigüen.

En cuanto a los recursos que se usan, más allá de los profesores, ¿en el Áleph hay libros que tienes que comprar determinadamente o…?
No, los libros los da el colegio. No hay libros para uso cotidiano en el aula. Hay biblioteca, pero no hay libros que sean indispensables para el desarrollo de la clase. El profesor diseña su clase todos los días.
¿Y utilizan elementos de aprendizaje online como Khan Academy, ese tipo de programas?
No… Khan Academy está pensada para la educación norteamericana que es muy tradicional. ¿Qué es Khan Academy? Un profesor que te está haciendo en la pizarra unos ejercicios -los podría haber hecho en vivo el profesor de tu clase- con el que el alumno no interactúa, porque no le puede preguntar ni presentar sus propias interrogantes. Tú tienes que ver lo que hace este profesor y deducir a partir de eso cómo se resuelve un problema. Claro, les sirve a los americanos, porque si el niño no entendió en el colegio, se va a su casa, ve el vídeo de la misma clase, (puede verlo 20 veces), y con ello más o menos va entendiendo lo que no entendió en la clase. Pero eso no quiere decir que es una enseñanza interactiva o que desarrolle el pensamiento crítico… Es un recurso de refuerzo para los alumnos. Sin embargo sé que muchos lo usan y están satisfechos porque responde al tipo de enseñanza que tienen en el colegio.

Una vez que los alumnos salgan de un colegio como el Áleph, ¿cree que tranquilamente podrían adaptarse al sistema universitario luego de haber sido educados bajo este sistema?
¿Quién puede decir -hoy- cómo va a ser la universidad del año 2028?
Pero es que, conociendo a las universidades más importantes de nuestro país, o sea, la Universidad de Lima, la Pacífico, muchas de ellas se basan más en métodos de estudio tradicionales.
Claro, pero por eso te pregunto. Si yo tuviera un hijo en 5to de secundaria, me preocuparía por decir “bueno el próximo año va a la universidad, cómo se preparará”. Pero padres que ponen a un niño de 3 o 4 en un colegio, del que va a egresar en 12, 13 ó 14 años después irá a universidades que aún no existen,con sistemas de admisión que todavía no están diseñados. Además, no sabemos si va a estudiar en el Perú, nio tampoco si las universidades van a seguir teniendo las carreras que tienen hoy, y si van a tener otros requisitos. Tampoco sabemos si van a estudiar con hologramas o a distancia, o si van a hacer módulos, o si van a hacer carreras que cada dos años se van a articular con nuevas especialidades.
Lo que sí sabemos es que un joven que termina este colegio, si sabe pensar, razonar, investigar, comunicarse; si sabe enfrentar situaciones de incertidumbre, convivir con otros; si sabe resolver conflictos y sabe desarrollarse socialmente; si ha cultivado su pasión, sabe lo que le encanta, sabe lo que le apasiona; ese joven va a caminar bien en cualquier escenario que aún hoy es inimaginable.
No estoy seguro que se pueda decir lo mismo de los alumnos que terminan hoy el colegio, que además muchas veces van a la universidad porque no les queda otra opción ¿no? Y viene la bica, trica y cuatrica, y los jalan en los cursos, los semestres. Ellos sostienen que la universidad no sirve, que el profesor no sirve, que la carrera no sirve y todas esas cosas que son resultado de poner a un joven indefenso a escoger algo para lo que no está maduro.
¿Cómo cree que debería ser la capacitación de los profesores en los colegios?
La capacitación que mejor funciona es la del acompañamiento. Un especialista que acompaña al profesor unas cuantas horas a la semana y le ayuda a identificar problemas, a imaginar estrategias para resolverlos, para lo que cuenta con el especialista que lo acompaña, aconseja, observa, apoya… Esa es la mejor capacitación que hay. De vez en cuando algunos seminarios, talleres, charlas, porque también necesitas un marco teórico y algunos espacios para vivir algunas experiencias renovadoras. Pero, en lo cotidiano, la mejor capacitación es tener alguien al lado a quién preguntarle cuando tienes una dificultad, o quien te dé inputs para chequear lo que estás haciendo.
