Desde 1978 China crece a 9.5% al año. Empezó produciendo bienes de baja tecnología y escasa exigencia de calificación en la mano de obra, pero paulatinamente se ha ido sofisticando y actualmente ya ha incursionado en los productos de alta tecnología. Teniendo capital y recursos humanos, solo requiere de materias primas para seguir creciendo. Actualmente absorbe 7% del petróleo mundial, 31% del carbón, 25% del aluminio, 27% del acero y 40% del cemento. Alan García, Alejandro Toledo y diversos políticos y empresarios han visitado recientemente China para fortalecer vínculos. Su vicepresidente Zeng Qinghong visitó recientemente Perú, Argentina, Brasil, Chile, etc. porque su gobierno quiere asegurarse la provisión de materias primas, para lo cual quiere invertir en grandes proyectos de producción e infraestructura en nuestros países. Perú exportó 1,234 millones de dólares a China en el 2004.
China es actualmente la gran succionadora mundial de materias primas y a su vez la gran proveedora de bienes para los mercados mundiales, lo que tendrá además un fuerte impacto en el mercado laboral mundial. En “Punto de Equilibrio” de febrero del 2005 el profesor Richard B. Freeman de Harvard señala que la globalización ha llevado a uniformar el mercado laboral planetario, lo que ha traído como consecuencia “la gran duplicación” de la masa laboral global, que ha pasado de 1.46 mil millones de personas en el año 2000 a 2.93 mil millones en el 2004 por los aportes adicionales de China 760’ India 440’ y el ex bloque soviético 260’.
Los trabajos baratos de baja calificación que el mundo requiere ya los aporta China e India, pero además estos países están incrementando paulatinamente la provisión de recursos humanos de alta calificación: de 100 millones de universitarios en el mundo EEUU tiene 15% pero China y Rusia tienen 38%. En el año 2003 en China se graduaron 700 mil ingenieros mientras que en EEUU solo 60,000. Por oferta y demanda, las bajas remuneraciones pagadas en China e India empujarán a la baja las remuneraciones de las profesiones de alta calificación de los otros países. Eso obligará al Perú a re-identificar las industrias en las que desea invertir y a los jóvenes a revisar las áreas en las que tenga sentido formarse profesionalmente. Además, les resultará ventajoso orientarse hacia la aventura empresarial, que les puede abrir mejores opciones de ingresos que las que tendrían siendo solamente profesionales.

La otra dimensión de esta expansión planetaria de China como consumidor y a la vez proveedor de bienes producidos con un bajo costo de mano de obra, es la presión a la baja de los precios de las importaciones que deberían beneficiar a los consumidores finales, pero que afectan los intereses de los industriales nacionales que deben competir con productos importados más baratos. La reacción de los industriales peruanos ha sido la de solicitar la reducción de los costos laborales para bajar precios, es decir reducir vacaciones, gratificaciones, indemnizaciones por despido, CTS y hasta aumentar las horas de la jornada laboral. Sin embargo, la disputa va a ser dura porque los trabajadores por su parte argumentan que solo dando mejores condiciones de trabajo estos podrán volverse más productivos. Además, hay costos laborales que no dependen de los trabajadores que podrían reducirse como los costos financieros (intereses bancarios) los costos de procesamiento de la exportación (puertos) los sobre costos por utilizar tecnologías obsoletas, costos por impuestos y aranceles a los bienes de capital, costos por las trabas e ineficiencias burocráticas, etc. Además, todo indica que la reducción de costos no se traduce en reducción de precios al consumidor sino en aumento de ganancias para el industrial.
Pese a todo, los industriales lograron que además del arancel del 20% se coloquen salvaguardias contra los productos textiles importados (especialmente chinos) que vencen el 1ero de mayo, fecha en la cual el gobierno peruano debe decidir si las cancela o renueva. China ya anunció represalias a las importaciones peruanas si es que el Perú seguía con esta política contra las importaciones chinas. Indecopi debía entregar en febrero un informe sobre el supuesto daño que habría ocasionado las importaciones chinas a la industria textil nacional.
Sin embargo, más allá de ello, así como los EE.UU. están imponiendo al Perú condiciones para mantener sus subsidios agrícolas y patentes de segundo orden con el TL, paulatinamente China impondrá sus propias condiciones y los países como el Perú tendremos que aceptarlas para poder seguir siendo proveedores de China en sus diversos requerimientos.
Nuevamente los peruanos deberemos preguntarnos ¿queremos ser los “pisados” de las potencias mundiales, o intentaremos identificar los bienes y servicios cuya explotación nos permitiría generarle ventajas a los peruanos?