Para conceptualizar los planes de desarrollo futuro de nuestra educación con miras al 2025 tenemos que imaginar cómo será la educación en los próximos 20 años. No habiendo escenarios únicos predecibles, tenemos que trabajar con escenarios alternativos, para lo cual recomiendo leer el informe “Four Scenarios for the Future of Education” (“The Futurist”, enero/febrero 2005, Sanborn, Santos, Montgomery y Caruthers). Los autores proponen sus visiones del futuro de la educación que estaría perfilado por las nuevas tecnologías, la inmigración a EE.UU., la elección de los colegios por parte de los padres y los métodos alternativos de aprendizaje.

El primer escenario imagina que para el año 2012 se podrá implantar nodos en nuestros cerebros con acceso a la web a través de nanotecnologías no invasivas, mediante las cuales las personas accederán a información con solo pensar en ella, lo cual permitiría dar grandes saltos en la educación y el acceso a la información. El proceso de aprendizaje no requerirá de exámenes programados porque habrá una evaluación automática de cada paso del proceso la cual producirá la retroalimentación respectiva para profesores y padres de familia. Las aulas de clases serán virtuales lo que permitirá a los alumnos conectarse de modo inalámbrico con un amplio menú de opciones virtuales de aprendizaje referidas a toda área de interés imaginable, que podrían incluir experiencias de buceo submarino, arte corporal y conversaciones con Freud ó Einstein.

El segundo escenario es el del masivo “homeschooling” (estudio en casa) que se generalizará hacia el año 2014 ya que la educación no estará confinada en las aulas sino en diversos ambientes, incluyendo el ciberespacio y la realidad virtual. En las “casas inteligentes” automatizadas, esta educación permitirá mantener a los niños en ambientes seguros. Las computadoras harán el papel de infraestructura educativa y el software se hará cargo de la enseñanza, evaluación y archivo. Para lo que cuesta el voucher o la educación privada, muchos padres preferirán la educación en casa, basada en tutores profesionales, expertos en toda clase de niños y orientadores virtuales, que contarán con una habilidad superior a la de cualquiera que pudieran encontrar en una escuela pública.
La escolaridad en casa se convertirá en símbolo de status porque será más sofisticada que la que se obtenga en una escuela pública lo que producirá una polarización entre quienes se eduquen en su hogar y quienes lo hagan en la escuela. Los primeros contarán con una atención afectuosa e individualizada que atenderá los intereses personales de cada uno, mientras que los segundos asistirán a una escuela convertida en una máquina de tomar pruebas sobre la base de datos gubernamental y un programa de enseñanza común e impersonal.

El tercer escenario supone que para el año 2020 habrá una fuerte segmentación social basada en los niveles de educación adquiridos. Habrá quienes accedan a la educación superior que se ubicarán en la parte media y alta de las ocupaciones, y habrá trabajadores manuales pobres y poco educados, principalmente los nuevos inmigrantes y pobres urbanos. Los EE.UU. se habrán convertido en una sociedad segmentada y polarizada, independientemente de las inversiones que se hayan hecho para mejorar las perspectivas de vida de los nuevos norteamericanos. A la par, se deteriorará la calidad de la escuela pública urbana y los pocos pobres que lleguen a la educación superior no podrán mantenerse en ella por la falta de las habilidades básicas no adquiridas durante la vida escolar.
Las familias norteamericanas nuevas tendrán pocos ingresos por lo que los padres pondrán menos énfasis en la educación y más en la capacitación para adquirir habilidades para desempeñarse lo antes posible en el mercado de trabajo.

El cuarto escenario supone que para el año 2025 en las escuelas se adquirirán nuevas habilidades sociales e interpersonales que cultivarán mejor la satisfacción e intereses de los estudiantes. A través de la enseñanza virtual con “profesores expertos” adquirirán todas las habilidades para tener éxito en el siglo XXI, incluyendo lenguaje, matemáticas, ciencia e historia. En este sistema los mejores profesores del mundo grabarán sus clases que llegarán a los alumnos por medios virtuales. Terminadas la emisión de estas lecciones, los alumnos se dividirán en grupos de trabajo y los profesores “reales” les ayudarán a asimilar lo que les fuera enseñado. Paradójicamente, este sistema a gran escala y bajo costo puede traer consigo el renacimiento de las escuelas públicas.

Hasta aquí la labor de los futuristas. Ahora le toca el turno a los planificadores creativos de nuestros países, que tienen que responder a la pregunta ¿qué hacer hoy para ir poniendo a nuestros estudiantes en condiciones de ser cabeza y no cola en el 2025?