El Tiempo, Piura 28 06 2014

Escoger un colegio para sus hijos. Saber si es el adecuado para todos ellos. Saber si la educación que reciben es la adecuada. Saber cuándo intervenir y cuando no, hasta dónde hacer caso a las recomendaciones de los profesores (especialmente si les piden a los padres que se hagan cargo fuera del colegio de asuntos que conciernen a la educación de sus hijos, vía terapias o clases particulares), en qué momento es preferible cambiar de colegio. Proteger a su hijo o dejarlo que se arregle solo, así se trate de conflictos sociales o la eventual repitencia de año; etc. Cada vez se le hace más difícil a los padres resolver qué hacer. Por un lado, porque los colegios reputados tienen una oferta con mucho soporte cultural y social basado en el éxito y prestigio acumulado. Por otro, porque por mucho tiempo no surgieron nuevas opciones en el mercado ni tampoco se dio un importante debate educativo que cuestionase los límites de la educación inspirada por los modelos educativos vigentes en los siglos pasados.

Las reglas de juego del marketing y la publicidad se ponen en acción. Los tradicionales para defender su propuesta. Los nuevos tocando con habilidad los nervios más sensibles de los padres para procurar su migración. Eso implica aludir a temas como el acceso a la tecnología, inglés, valores, deportes, ingreso a las universidades, y tantos ítems más que figuran en los diversos trípticos propagandísticos.

Así las cosas ¿cómo pueden elegir los padres su mejor opción? Difícil. Quien sabe, el retorno a la intuición les termine dando la pista. Visitar el colegio, conversar con sus líderes, sentir el ambiente, ver cómo son las clases para poder imaginar a sus hijos en ellas. Al final, quizá la pregunta dirimente sería ¿cuál es el colegio más parecido a aquél al que a los padres les hubiera gustado estudiar hoy si fueran alumnos? Ellos ya no pueden darse ese gusto, pero se lo pueden dar a sus hijos.

Con el desarrollo económico en el Perú se han creado nuevas oportunidades para inversionistas que ven en la educación un interesante nicho para sus negocios. Grupos empresariales invierten en universidades y colegios ofreciendo “la mejor educación del mundo” a su propio estilo.

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