Según el Foro Económico Mundial de Davos, Finlandia es la economía más competitiva del mundo y encabeza el ranking en tecnologías de información y comunicación. Según Transparencia Internacional Finlandia es el país percibido como menos corrupto. El gran cambio empezó hace 35 años cuando siendo un país básicamente agricultor se dedicó a desarrollar su capital humano, a la investigación científica y tecnológica, a la cultura, a la igualdad de oportunidades y a la ética.
Finlandia invierte 3.5% de su PBI en investigación y desarrollo, frente al 2,6% de USA y menos del 2% de la Unión Europea. Construyó un sistema educacional gratuito, universal y de excelencia así como un sistema de salud de alta calidad. Su modelo de desarrollo se caracteriza por la alta inversión ¬en educación, ciencia, tecnología y salud pública. Así mismo, tiene una gran vocación por la equidad gracias a inteligentes concertaciones entre el gobierno, las organizaciones laborales, la sociedad civil, las empresas privadas y los partidos políticos.
Noruega es el número uno del mundo en las tablas de Desarrollo Humano de la ONU en los últimos tres años. Suecia es el número dos en dichas tablas y es el número uno en el mundo en investigación y desarrollo (4.3% del PBI), tiene la tasa de mortalidad infantil más baja y la más grande red de centros de educación inicial en todo el mundo.
Islandia es un pequeño país de glaciares, volcanes y sin muchos recursos naturales, pero es uno de los más ricos del planeta. Igualmente lo son Luxemburgo, Hong Kong, Dinamarca e Irlanda, a pesar de no tener recursos naturales. Estonia apenas 15 años después de liberarse del yugo soviético se ha transformado de vasallo del comunismo en una de las naciones más libres y dinámicas. Rápidamente se está convirtiendo en el primer «e-gobierno» del mundo, en el se legisla colocando todos los proyectos de ley en internet antes de ser promulgados, a la par que se opera eliminando el papeleo burocrático, reduciendo los costos y la corrupción, creando transparencia y exigiendo rendición de cuentas a todo nivel.
En cuanto a América Latina, CEPAL, IPEA y PNUD han concluido en sus estudios que la causa principal de la pobreza es la inequidad, y plantean que “los resultados de los esfuerzos por reducir la pobreza han sido desalentadores, en gran medida porque no ha sido posible controlar los elevados niveles de desigualdad de la región”. Por ejemplo el BID encontró en 1998 que el 10% más rico de la población tenía 12 años de escolaridad y el 30% más pobre sólo 5. Las estimaciones de hoy son que en el 20% más pobre de la población sólo el 12% de los jóvenes termina la secundaria y sólo el 0,9% termina la universidad. Los efectos sociales regresivos que esto tiene son muy amplios porque con menos de 12 años de escolaridad las personas no tienen ”empleabilidad”. En los países de la región las empresas piden secundaria completa incluso para empleos no calificados. La educación es por tanto un frente esencial para enfrentar las desigualdades y para incrementar la productividad así como para habilitar a la población para absorber y manejar las nuevas tecnologías.
América Latina se ha quedado estancada en un modelo de desarrollo anclado en la exportación de recursos naturales. No ha hecho el esfuerzo por desarrollar productos sofisticados con valor agregado que son más lucrativos en la era del conocimiento, los cuales se obtienen invirtiendo en educación, ciencia y tecnología. Así las exportaciones de productos primarios son en Argentina 72%, Bolivia 83%, Chile 82%, Cuba 90%, Colombia 64%, Ecuador 88%, Venezuela 87%, Perú 78% y Uruguay 66%. Comparativamente, son solo 9% en China y 22% en India. (PNUD-citados por A. Oppenheimer).
Países como Venezuela, Ecuador, Arabia Saudita, Irán, Irak, México son muy pobres a pesar de sus ingentes recursos petroleros, cosa que se observa también en la mitad de los pobladores de los 34 mayores exportadores de petróleo del mundo que son pobres, mientras que Finlandia o Japón sin tener recursos naturales son de los más ricos. Algo parecido ocurre con países que dependen de la agricultura que están por debajo del nivel de vida de los asiáticos, ya que éstos han hecho mayores esfuerzos en educación y tienen la fuerza laboral más calificada del mundo que es capaz de producir los bienes más sofisticados que son claves para el éxito en el comercio mundial.
En suma, no hay alternativa. O se invierte en Educación, Ciencia y Tecnología, o se perderá la oportunidad de crear una sociedad con bienestar para todos.