Claro, como un andamiaje
Dicho sea de paso, cuando uno forma un médico, el residente, el candidato, tiene que estar al lado de expertos. Y casi dos años aprender del otro, preguntarle. En muchos de los estudios de abogados, de arquitectura, se hace lo mismo. Primero eres un novato que todo el tiempo estás preguntando. O estás viendo cómo hacen los otros. Y solo después… ¿Qué cosa es una consultora externa? Es cuando yo reconozco que tengo límites de mi conocimiento, busco un consultor experto y le pregunto, frente a mi realidad, qué me aconseja. Bueno, igualito es con los profesores.
¿Y la relación entre profesores y alumnos cómo debería ser?
Horizontal. Porque son dos seres humanos que se están vinculandos y están aprendiendo uno del otro. Eso no quiere decir que tienen el mismo rol. El rol de alumno tiene ciertas reglas y el rol de profesor tiene las suyas. Pero eso no quiere decir que el diálogo no puede ser horizontal. O sea, el rol de ustedes y el mío es el mismo pero el diálogo puede ser horizontal.
Volviendo un poco a lo del currículo… Usted ha demostrado que se puede partir del currículo nacional que rige para todos los colegios e igual hacer una educación diferente, pero de todos modos ha criticado este nuevo currículo que ha aprobado el ministro Saavedra en los últimos meses.
Porque el currículo cuando es muy denso y muy orientado en las competencias y los desempeños, empuja a los profesores a hacer lo que dice el currículo, lo que dice el libro, lo que dice el manual, lo que dice la guía; y orientar su enseñanza para poder medir los resultados. Eso es siglo 20. Eso no es siglo 21.
¿Cómo cree que podría ser modificado el currículo nacional?
Por ejemplo, ¿por qué tienen que seguir con todas las áreas que tienen ahora? Ustedes han estudiado en el colegio matemática, física, química, biología, historia, literatura, economía, religión, educación física… ¿por qué? ¿Por qué hay que segmentar la realidad? ¿Por qué no tener un fuerte núcleo centrado en -por ejemplo- proyectos interdisciplinarios? Que el profesor reciba solamente algunos mínimos de cada grado, y decirles “bueno ustedes vean cómo hacen que eso aflore en clase”.
Hace un rato dijo que el ministro Saavedra le había dado importancia a la infraestructura. Tengo entendido que el Áleph está construido de manera circular con una finalidad, ¿cómo afecta la infraestructura en el aprendizaje de los niños?
La infraestructura habla. Si ustedes entran acá y dicen “ah caray, qué bacán”, ya está. O sea la infraestructura te habla, te dice: es acogedor, es atractivo, es estético. Te genera un sentimiento de integración, de comunidad, de circulación, de transparencia. O… alternativamente, que es un búnker, donde cierras la puerta y nadie sabe lo que pasa adentro y lo que pasa afuera.

De hecho por eso también tiene un montón de mamparas ¿no?
Y vidrio por todos lados; todo se ve, todos ven. Hay puertas por supuesto porque hay momentos que hay que aislar el ruido o generar alguna privacidad, pero nadie tiene por qué no saber que estamos conversando. Y yo, mientras conversamos, puedo ver si algo pasa afuera, ¿cuál es el problema? ¿La vida no es así acaso? Cuando uno está en su casa, en la oficina, en la calle, ¿el adentro y el afuera no están dialogando? Entonces el diseño de un colegio tiene que responder a su filosofía y tiene que transmitir un clima una sensación, que puede ser sensorial en parte. Y puede ser -digamos- conceptual porque no poca gente dice “ah qué buena idea, hacer algo circular y entonces hay un sentimiento de integración, de comunidad, de compartir”. Esa es una cosa más sensorial que simplemente pues pabellones, como en las cárceles ¿no?, y cada salón está separado del otro y nadie sabe lo que pasa en el otro y la puerta se cierra y se acabó; el profesor es dueño de su clase, nadie puede mirar, ni criticar, ni aprender, ni nada del otro. Nosotros llamamos al ambiente como tercer maestro.

