Charla Libre es una tribuna en la que la universidad UPC de Lima hace públicas conversaciones sobre diversos temas con líderes de opinión en un formato de diálogo que puede ser interesante también para otras universidades, por ser más interactivo que una columna de opinión. Como muestra adjunto la parte inicial del intercambio que sostuve en noviembre del año pasado con mi interlocutor Diego Vega sobre temas de educación y política, ligeramente modificado y recortado, cuya versión completa puede encontrarse en la web de la UPC (http://www.upc.edu.pe/sociedadlibre) DV: Dado el alarmante puesto en el que nos ubicamos en lo referido a la calidad de la educación primaria (131, entre 131 países según el Global Competitiveness Report 2007-2008, del Foro Económico Mundial)… ¿Qué nos espera como peruanos en quince o veinte años con cifras tan peligrosas? ¿Una calamidad? Hemos excedido el límite de la mediocridad. ¿En qué nos convertimos? LT: En realidad no estamos en el puesto 131 sino que somos percibidos así por los líderes empresariales encuestados por el Foro Económico Mundial. No es una medida numérica precisa comparativa. Para quienes quieren algo de consuelo, no somos peores que Chad, Burundi, Zimbabwe, Mozambique o Etiopía. Lo que ocurre es que en el Perú se ha machacado tanto que somos los últimos en las mediciones de UNESCO (de 13 países latinoamericanos) y PISA (de 41 países del primer mundo en su mayoría) que ya quedó el clisé «somos los últimos». Sin embargo, aún si estuviéramos en el puesto 100 de 131 (que me parece más probable) estamos «hasta las patas» o si prefieres, frente a un suicidio social que viene aparejado con la búsqueda política de un salvador mágico que cambie el modelo de estado ineficiente y corrupto que tenemos, llámense Abimael, Fujimori, Humala ó Chávez. ¿Qué nos espera en 15 años? No soy mago pero imagino que pasado el boom económico, vendrá una fuerte caída en nuestra economía por falta de competitividad debido a la escasez de recursos humanos calificados. Para entonces, se habrá instalado un gobierno chavista en el Perú aunque sin petróleo. Me duele la educación peruana. Sería tan sencillo revertir todo esto… Pero, ¿a quiénes y cuantos -que tengan a sus hijos en colegios privados que no viven el drama de la educación pública pero que constituyen el liderazgo decisor del país- les importa esto de verdad? Ojalá algún día entiendan, y que no sea tarde, que la única escalera a disposición de los pobres para salir de su pobreza e insertarse en el mundo productivo, es la educación. Esa es la política redistributiva más potente que hay para reducir inequidad. DV: Me asusta tu pronóstico, León. ¿Sientes inevitable un matrimonio del Perú con el chavismo (o como lo queramos llamar) en los próximos años? ¿Ves improbable que, con el fortalecimiento económico, nuestro país logre estabilidad y se aparte de los Evos, Ortegas, Correas y demás? Andrés Oppenheimer nos observa con optimismo y ha considerado que no sería raro que el Perú se convierta en una estrella económica de la región en un futuro no muy lejano. LT: A quien debería asustarle es a la elite política y económica nacional. Lo que yo veo en el continente es que a más crecimiento con inequidad, pobreza y sin empleo, más corrupción, más injusticia y menos redistribución aumenta la probabilidad de un candidato chavista. Mira Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, el caso casi-casi de Perú y México… ¿tu crees que un Chavez más rico y envalentonado va a reducir su influencia en la región? Claro, puede ganar el 2011 un aprista o filo aprista de derecha apoyado por Alan, puede ser un conglomerado de centro izquierda con una buena cara caudillesca a lo Lula, pero, qué es mejor para el Perú ¿ponerse en todos los escenarios posibles para empujar los que creemos más deseables, o ignorar esos peligros y hacer de cuenta que las elecciones del 2011 serán un calco del 2006?. Algo más… el matrimonio de un sector de peruanos con chavistas-castristas-evomoralistas-orteguistas ya existe… No veo cómo el Perú pueda convertirse en una estrella económica de la región sin hacer reformas del estado y la educación, las cuales se alejan cada vez más conforme Alan García siga bajando en las encuestas y no quiera arriesgar un solo voto de popularidad. Estamos a tiempo. Una reforma inteligente de la educación puede mostrar frutos en dos años. Una reforma inteligente del estado puede dar frutos en menos de un año. Alan García quería pasar a la historia porque en el segundo round superó al primero. El primero nos dejó a Fujimori. Ojalá que en el segundo no nos deje a un Chávez.