Todos los países tienen en su historia hechos polémicos que dependiendo de la ideología del historiador, analista o político que los menciona, pueden tener explicaciones divergentes o contradictorias, y ser correctas o falsas, justificadas o injustificadas, dependiendo de la mirada de cada cual.

Por otro lado, es fundamental para la educación cívica de los alumnos abordar precisamente esos temas polémicos de nuestra historia y realidad presente, para lo cual el maestro debiera ser un facilitador calificado. Sin embargo, muchas veces el maestro es acusado por quienes no comparten su punto de vista como un adoctrinador de los alumnos que usa su autoridad para imponer una manera de pensar en los alumnos. Entonces ¿cómo enseñar política sin hacer política?

Esto ha sido un gran motivo de debate recientemente en Estados Unidos con motivo del aniversario del 6 de enero de la toma del Capitolio por parte de militantes republicanos seguidores de Trump en plena sesión de ratificación de la elección de Joe Biden como Presidente, acorde con los resultados de las fuentes confiables. El expresidente Trump sostuvo que hubo fraude y que la elección era ilegítima, animando a sus seguidores a expresar su protesta ante el Capitolio, con lo que se convertía en animador de esta insurgencia.

En el caso peruano tenemos a la vista al Movadef reivindicando a Sendero Luminoso como un colectivo insurgente que dio la lucha política contra el estado incompetente y corrupto, frente a la clase política mayoritaria que considera a Sendero Luminoso como un movimiento subversivo que llevó a cabo actos criminales de terrorismo y destrucción de la propiedad que merece una condena sin concesiones. En cuanto a la gestión gubernamental, los sectores fujimoristas consideran que los militares llevaron a cabo una defensa institucionalmente correcta causando bajas a los senderistas en acciones militares legítimas, mientras que diversos sectores de izquierda plantean que ese enfrentamiento tuvo una serie de episodios criminales por parte de militares amparados en cierta carta blanca para ejercer la violencia en el contexto de la emergencia nacional, que deben ser investigados y sancionados.

Hace pocos años esta discusión se llevó al terreno de los textos escolares, que enfrentó a fujimoristas con antifujimoristas en posturas dogmáticas respecto a cuál es la verdad que debe representar la “versión oficial” que debe entrar a los textos escolares y por lo tanto al abordaje en clase por parte de los maestros.

Este año estamos viendo que el gobierno de Pedro Castillo ha legitimado al Movadef y le ha dado presencia política inclusive a través de funcionarios gubernamentales y ha tenido muchas contemplaciones para resolver el entierro de Abimael Guzmán. Ha tenido al PM Bellido que ha elogiado a la terrorista Edith Lagos, cuestionando la censura a la apología del terrorismo en nombre del derecho a expresarse libremente de toda persona, así sea para justificar las acciones de Sendero Luminoso, debilitando la pre existente censura política al Movadef.

¿Cómo se aborda todo esto que está tan presente en los medios de comunicación y afecta la vida ciudadana? Hasta ahora, mayoritariamente, la actitud escolar tradicional ha sido de indiferencia frente a lo que ocurre fuera de la escuela y de los programas pre establecidos, perdiendo infinitas oportunidades para la formación ciudadana de los alumnos. Cuando las cosas difíciles no se abordan en la escuela, se transmite el potente mensaje de la indiferencia y apatía frente a las realidades políticas que definen los destinos del país, a la par de la irrelevancia de la vida escolar, que no es capaz de conectar lo que se enseña dentro de ella con lo que ocurre fuera de ella. ¿Cómo se forma una identidad peruana a partir de la negación o indiferencia frente a los hitos críticos de nuestra historia y realidad presente? ¿Solamente sobre la base del aprecio a los restos arqueológicos y la sobrevaloración de los héroes históricos de un país que nunca ganó una guerra y perdió territorios con todos sus países vecinos?

Pienso que deben trazarse algunas líneas maestras para los profesores a la hora de abordar estos temas, teniendo presente que su rol no es el de transmitir su credo a los alumnos, sino ser facilitadores para que los alumnos conozcan los temas difíciles desde las diversas aristas, aún de las que podrían considerarse más censurables, para que sean ellos los que aprendan a buscar fuentes confiables, entender el contexto, ponderar los argumentos sobre el caso y luego elegir la postura que mejor les parezca.

Eso no quiere decir que los profesores deben abstenerse de fijar posición en temas cruciales para un estado de derecho democrático que valora los derechos humanos, como son la censura a las soluciones violentas, al crimen, terrorismo y las actuaciones fuera de la ley para justificar alguna lucha social o defensa del estado, ni tampoco frente a la idealización del accionar perfecto de todos los actores del conflicto. Es dentro del sentido de legalidad, realidad y comprensión del contexto que los alumnos deben conectarse con los hechos.

Si estos asuntos no se tratan en el colegio bajo la orientación de los profesores, los alumnos quedarán ignorantes o serán fácilmente captados por cualquiera de los caudillos extremistas que reduzcan la construcción del conocimiento a un mero adoctrinamiento.

Sin embargo, para que los maestros puedan involucrar a sus estudiantes en conversaciones difíciles sobre temas controversiales es imprescindible que los alumnos se sientan seguros al compartir, sin temor a ser juzgados o avergonzados, por sus compañeros o su maestro. Lo mismo aplica a cualquier tema difícil o controversial que puede tener que ver con temas de identidad de género, conformación familiar, consumo de alcohol y drogas, discriminación, relaciones sexuales, aborto o intentos suicidas.

Lo que no se trate educativamente dentro del colegio, se tratará de modo aleatorio y posiblemente malinformado entre pares o bajo la inspiración de alguna figura de identificación imprevista y sesgada.

La principal lucha política en la escuela es la lucha por conocer y entender los temas polémicos de nuestra historia, en lugar de escapar de ellos refugiándose dogmáticamente en las temporales versiones oficiales, como ha ocurrido con el tema de Sendero Luminoso, que ha llevado a que millones no sepan quién es Abimael Guzmán y que miles se inscriban en el Movadef inspirados por líderes carismáticos, sin tener mucha idea de qué es lo que proponen y reivindican, repitiendo como autómatas los slogans que sus mentores instalaron en sus mentes. https://twitter.com/LeonTrahtemberg/status/1480449092027301890

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