¿Qué le diría a quienes critican al Áleph por la inadaptabilidad del modelo a sectores más pobres? Porque de hecho que -así todo esto funcione muy bien, que yo creo que sí- no cualquier pueblito puede construir un colegio así y no cualquier padre puede pagar… [un colegio así]
Nosotros tenemos un equipo de educadores en el marco de «Transforma», que está replicando nuestra propuesta, aún no en colegios pero sí en nidos con los que trabajamos (La Casa Amarilla, que son socios de Áleph). Estamos replicando la experiencia en pueblos jóvenes. Porque el tema es metodológico, el tema no es dinero. Nosotros quisimos hacer una infraestructura de esta naturaleza porque estábamos pensando en una inversión importante porque esto se va a convertir en una especie de referente, para muchos otros un centro de capacitación. Y la única manera de financiar esto es con gente que pague pensiones relativamente altas porque sino no se puede financiar toda la propuesta en su integralidad. Pero los aspectos específicamente vinculados a la metodología son replicables. De hecho, tenemos ahora en Pamplona, en San Juan de Lurigancho, en Villa el Salvador, en los Olivos, y en 4 regiones del Perú, nidos que están trabajando con la asesoría nuestra fundamentalmente para replantear la metodología y la estética del espacio que tengan, no importa cuál es. Y cuando uno visita esos lugares uno dice “oye caray esto parece un nido de La Casa Amarilla”.
¿Y planea en el futuro transformar esos proyectos de nidos en zonas marginales a colegios?
No, nosotros esa parte la vemos como la proyección social. Digamos, como un esfuerzo de transferirle a otros nuestro saber. Dicho sea de paso, acá nos visita todo el tiempo un montón de gente de otros colegios, universidades, facultades de arquitectura, porque quieren ver y aprender. Y nosotros nos vemos a nosotros mismos como un acuario en el que todo el mundo puede mirar lo que pasa adentro. No hemos pensado en que esto es solo para nuestros alumnos. Claro, nuestros alumnos son aquellos cuyos padres confiaron en este proyecto y quieren que estén acá, pero todo lo que produce el colegio Áleph es de dominio público.
¿Cómo te explicas que nosotros, después de un año de existencia, ya éramos un referente para una buena parte de los padres de los niveles A/B/C? En un año. Hoy en día prácticamente cuando uno tiene que escoger un colegio te dice “X, Y, Z, o Áleph”. Y recién tenemos 3 años. Quiere decir de que hay algo, de lo que hacemos, que de alguna manera tiene algún sentido porque sino la gente no nos daría la importancia que tiene el colegio, porque a veces uno necesita ver al contrario para oponerte porque al oponerte reafirmas tu identidad; hasta que llega un momento en el que tú digas “oye ¿mi identidad es un poco falsa no?”.

Ahora que ya ha entrado el nuevo gobierno ¿qué espera del sector Educación en este nuevo quinquenio?
Un poco más de flexibilidad de parte del Ministerio en relación al currículo, en relación a las normas de evaluación, estímulo a la innovación, cambios en las pruebas censales porque creo que hacen mucho daño…
Usted ha hablado de convertir al Perú en un gran laboratorio de innovación pedagógica.
Imagínate que hubieran pues, 2 mil Áleph… O sea, no como el Áleph en sí mismo, sino cada colegio innovador con su inspiración. Te aseguro que habrían muchas más propuestas creativas, innovadoras, que si todos los colegios tienen que hacer lo mismo. Y el Perú necesita innovación.

Usted, que siempre ha sido -si no la más importante- una de las voces más importantes respecto a educación en nuestro país ¿alguna vez le han ofrecido el cargo de Ministro?
Me han ofrecido, en los últimos 25 años, un montón de veces
Y ¿por qué lo rechaza?
