Una importante interrogante que se está debatiendo en los EE.UU. es si se debe recompensar a los profesores basándose en los logros de aprendizaje de sus alumnos, y si eso alentará una mejor enseñanza a todos los alumnos.
La revista “The College Board News” de mayo del 2001 trae a dos columnistas que plantean sus posiciones discrepantes que vale la pena conocer. Randi Weingarten presidenta de los 140 mil profesores de la Federación Unida de Profesores de la ciudad de New York, considera que esta estrategia es contraproducente y que 80 años de diversas experiencias así lo corroboran.
¿Porqué ha fracasado esta estrategia?. Primero, porque es casi imposible definir criterios objetivos y equitativos para recompensar el mérito individual de los profesores. Los sistemas de supervisión son notablemente subjetivos y abren la puerta al favoritismo y la corrupción.
En segundo lugar, el sistema de pago por méritos tiende a animar a los profesores a “enseñar para el examen” e ignorar los temas que no entrarán en las pruebas, llevando a una “examenmanía” y a la inflación en los puntajes.
En tercer lugar, ¿qué pasa con tantos profesores que enseñan temas para los cuales no hay pruebas? ¿Cómo se recompensaría a profesores que enseñan a alumnos con discapacidades? ¿Cómo se mediría la contribución que hacen los profesores de arte, música, educación física, oratoria y los que son consejeros o tutores escolares? Además si el pago depende de los logros ¿quién aceptaría o escogería enseñar a las clases compuestas por alumnos con dificultades de aprendizaje? (si a los médicos se les pagara en función de la tasa de superviviencia o recuperación de los enfermos, ¿irían los mejores oncólogos a trabajar con los pacientes más graves?). Más sentido tiene crear incentivos de modo que los mejores profesores trabajen con los alumnos más necesitados.
Finalmente, en los colegios exitosos los profesores colaboran con sus colegas, discuten las fortalezas y debilidades de los alumnos, comparten estrategias efectivas e integran sus esfuerzos. En contraste, el pago por méritos individuales indispone a unos profesores contra otros, e intenta recompensar a unos y castigar a otros independientemente de cuan duro trabajen. Eso no hace nada por ayudar a los profesores; tampoco hace nada para ayudar a los alumnos.
En la vereda opuesta se encuentra Marci Kanstoroom directora de investigación de la Fundación Thomas B. Fordham en Washington D.C. quien considera que pagar a los profesores sobre la base de su éxito para inducir a los alumnos a aprender convierte el sistema de compensación en una herramienta que permite alcanzar una efectiva enseñanza y aprendizaje. También asegura a los alumnos que ellos no son los únicos que son evaluados por sus desempeños.
En la mayoría de las profesiones, quienes logran los desempeños más destacados ganan mas que los ineficaces; sin embargo en la docencia, las escalas salariales uniformes lo evitan. Un sistema de pago por méritos podría mejorar la captación de buenos profesores y su retención y ofrecería además a los profesores los incentivos para afinar sus habilidades y mejorar el desempeño de sus alumnos. Además, las objeciones al pago por méritos pueden ser superados en un sistema bien diseñado de pago por méritos. <>br La colaboración es un valioso activo en las escuelas efectivas al igual que en muchas empresas privadas, donde sin embargo también se usa el pago por méritos. Este sistema puede ser diseñado para alentar el trabajo cooperativo. Por ejemplo a los profesores mas efectivos se les puede bonificar por orientar a los otros, y se pueden combinar incentivos grupales con incentivos individuales.
Si bien no hay una forma perfecta de determinar qué profesores son más efectivos, esta incertidumbre jamás ha interferido en las decisiones para despedir o bonificar a los profesores. ¿Porqué habría de prevenirse el pago para evitar diferencias? Al basar el juicio sobre la efectividad de los profesores en las mejoras que logran los alumnos, como “el valor agregado logrado durante el año escolar” podemos evitar desalentar a los profesores que no quieren hacerse cargo de las clases más difíciles.
Muchos distritos escolares en EE.UU. están experimentando hoy en día con los pagos por méritos en diferentes maneras, y están desarrollando sistemas de compensación que son transparente y equitativos. Concluye Marci Kanstoroom diciendo que lo que le parece claro es que el escalafón salarial uniforme, que coloca a los profesores mediocres y a los sobresalientes en el mismo sistema salarial rígido, no alienta ni retiene a los mejores profesores, y se parece más a un “correo a caballo” en la era de los e-mails. Ojo que pronto el debate llegará al Perú.

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