Elegir un colegio para los hijos tiene tanta trascendencia como elegir un(a) esposo(a): marcará a los hijos para toda su vida.

Por ello, así como no existe “la mejor pareja” a secas, tampoco existe “el mejor colegio”. Hay “la mejor pareja para mí” ó por analogía, “el mejor colegio para mi hijo”. Los colegios tienen una diversidad de componentes con importancias relativas diversas según quién es el que juzga: currículo exigente, educación democrática, ambiente social competitivo, énfasis en el desarrollo personal individualizado, acento en el inglés, vocación religiosa, incentivo al deporte, creatividad, mixtura de géneros, bajo costo, alto porcentaje de ingresos universitarios, clima institucional, prestigio de sus promotores, etc.

Lo que debe estar claro es que es imposible tener todo. Es inevitable que el acento en un tema vaya en desmedro de otro. Por ejemplo, no puede haber una alta exigencia homogénea para todos (que exige desconocer las particularidades y debilidades individuales propias de la inclusión) y a su vez una cálida atención individualizada para cada uno (que acentúa las fortalezas y protege la autoestima del alumno).

Finalmente hay que buscar un colegio al alcance del bolsillo, sabiendo que los costos educativos son crecientes en el tiempo. Así se evitarán las dificultades para el pago y el traumático cambio de colegio por razones económicas.

*Una versión un tanto recortada aparece en «El Comercio» del 13 2 2009 bajo el título “PUNTO DE VISTA: Un colegio a su alcance”. Además se puede buscar el artículo CÓMO ELEGIR EL COLEGIO PARA NUESTROS HIJOS» (versión original, Expreso, 28 agosto 1998)

Cómo elegir el colegio para nuestros hijos

Cuando los padres de familia enfrentan la elección del colegio para sus hijos, encaran una decisión de extraordinaria importancia para sus vidas. El resultado definirá una asociación entre la familia y la institución elegida, similar a la del matrimonio mismo, que durará por muchos años y cuyos efectos influirán decisivamente en el desarrollo de cada uno de sus hijos, así como en el propio quehacer educativo familiar. Por lo tanto, bien vale la pena revisar algunos criterios para orientar la elección de un centro educativo.

PREVIO

Antes de definir cuál sería el colegio más adecuado para sus hijos, primero los padres deben tener una visión del futuro previsible del país y del mundo, en el campo social, económico, profesional, ético, científico, etc. para entonces poder especular sobre qué formación y preparación requiere el hijo para vivir una infancia y adolescencia bien orientada y estimulada, y para que cuando sea adulto se inserte exitosamente en el mundo que le tocará vivir. Por eso les recomiendo la lectura de libros futuristas y otros que tienen que ver con las nuevas tendencias de la educación y los requerimientos del mercado laboral futuro.

Adicionalmente deben tomar en cuenta que no existe “el mejor colegio” a secas. Cada colegio tiene componentes que según ciertos criterios pueden ser favorables y según otros desfavorables, y reflejar un “mix” que para unos es el óptimo y para otros no. Lo que los padres deben determinar es cuál es “el mejor colegio para mi hijo(a), dadas sus características y nuestras expectativas”. Deben saber además que una vez elegidos, deben ser aliados del colegio para ser consistentes con su elección. Una vez clarificado eso, empieza el proceso de selección de opciones y la elección.

1) Axiología del colegio: los padres deben dilucidar inicialmente si prefieren un colegio estatal o privado; civil o militar; religioso o laico; que sea sólo para hombres (mujeres) o mixto; bilingüe intercultural o monolingüe monocultural peruano, «preuniversitario» o comprehensivo; con o sin BI; etc.

Los partidarios del colegio mixto enfatizan que “así es el mundo” y hacia eso hay que preparar al hijo(a). Además, cuando solo se juntan alumnos del mismo sexo se generan presiones sociales muy diferentes y sesgadas comparadas con las de los colegios mixtos. Después de todo, un aspecto normal del desarrollo humano es la capacidad de relacionarse con el otro sexo.

Los partidarios del colegio de un solo género consideran que ellos permiten un mejor tratamiento de los temas particulares a cada género, una mayor coincidencia en las etapas de desarrollo sexual e intelectual de los alumnos, y menores tensiones en las relaciones entre hombres y mujeres.

Por otro lado los partidarios de los colegios bilingües de habla inglesa (u otro idioma extranjero) piensan que eso los prepara mejor para el mundo del futuro. Además, como suelen ser más caros, los hijos se insertan en un grupo social de nivel medio y alto que interesa a muchas familias.

Los opositores consideran que esos colegios, no solo que son más caros, sino que por utilizar programas, materiales y muchas veces profesores extranjeros, producen un débil arraigamiento en la identidad peruana. Además, es notorio que para ser una buena persona y para tener éxito en la vida no basta dominar el inglés.

El cultivo de valores, una personalidad integrada y autoestima balanceada, así como el dominio de la ciencia, la informática, el arte y los deportes, etc. son factores que determinan mucho más el éxito en al vida que el dominio de un idioma extranjero. No siempre un colegio bilingüe acentúa estos otros aspectos.

Conviene recordar que el costo de un colegio no necesariamente es proporcional a su calidad. Hay muchos casos donde no es así.