Primero porque no tengo vocación de funcionario público, la verdad. Y segundo que la posibilidad de hacer una reforma en el Perú en el sentido integral de la palabra -que eventualmente yo estaría dispuesto a asumir- requiere un acuerdo político entre el Presidente de la República, el Primer Ministro, el Presidente del Congreso (o los grupos mayoritarios del Congreso), y el Ministro de Economía. Porque en realidad el gran decisor de lo que se hace en Educación es el Ministerio de Economía y el Congreso que da leyes. Más de una vez yo, un poco en broma… cuando me decían “¿no quiere ser usted Ministro de Educación?, yo decía “no, prefiero el de Economía”. Porque desde la economía puedo influir en educación mucho más que desde el mismo sector. Si el tema de la educación no es un leitmotiv del gabinete en su conjunto, apoyado por supuesto por el Presidente y el Primer Ministro -donde el Ministro de Economía da todas las facilidades, pero además en un diálogo político con el Congreso para que dé las leyes necesarias, etc. El margen de maniobra de un ministro es muy, muy reducido y el desgaste es muy grande. Los juicios que después te hacen por cualquier tontería también agobian. Entonces, yo siento que si fuera ministro, hay una alta probabilidad de que no pueda realizar buena parte de lo que creo que hay que hacer por esta falta de articulación. Mucho más ahora, que cada cosita que quiera hacer el Gobierno va a tener que negociar con el Congreso. Y por otro lado, porque en este momento de mi vida, hacer del Colegio Áleph un gran referente mundial de la educación es un reto que me parece más significativo que hacer el rol de Ministro de Educación. Yo tengo la expectativa de que en un par de años Áleph sea conocido en todo el mundo, no solo en el Perú. De hecho ya viene gente de todas partes a mirar qué hacemos.
Yo puedo asesorar al Ministerio de Educación en aquellas áreas en las cuáles yo tengo solvencia y el Ministerio cree que puedo ser útil. Puedo acompañarlos en algún proyecto de innovación, pero no en el rol de ministro o funcionario que es un rol político, en el que todo el tiempo tienes que estar negociando con los políticos y el MEF
En Singapur, si no me equivoco, el Ministerio de Educación y el de Tecnología están antes que el de Economía ¿no?
Sí, sí… el de Economía tiene que apoyar ellos resuelvan.

¿Al menos que venga algún candidato en algún momento que hable directamente con usted y le diga que quiere hacer esa reforma, dándole el protagonismo a la educación?
Más que qué diga, que se arme el equipo que esté dispuesto. Porque en educación lo único que yo escucho de todos los políticos desde hace 25 años es que “¡vamos a darles educación de calidad para todo!” o “¡vamos a hacer que todos los niños vengan al colegio!” y “¡vamos a ser los número uno en PISA!” y dios sabe qué… Porque las palabras no pagan impuestos… Yo puedo decir también pues que voy a inventar una pastilla para quitarle 20 años de edad a cada persona… ‘Ta bien pues, suena bonito, y si eso me da votos, ¿por qué no? Pero en los hechos…
En ese sentido el gobierno de Humala sí marcó una diferencia con los anteriores porque puso mucha más plata y un ministro que tiene cabeza, prestigio, es decente, correcto… pero el ministro que es economista no tiene por qué saber de pedagogía. Quizás su limitación está en no ser suficientemente sensible al saber pedagógico que se requiere para renovar el aprendizaje. Le falta conectarse con eso, pero no le quita mérito en todas las otras cosas que ha hecho.
