El presidente Alan García y muchos funcionarios del gobierno no toleran que se hagan atingencias a las propuestas presidenciales, como la de la conversión de los colegios emblemáticos, muchos de ellos Grandes Unidades Escolares, en colegios secundarios mayores con ingresos selectivos de postulantes y con financiamiento y equipamiento superior al del resto de la educación pública. Como consecuencia de ello, descalifican con diversos adjetivos denigrantes a los analistas. Pero quizá insistir o ampliar el tema, en lugar de inhibir a los columnistas, pueda producir más bien en los gobernantes una mayor apertura para perfeccionar sus propuestas. Ojalá así sea.

 

Una de las dimensiones que hay que investigar antes de invertir el dinero, es el del tamaño óptimo del colegio. Cada vez se acumula más investigación en el sentido de que el concepto de colegio grande con miles de alumnos, justificable desde el punto de vista de las economías de escala, – porque permite tener en un área campos deportivos, laboratorios y talleres bajo una sola administración-, no lo es desde el punto de vista educativo.

 

Desde los años 1990’s se acumulan esas investigaciones que evidencian de manera abrumadora las ventajas de los colegios pequeños tanto en primaria como en secundaria. Los primeros y más notorios fueron los de Williams D.T. “The dimensions of education: recent research on school size”, 1990 y Cotton K. “School size school climate and student performance”, 1996).

 

Según ellos los límites ideales para el tamaño de los colegios están entre 300 y 400 alumnos para colegios de primaria, y entre 400 y 500 para colegios de secundaria. (ERIC-ED 401088 dec 96 Affective and Social Benefits of Small Scale Schooling y otros)

 

En su momento Cotton sintetizó 103 estudios sobre el tema y concluyó que las razones de la ventaja de los colegios pequeños son varias: En los colegios pequeños hay una mayor familiaridad que facilita la interacción educativa, la preocupación individual por cada alumno, un sentimiento de pertenencia más intenso, mejores relaciones interpersonales y mayor capacidad de control lo que produce una asistencia más alta y deserción más baja. También permite mayor flexibilidad en la gestión, conformar equipos docentes que se conozcan y trabajen juntos, integrar sus materias de modo interdisciplinario, etc.

 

Dos años después Gerald W. Bracey, en la revista Phi Delta Kappan de enero de 1998 reseñó los hallazgos de Valerie Lee y Julia Smith de la Universidad de Michigan. Ellas usaron la base de datos de las pruebas nacionales de rendimiento de matemáticas y lenguaje para los grados 8vo. 10mo. y 12avo. del año 1988 y encontraron varias cosas importantes referidas a colegios que tenían entre 100 y 2,800 alumnos. El rendimiento de los alumnos crece con el tamaño del colegio hasta llegar a 600 alumnos. Luego se estanca hasta los 900 alumnos. De allí en adelante empieza a decrecer. El efecto es realmente notable, porque si el efecto por tamaño es normal para una correlación entre 0.3 y 0.5, el efecto de tamaño llega a -1.0 para lenguaje y a -1.8 para matemáticas.

 

Cuando se examinaba la variable socioeconómica de los alumnos (16% superior y 16% inferior) versus el tamaño de colegio se obtiene los siguiente:
1) los alumnos del nivel socioeconómico alto obtienen siempre mayor rendimiento que los de nivel socioeconómico bajo, independientemente del tamaño del colegio. 2) El efecto negativo del tamaño del colegio sobre los rendimientos escolares es mucho menor entre los alumnos de niveles socioeconómicos altos que entre los del nivel bajo.
Finalmente, considerados el porcentaje de alumnos asistentes procedentes de minorías étnicas con desventajas (inmigrantes latinos, negros, etc.), a partir de los 900 alumnos, la brecha entre los rendimientos de los colegios con poco porcentaje de alumnos procedentes de minorías étnicas va creciendo al compararse con el rendimiento de los colegios con alto porcentaje de alumnos procedentes de minorías étnicas en desventaja, en perjuicio de estos últimos.

 

Nueve años después el New York Times informó sobre el excelente resultado que trajo la política del alcalde Bloomberg de reducir 12 grandes colegios secundarios de Nueva York (con 2,000 a 5,000 alumnos c/u) y convertirlos en 47 nuevos colegios más pequeños (Small Schools Are Ahead in Graduation, Julie Bosman 30/6/2007). Si hasta el 2002 la tasa de graduación fue de 40%, luego del cambio subió a 73% (por encima del 60% de toda la ciudad) incluyendo a 8 de ellos que llegaron a más de 90%.

 

Hay colegios privados y públicos que en su momento lograron superar estas limitaciones para lograr buenos resultaos en sus egresados. Sin embargo, no está de más tomar nota de esta dimensión educativa del tema para nuestros tiempos actuales, antes de disponer la remodelación de la infraestructura estatal actual siguiendo las mismas enormes dimensiones tradicionales.

 

Artículo previo sobre el tema

Correo, 27 Feb 2009 Colegio secundario mayor (Guadalupe) (1)

http://www.trahtemberg.com/articulos/1311-colegio-secundario-mayor-guadalupe.html