En algunos colegios, el ingreso de sus alumnos a las universidades se convierte en una obsesión que lleva a marginar a los alumnos más débiles y a prescindir de todos los aspectos no académicos de la formación personal.

A través del estilo de comunicación los padres pueden percibir cuánto el colegio conoce y se preocupa por sus hijos, y cuánto les importa lo que pasa con ellos.

2) Costos: la familia deberá evaluar qué tipo de colegio está al alcance de su bolsillo, para afrontar los costos crecientes de la educación, para lo cual hay que escoger un colegio que esté no solo al alcance del bolsillo actual, sino también para la época de las “vacas flacas”. Así se evitarán las dificultades para pagar, y el cambio de colegio por razones económicas.

3) Prioridades: la familia debe evaluar si el énfasis de las preocupaciones educativas del colegio está puesto en la formación de buenas personas o tan solo de buenos postulantes. Las preguntas orientadoras son: ¿se enfatiza el desarrollo de la personalidad y la moral, o la ansiedad por el ingreso a la universidad lleva a prescindir de todo lo que no este estrictamente referido al avance académico?

4) Comunicación: es importante preguntarse, ¿hay ambiente de comunicación, cordialidad y cooperación o de tensión y conflicto? ¿Cómo reacciona el colegio cuando un padre se queja de algún problema: ¿toma represalias o lo acoge?

5) Clima institucional: ¿se percibe que hay conflicto entre profesores, con el director y/o promotor? ¿Se respira cordialidad, tranquilidad, confianza, o más bien rivalidad, competencia, tensión?

6) Disciplina: ¿hay una disciplina represiva y dogmática, o es una disciplina firme pero comprensiva, que reconoce que la violación de las normas no es necesariamente una falta de respeto a la autoridad, sino una sana confrontación de un niño con los límites, para poder incorporarlos paulatinamente a su autodisciplina?

7) Proyección al futuro: un colegio que es incapaz de cambiar, innovar y crear, se estanca y envejece. Además no tendrá la capacidad de trasmitir a los alumnos la exigencia de revisar permanentemente todo lo que se hace para actualizarse y mejorarlo. La inercia es incompatible con la creatividad y la innovación.

8) Innovación: la asistencia de los profesores a frecuentes cursos de actualización, la llegada de almas nuevas cada año para balancear al personal antiguo con los nuevos, denota que existen fuerzas innovadoras que entran al colegio.

9) Dimensión psicológica: todo lo que se conoce de la problemática familiar, social y personal de los niños y jóvenes de nuestros tiempos, muestra que cada vez es más importante preocuparse por la salud mental de los alumnos, su equilibrio psicológico, su capacidad de tolerar frustraciones, poseer una autoestima fuerte, tener confianza en sí mismos, capacidad de socializar fluidamente y de enfrentar con seguridad lo desconocido. ¿Se preocupa el colegio de esta dimensión?

10) Valores y espiritualidad: frente a la complejidad de la vida, las tensiones, las dificultades, a las personas les resulta difícil tomar un poco de distancia de la vida cotidiana, de lo mundano y concreto, para elevarse espiritualmente y encontrarle un sentido a la vida, ¿el colegio promueve la existencia de espacios para que los alumnos sientan y entiendan que cada uno tiene una misión en la vida que va más allá de nuestra vida física? ¿Reconoce ciertos refugio espirituales que le permiten seguir bregando por ideales y metas?

LA ELECCIÓN

Es fundamental entender que la elección de un colegio, debe corresponder a una decisión de la pareja de padres. Si uno de los padres no está de acuerdo con la decisión de la pareja, aunque se resigne a ella, la saboteará cada vez que pueda.

El paso final previo a la elección debería ser conocer los sistemas de admisión y las autoridades de los colegios elegibles. Si los sistemas de admisión son tortuosos y rígidos, eso reflejará cómo es el colegio en todos sus otros quehaceres. Si el proceso tiene un profundo contenido humano y refleja respeto y cuidado por el niño, -aunque luego no logre ingresar- es una buena señal. Además, siempre es bueno entrevistarse con padres que tienen hijos en el colegio, con ex-alumnos del colegio, – que pueden describir la experiencia real -, y sobre todo con el director y el psicólogo o jefe de área que trabajará con los niños que se inician. El director encarna los valores y estilos institucionales. Si el director no tiene tiempo o paciencia para los futuros padres, o si la entrevista resulta insatisfactoria, es mala señal. Los padres suelen intuir y sentir: “esto no me gusta” o al revés.

Elegido el colegio, hay un nuevo criterio que hay que debe tener presente. Un colegio puede parecer bueno, pero no necesariamente lo debe ser para todos.

A veces ocurre que un niño es muy feliz en un colegio, pero otros son muy infelices, porque tienen otras sensibilidades, porque sienten que les exigen lo inalcanzable, porque no tienen amigos y los maltratan, porque la tensión le resulta insoportable, etc. Si luego de una evaluación familiar y profesional los padres llegaran a la conclusión que ese buen colegio no es el lugar adecuado para su hijo, hay que considerar es el cuidado de la salud mental del hijo, y si eso requiere cambiarlo de colegio, hacerlo. El hijo(a) no debería ir al colegio para sufrir. Un buen colegio comprenderá eso y ayudará a los padres a manejar esa decisión.

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