La opinión de los peruanos que desconocen el TLC se basará en lo que digan los negociadores, analistas prestigiados y líderes gremiales. Los argumentos cruzados confundirán a la gente, por lo que habrá necesidad de un liderazgo confiable y creíble que ponga las cosas en su debida proporción y explique convincentemente las implicancias del TLC. Ese liderazgo no existe en el Perú, por lo que se espera la presión mediática de Alfredo Ferrero y Pablo de la Flor, quienes querrán convencernos de sus bondades y urgencias. Por otro lado, también presionarán los empresarios agrícolas, que aprendieron con Toledo que la mejor manera de salirse con la suya es animar a los agricultores a tomar carreteras para protestar, así haya entre ellos quienes están haciendo grandes negocios con las actuales ventajas de las que gozan.
¿Qué se sabe del TLC? Para el Perú el mercado norteamericano representa 26% de sus exportaciones y 19% de sus importaciones, en cambio para EEUU no llega al 0.2% de su mercado. Habiendo EEUU concertado ya acuerdos comerciales bilaterales con diversos países de América Latina, Africa y Asia sin hacer concesiones en temas de agricultura, inversiones y propiedad intelectual, tampoco lo hará con el Perú (con quien además hay asuntos judiciales pendientes). Estos temas sólo los negociará con los otros bloques comerciales, que conforman la Unión Europea, Japón, China y otros países asiáticos.
Para Estados Unidos, Perú y Ecuador son anexos al TLC con Colombia, que es el país que le interesa porque se ha convertido en la base estratégica norteamericana regional para controlar el petróleo venezolano, el narcotráfico colombiano-peruano-boliviano-ecuatoriano, el gas de Tarija y Camisea, el creciente liderazgo regional de Brasil, etc.
Así, las rondas de negociación cambian poco las condiciones norteamericanas originales. Por su parte, Alfredo Ferrero actúa como un Claudio Pizarro del equipo negociador, integrado por personalidades técnicas de prestigio, pero que no conforman un equipo ganador porque su Autuori -léase Toledo- no tiene el menor liderazgo, credibilidad ni capacidad de ordenar una agenda interna que enfrente los desafíos del TLC.
Así las cosas, y salvo que los grupos políticos quieran sacarse el tema de la agenda dando los votos para aprobar el TLC en el Congreso -dejando que Toledo cargue con el pasivo del mal acuerdo ya firmado-, habrá que esperar al próximo gobierno para renegociar y eventualmente firmar un TLC con EEUU.