Hablamos de la presión que pueden ejercer las universidades para alguien que está en 5to de secundaria. Usted ha estado escribiendo últimamente del valor que puede tener tomarse un año de «break» entre la salida del colegio y el ingreso a la universidad… Cuando converso esto con otras personas suelen decirme que puede ser que ese año te dé experiencia pero el coste de oportunidad es muy alto [o sea, que no vale la pena retrasar un año de vida universitaria para trabajar]
Mira, si vas a ser una persona sana, vas a vivir 120 años, con la medicina de hoy, un joven que tiene 16 ó 17 años, plantearle que por un año va a perder la carrera por la vida, cuando sus pares en Europa y en Israel y en buena parte de Estados Unidos arrancan a los 20 ó 21 la universidad, o a los 23 en Israel, los cuales no se quedan atrás desde el punto de vista de su nivel profesional… Entonces eso de que vas a perder un año de tu costo-oportunidad y demás eso está bien como un dato del siglo 20, donde las personas se morían a los 65-70 años. Para ese caso, mientras antes mejor. Pero hoy en día cuando uno quiere trabajar en algo lo primero que te van a preguntar es qué has hecho en tu vida, no te van a preguntar solo por tu currículo académico. Si tú dices “mira, yo he trabajado un verano en Estados Unidos atendiendo a los turistas”, “he trabajado 6 meses en un orfelinato”, “me fui 3 meses a trabajar a la selva”, “he hecho voluntariado en África”, “me he dedicado a la música porque quería saber si la música es mi pasión o no”… yo como empleador te contrato a ti antes que a los otros porque tienes una vida más rica, más nutritiva, más estimulada; y porque tengo la tranquilidad de que cuando escojas una carrera y una universidad vas a llegar con una madurez superior a la de aquellos que ni bien están en el colegio ya están escogiendo una carrera ¿Por qué? Porque su papá quiere, porque su profesor le dijo, porque su compañero va a la misma universidad “entonces yo también”… ¿Eso es madurez?
El mayor costo de oportunidad para ti es que encuentres tu pasión. Y no que te dediques un año a vagar en la universidad para ver si te encuentras a ti mismo… o a una pareja.
Hay una limitación a lo que yo planteo y es que lamentablemente en el Perú la legislación laboral para jóvenes menores de 18 es bien restrictiva; eso tiene que cambiarse. Porque yo creo que también tienen que trabajar en el Kentucky, en un chifa, Wong, donde quieran. Aprender qué cosa es trabajar, qué cosa es la disciplina, qué cosa es la atención al cliente, etc. Pero aparte de viajar, de ser voluntario… Lo mismo que tu papá está dispuesto a pagar por un año en la universidad, haz de cuenta de que la universidad no dura 5 años sino 6, y el primer año es “mi universidad de la vida”. Después vendrán los 5 otros. “Ese págame, lo mismo que me pagarías si voy a la universidad, págamelo mes a mes para explorar mis intereses”. Y te aseguro que tu punto de vista del costo-beneficio es mucho mayor, que entrar a la universidad y que te jalen y no te guste y que te aburres y que te drogas y que te dedicas a las discotecas… ¿cuál es el beneficio de eso?

Finalmente a muchos ni siquiera les gusta su carrera y se quieren cambiar y eso hace que de demoren inclusive más.
Pero gracias a eso [ingresar a la universidad] es que le dan el carro, le dan propina, le dan gollerías. Pero ya estamos grandes para eso.

Y ¿cree que en el Perú existe alguna carrera bien diseñada para educadores del futuro? Porque tengo entendido que la vocación pedagógica no está estrictamente atada a una carrera de Educación, puedes estudiar algo como Economía, Antropología, Psicología…
Sí pero no perdamos de vista que de todas maneras cada carrera te da ciertas herramientas… Porque obviamente si uno lee sobre educación, participa de talleres o experiencias con gente que conoce, uno va entendiendo las teorías, uno va entendiendo lo que están diciendo las investigaciones, uno empieza a reconocer ciertos autores que son referentes interesantes para consultar… Nada de eso lo tienes si es que estudias -digamos- Biología y quieres ser profesor. Podrías aprender un poco de la práctica pero siempre vas a tener un vacío de formación. Salvo que hagas una complementación pedagógica
La carrera de Educación en el Perú ¿cree que se encuentra al nivel de su propuesta pedagógica o sigue siendo muy tradicional?
