Los egresados de secundaria que ingresan a la universidad deberían llevar un curso anual de «Desorientación Académica», para moverles el piso y recuperar el tiempo escolar perdido en no pensar, no cuestionar, no confrontar las verdades oficiales, creer dogmáticamente que todo problema tiene una y solo una solución, que es la del profesor o del libro de texto.

 

En ese sentido me adhiero a la sugerencia de Michael Slackman que en su articulo del Times Digest del 6/5/2010 propone que los ingresantes a la universidad reciban un curso de «desorientación», como el que ofrece la Universidad Americana de El Cairo, con el objetivo es romper los paradigmas de la educación escolar tradicional en la que los profesores disertan, los alumnos memorizan y el resto son ejercicios repetitivos y pruebas de aplicación. Así los estudiantes podrían aprender a expresar sus verdaderos pensamientos, debatir, hacer hipótesis alternativas, plantear escenarios diferentes, etc.

 

La importancia de esto trasciende la vida académica y se proyecta a la vida cívica.

 

En países como el Perú, la capacidad de cuestionamiento de la población hacia las propuestas de los gobernantes es muy limitada, porque hay una aceptación resignada y conformista de que lo que ofrecen es lo único viable. Eso es resultado de una estrategia política premeditada de siglos por parte de gobiernos que han preferido tener a la población domesticada, acrítica, fácilmente subordinable a las versiones oficiales. Para ello los educó con estrategias como la repetición, memorización, texto único oficial, a la par que desalentó la investigación autónoma y la actividad creativa que por su naturaleza confrontan lo establecido.

 

Si los estudiantes fueran educados con enfoques más inquisidores, confrontadores de los textos oficiales, obviamente actuarían con más inteligencia, autonomía y capacidad propositiva respecto a rumbos alternativos para nuestro país. Aprenderían que si se hiciera con los candidatos a puestos políticos lo que se hace con una candidata a empleada doméstica en un hogar responsable antes de contratarla, nos iría mejor. Es decir, verificar sus antecedentes policiales y judiciales, su domicilio y situación familiar, las referencias de sus conocidos por trabajos anteriores, etc.

 

Quizá entonces nos iría mejor.