Todos los días ni bien me despierto me pongo a escribir aquello que supongo he ido procesando estando dormido, lo que en mi vida ha dado pie a la mayoría de mis columnas matutinas en mi blog y Facebook. Lo que me llamó la atención es que ayer y hoy me he levantado con la mente en blanco. Intentando bajo la ducha escanear algunas ideas escondidas en mi mente, no emergía ninguna. Me preguntaba qué estoy reprimiendo o bloqueando, impidiendo que fluyan las ideas como de costumbre. Por ahora la única explicación que encuentro es la sensación de desconcierto respecto a lo que pasa en el Perú, y las consecuencias pesimistas de lo que se viene venir que temo poner en palabras.

Otra vez el “wishful thiking” sobre la vida nos traiciona. Muchos vivíamos con la ilusión de que las desastrosas gestiones de los últimos gobiernos y la corrupción generalizada, sumadas a la angustia cotidiana de muerte de los pobladores peruanos de todos los sectores sociales, podrían empezar a revertirse con los elegidos al congreso y ejecutivo para el próximo quinquenio. Nos ilusionaba pensar que la población peruana tenía la reserva de aspiración democrática y confianza en la fortaleza de la economía social de mercado como palancas para salir del hoyo. Al irse desvaneciendo esas ilusiones confrontamos una realidad que va a golpear duramente a los peruanos, tanto los que por sus experiencias previas y lecturas sospechan lo que se viene, como los de quienes sin ese bagaje, llevados por las promesas irrealizables, con sus votos apuestan al boleto ganador pero cuando quieran cobrarlo, se darán cuenta que fueron estafados en sus expectativas. Ni China, Rusia y Cuba, los grandes mentores del comunismo y gobiernos del partido único, mantienen una política de lucha de clases ni una economía estatista con control directo de los medios de producción, porque ya aprendieron que con eso ahuyentan a los inversionistas y asfixian la economía generando masivo desempleo y pobreza.

Hay muchas lecciones por aprender y responsabilidades que asumir por parte de todos, porque si en el próximo quinquenio el liderazgo político vigilado estrechamente por la sociedad civil militante no logra empezar a sanar a nuestra sociedad, este drama se repetirá dentro de 5 años, si hay elecciones.

Mi expectativa es que la ciudadanía use dos capacidades fundamentales que nos provee la educación: pensar cuidadosamente en la viabilidad de las promesas políticas y estudiar las implicancias para el corto, mediano y largo plazo de las decisiones que afectan la estructura misma de nuestras opciones de vida.

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