El Ministerio de Educación dispondría de 100 millones de soles para capacitar a docentes a través de las universidades, mediante cursos de 220 horas: 160 presenciales, 10 a distancia y 50 de monitoreo, abarcando capacidades comunicacionales y lógico-matemáticas, preparación teórica y práctica del currículo y especialización académica. Se desarrollarían los fines de semana y calzarían individualmente con las áreas débiles diagnosticadas por la evaluación en cada maestro. Esto cambiará muy poco las capacidades docentes de quienes tienen una historia de formación precaria y bajo desempeño docente. Abrir una capacitación docente de 220 horas a tal diversidad de temas, objetivos y situaciones individuales, y además encargársela a las mismas universidades que no han podido formar buenos maestros en cinco años de carrera pedagógica, parece iluso. Debemos ser ambiciosos y audaces, pero a la vez realistas y pragmáticos. Veamos. Los alumnos han sido evaluados varias veces en comprensión lectora y razonamiento lógico-matemático mediante pruebas nacionales e internacionales. Los profesores ahora han sido evaluados en estas mismas áreas. Tenemos toda la información requerida para hacer una capacitación nacional de todos los profesores y colegios en estas dos áreas durante el año 2007. Además, todas las universidades tienen sistemas preuniversitarios en los que desarrollan las habilidades verbales y razonamiento lógico-matemático de los postulantes, para lo cual ya tienen experiencia, materiales didácticos y profesores entrenados. Por si fuera poco, si el ministerio se dedicara sólo a desarrollar esas dos habilidades en los docentes (y alumnos), su posibilidad de hacer campañas nacionales, promoción a través de medios de comunicación, producción editorial y distribución continua de materiales didácticos, concursos, involucrar a padres y municipios, etc., crecería enormemente, a la vez que bajarían los costos unitarios. Eso permitiría capacitar de inmediato y a lo largo del año a todos los profesores del Perú, y en la evaluación de noviembre del 2007 verificar los avances. De paso, el ministerio podría usar el año 2007 para planificar con calma su agenda del 2008-2011, que no parece tenerla clara. La promesa inicial de dar una capacitación de 220 horas a los profesores que obtuvieran los mejores resultados en la evaluación censal podría cumplirse ofreciéndoles adicionalmente a éstos un programa de muy alto nivel de 440 horas, cuyos egresados conformarían una red de docentes de vanguardia que visitarían los colegios para apoyarlos en sus capacitaciones internas entre el 2008 y el 2011. ¿No ganaríamos más con un esquema así?