Las prioridades a las que aspiramos en la educación escolar de nuestros hijos
Blog León Trahtemberg , 22 Oct 2016 | 1602 visitas |
Las prioridades a las que aspiramos en la educación escolar de nuestros hijos
LT: Cuando Uds. como padres de un niño piensan en una buena educación para sus hijos, ¿qué imaginan como valores dominantes?. Que se llene de tareas y trabajos, que saque las mejores notas en los exámenes, que esté en un ambiente de constante competencia y tensión, o en cambio, que sea un persona pensante, activa, creativa, apasionada para alcanzar metas personales, y que se críe en un ambiente que valora la solidaridad y cooperación? Ambas opciones no son posibles a la vez porque se contradicen. No es posible priorizar la competencia y a la vez la cooperación. No es posible someterse a las rutinas estandarizadas y consignas que vienen desde el profesor para hacer tareas y vivir estresados para sacar las mejores notas en los exámenes, y tener los espacios de libertad para construir su propio camino y dosificar sus esfuerzos y tiempos en función de sus talentos.
¿Cuál es su mejor opción?
Y aquellos que son profesores, ¿en cuál de los escenarios sienten que pueden desempeñarse mejor como profesionales de la educación?
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Recomiendo la lectura del libro"World Class Learners" de Yong Zhao que aborda a profundidad el tema
Artículo afin
Audio de la entrevista completa: https://soundcloud.com/mdzol/guillermina-tiramonti-en-mdz-radio
¿Y si estamos ahogando la sed de aprender de los niños con un bombardeo de estímulos? Los incentivos externos saturan los sentidos, empachan y anestesian la capacidad de saborear lo lento de lo ordinario CATHERINE L’ECUYER "¿Dónde marchitó aquel asombro? ¿Y si la sed de aprender se hubiera ahogado en un océano de información sin sentido, en un bombardeo de estímulos externos compuestos por ruidos, contenidos y horarios que no respetan el orden interior de los niños, y por qué no decirlo también, de nosotros sus padres? Para que la sed sea sostenible, es preciso dejar beber poco a poco a la persona de una fuente que se ajuste a sus necesidades reales. ¿Hay que sorprenderse si uno se ahoga intentando tomar un sorbo de una boca de incendio? El asombro es lento, saborea la realidad a la que se acerca por primera vez, o como si fuera por primera vez. En cambio, los estímulos externos que saturan los sentidos empachan, embotan, anestesian el deseo, la sensibilidad y la capacidad de saborear la dimensión estética y lo lento de lo ordinario".
La educación se ha roto. Hemos enseñado a la gente de la misma forma durante los últimos 100 años y, como hemos crecido en ese sistema, creemos que es normal, pero es una locura.Enseñamos en las escuelas lo que los colonialistas ingleses querían que aprendiese la gente: matemáticas básicas para poder hacer cálculo, literatura inglesa… Hoy no tiene sentido. Tenemos que enseñar herramientas que ayuden a las personas a tener una vida gratificante, agradable y que les llene
En el futuro, si quieres un trabajo, debes ser tan diferente de una máquina como sea posible: creativo, crítico y socialmente experto. Entonces, ¿por qué se les enseña a los niños a comportarse como máquinas? Los niños aprenden mejor cuando la enseñanza se alinea con su exuberancia natural, energía y curiosidad. Entonces, ¿por qué son arrastrados en filas y hechos para quedarse quietos mientras están llenos de hechos? Tenemos éxito en la adultez a través de la colaboración. Entonces, ¿por qué la colaboración en las pruebas y exámenes se llama trampa? Los gobiernos afirman querer reducir el número de niños excluidos de la escuela. Entonces, ¿por qué sus currículos y pruebas son tan estrechos que alienan a cualquier niño cuya mente no funciona de una manera particular? Los mejores maestros usan su carácter, creatividad e inspiración para provocar el instinto de aprender de los niños. Entonces, ¿por qué el carácter, la creatividad y la inspiración son suprimidos por un régimen sofocante de microgestión? Los profesores ahora están dejando la profesión masivamente con lo que se pierde lo invertido en su fromación, en carreras destruidas por el exceso de trabajo y un régimen de trituración espiritual que trae la estandarización, las pruebas y el control de arriba hacia abajo. Cuanta menos autonomía se les conceda, más se les culpa por los fracasos del sistema. Nuestras escuelas enseñan habilidades que no sólo son redundantes sino contraproducentes. Nuestros niños sufren este sistema deshumanizante para nada.