Ya han pasado 25 años desde que el psicólogo Howard Gardner de la Universidad de Harvard publicó su libro sobre las inteligencias múltiples en el que hacía notar que las capacidades mentales estaban asimétricamente reconocidas y estimuladas en colegios y universidades, privilegiando las inteligencias verbales y matemáticas frente a las otras que quedaban minimizadas o desvalorizadas. Así, el cultivo de las inteligencias espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal, naturalista y existencial ocupaban poco espacio en la formación de los profesores, el diseño de los libros escolares, los currículos escolares, las pruebas de aptitud y conocimientos usadas para definir el ingreso a la educación superior y a los empleos, etc.

Las implicancias de desconocer estos hallazgos se van acumulando por montones y parece ser que ya llegó el momento de ponerle más empeño en traducirlos a la práctica docente y al currículo escolar.

La revista Science-325 del 4/9/2009 trae un interesante apunte sobre el tema titulado “Science Needs Kids With Vision” elaborado por Constance Holden. Ella cita al psicólogo David Lubinski de la Universidad de Vanderbilt explicando a la comisión científica de la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. que a pesar de la importancia de las ciencias especialmente para los estudios de ingeniería, robótica o astronomía, el desarrollo de las habilidades espaciales ocupa poco espacio en el currículo escolar y en los programas de cultivo de talentos, demasiado apegados a las matemáticas. Con ello desatienden y desperdician las capacidades de más de la mitad de los jóvenes que tienen habilidades espaciales excepcionales.

Recordemos que la inteligencia espacial según Gardner es la que permite formar modelos mentales del mundo en tres dimensiones, que usualmente es requerida por pilotos, cirujanos, ingenieros, arquitectos, escultores, diseñadores y decoradores. El psicólogo David Lohman agrega que “es la habilidad de generar, retener, recuperar y transformar imágenes visuales bien estructuradas”.

David Lubinski encontró que pese a que hay una buena correlación entre las habilidades espaciales con las matemáticas y verbales, muchos niños y jóvenes con gran talento espacial no se encuentran en el extremo más alto del ranking de quienes tienen los mejores puntajes en habilidades matemáticas y verbales que usualmente se exigen para las mejores universidades, con lo que estos –pese a sus grandes habilidades espaciales- quedan fuera de los mejores centros de estudios. (70% de quienes estaban en el 1% superior en espacial no estaban en el 1% superior de verbal y matemático)

Junto con ello, el monitoreo de los alumnos con mejores logros en ciencias muestra que se correlacionan fuertemente con las altas habilidades espaciales. (45% de quienes tenían doctorados en ciencias y ingeniería estaban en el 4% superior en habilidades espaciales; más del 90% de los doctorados en ciencias e ingeniería estaban dentro del cuartil superior en habilidades espaciales). De modo que el reclamo está en que los alumnos con estas habilidades espaciales no están siendo propiamente reconocidos y estimulados en los colegios, a pesar de que conforman la población que potencialmente tiene mejores condiciones para estudiar las carreras de ciencias e ingeniería que son tan decisivos para el desarrollo de la investigación científica mundial.

Resulta interesante comprobar que en los resultados de las pruebas actualmente vigentes hay un sesgo pro-varones. El ratio varones/mujeres en el 5% superior de la escala es 2.3 a 1 y en razonamiento mecánico-espacial es 11 a 1. Sin embargo, la habilidades espaciales son muy maleables, y con una adecuada estimulación las mujeres pueden obtener mejores resultados.

Actualmente Lohman está desarrollando en el Centro Internacional Belin-Blank para la educación y desarrollo de niños y jóvenes talentosos en la Universidad de Iowa, -cuyas investigaciones él dirige-, nuevas pruebas que permitan detectar las habilidades espaciales, para que se agreguen a las otras pruebas de habilidades matemáticas y verbales. Con ello además esperan avanzar en el entendimiento del porqué algunas personas son científicamente más creativas que otras, para estimular la creatividad científica en todos los espacios.

En lo que a nosotros respecta, creo que regresar a los fundamentos de la teoría de las inteligencias múltiples, aún en su perspectiva más elemental que lleva a reconocer la diversidad de los talentos humanos y por lo tanto de sus necesidades de estimulación, ya sería un paso importante para mejorar la educación de nuestros alumnos. De este modo, lejos de marginalizar a los alumnos que tienen un gran potencial de convertirse en científicos, más bien los estaríamos estimulando y dándoles la oportunidad de cultivar sus talentos.

Una modificación del examen de ingreso a la universidad para relevar las habilidades espaciales podría ser un buen primer paso en esa dirección.

Artículo afin

Gardner y las 5 mentes http://www.trahtemberg.com/articulos/570-gardner-y-las-5-mentes.html

La conversación de los niños pequeños sobre aspectos del espacio predice sus futuras habilidades espaciales No se trata de saber cuántas palabras sabe un niño sino de la forma en que las eligen lo que habla de sus habilidades espaciales. Es importante que los niños comprendan los detalles de su espacio físico: comprender dónde se relacionan con un amigo, imaginar cómo rotar las piezas del rompecabezas para que encajen entre sí y como elaborar un mapa mental con los detalles del parque al que sale a jugar. “Sabemos que las mejores habilidades espaciales conducen a mejores habilidades matemáticas en la primera infancia, y son fuertes predictores del interés futuro en las carreras en ciencia y tecnología e ingeniería… Por lo tanto, estamos buscando formas de mejorar las habilidades espaciales a una edad temprana».