Es bien tradicional e incluso retrógrada. Es muy tradicional porque los profesores actuales, con algunas excepciones, se han formado en ese esquema que estamos criticando pero es el que conocen. Eso es lo que saben hacer. Entonces es difícil que enseñen algo que no es lo que ellos han vivido ni lo que ellos han estudiado. Por eso es que ese círculo vicioso negativo tiene que ser quebrado.
A eso iba mi pregunta porque tal vez sea mejor estudiar otra carrera para poder abordar mejor la educación del siglo 21 que no se enseña en las universidades.
Sí, pero… siempre que hagas algún tipo de complementación pedagógica o alguna maestría que te ubique en el mundo de la educación. Yo por ejemplo estudié Ingeniería en la UNI, Administración en la Pacífico, y mi maestría en Educación en Israel. Esta complementación es la que me sirve de soporte para mis propuesta educativas.
(LT: Entrevista con ligera edición para precisar conceptos que en una conversación difieren de una presentación escrita)
Más de 100 años resistiendo la escuela tradicional. El Tiempo, 26 04 2018 Óscar Sánchez Muy descriptivo e ilustrativo. Habla de Colombia pero en América Latina todos nos parecemos tanto…Lo que es increíble, es que en Colombia el Ministerio de Educación y algunos sectores del magisterio sigan yendo en contravía, proponiendo parámetros y horarios milimétricos, infraestructura medida en número de aulas convencionales, énfasis en competencias básicas y evaluaciones estandarizadas limitadas en su contenido o métodos represivos como la reprobación de cursos a quien no obtenga logros establecidos en un plan de estudios rígido. Y que ejemplos de iniciativas docentes maravillosas para llevar esta nueva pedagogía al sistema público que florecen en muchas escuelas, o políticas ampliamente reconocidas por haberlo hecho, sigan teniendo audiencias limitadas.
Reformas fracasan por seguir recetas globales. Global Educational Reform Movement is here!. El sistema educativo finlandés es exitoso porque no se ha infectado por los virus del movimiento de reforma educativa global (recetas) que pregonan la OECD, BM, BID, etc.
Comprensión lectora depende del contexto. Por eso usar las ECE o PISA para comparar y jerarquizar alumnos, colegios o sociedades pueden ser discriminatorio. Además, me pregunto: un adulto con capacidad lectora normal ¿lee y se enfoca seriamente en una lectura cuando ésta le resulta familiar y placentera del mismo modo que cuando le parece distante, irrelevante y aburrida? ¿Sirven los resultados de lo que «comprendió» de una lectura así para juzgar su capacidad lectora? ¿Para comparar quién es buen o mal lector?
Por qué Nueva York no está celebrando puntuaciones más altas en los exámenes. En casi todos los distritos, los estudiantes obtuvieron mejores resultados en los exámenes anuales de matemáticas y lectura. 950,000 estudiantes de tercero a octavo grado en todo el estado de Nueva York tomaron exámenes estandarizados de inglés y matemáticas. En la ciudad de Nueva York, poco menos del 47 por ciento de los estudiantes de la ciudad aprobaron el examen de inglés y aproximadamente el 43 por ciento de los estudiantes aprobaron el examen de matemáticas. La Evaluación Nacional del Progreso Educativo encontró que los estudiantes de la Ciudad de Nueva York no progresaron en inglés o matemáticas entre 2015 y 2017. La espera inusualmente larga de los puntajes de este año frustró en particular a los padres y estudiantes de la Ciudad de Nueva York, ya que necesitan que sus resultados se apliquen a las escuelas intermedias y secundarias selectivas. Y si los expertos están confundidos acerca de cómo interpretar los exámenes, los padres, sin duda, también lo estarán.

(LT: en palabras sencillas, todo lo que se discute sobre transformaciones pendientes el para la educación relevante para estos tiempos). Jesús Montero Tirado, 07 01 2019) Desafíos apremiantes. Son muchas las novedades tecnológicas, los nuevos conocimientos, los nuevos medios y modos de comunicarnos e informarnos, que están presentes y activos en nuestra vida cotidiana, social, laboral, cultural , profesional, política…, ante los cuales nuestro sistema educativo aún no ha reaccionado.