Hay dos claros indicadores sobre los intereses prioritarios de los congresistas que se reflejarán en su agenda anual y producción congresal. Uno, la disputa por presidir y pertenecer a una determinada comisión. Dos, adónde se ubican los congresistas con más peso, liderazgo político y pantalla. En ambos las favoritas son Economía, Presupuesto, Fiscalización, Relaciones Exteriores, Justicia, Constitución, Defensa. La de Educación no solo no es deseada, sino que termina siendo un “cajón de sastre” o “cajón de desastre” si usamos la expresión nacida de la similitud fonética.
En los diccionarios la expresión popular “cajón de sastre” se aplica al conjunto de cosas diversas, confusas y desordenadas. Esa expresión calza muy bien con la visión que han tenido los congresistas del quinquenio anterior cuando constituyeron la comisión de Educación, Ciencia, Tecnología, Cultura, Patrimonio Cultural, Juventud Y Deporte. Era la comisión depósito de todos los temas que se consideraban marginales y que no interesaban mayormente a los congresistas más renombrados y protagónicos que preferían disputarse las comisiones más aristocráticas como por ejemplo Economía, Presupuesto, Defensa, Relaciones Exteriores, Justicia ó Fiscalización.
Podrían haberla denominado “comisión de los temas que todos dicen que son importantes pero a pocos congresistas interesan” ó “comisión de los temas que no van a recibir financiamiento” ó “comisión para los congresistas despistados”. Tan es así que se dejó que la presida rotativamente un congresista del minoritario Partido Nacionalista, sabiendo que a cualquier cosa que propusieran no se le daría mayor relevancia. Así fue que se desdeñó su proyecto de Carrera Pública Magisterial y se aprobó el que presentó desde fuera la congresista Mercedes Cabanillas y su equipo del APRA.
Estando a puertas de armar las comisiones del congreso para este nuevo quinquenio, valdría la pena reformular las comisiones y dejar que Educación sea una comisión importante y focalizada en ese tema sin cargarle todos los otros temas que figuran en el título.
Los temas de Investigación, Ciencia y Tecnología constituyen un paquete que tiene vida trans-sectorial: tienen que ver con Salud, Agricultura, Industrias, Minería, Educación, Defensa, Interior, etc. y por lo tanto, colocarlo como un apéndice de la comisión de educación es relegarlo a la periferia de la preocupación congresal.
La Cultura atraviesa toda la actividad de creación y afirmación de identidad que se haga en el país. La conservación y promoción del patrimonio cultural histórico, bibliográfico, arqueológico, artístico, tiene poco que ver con las escuelas. Por lo demás, habiéndose creado recientemente un Ministerio de Cultura que necesita afinar la legislación que permita darle sentido a su propósito, merece una comisión diferenciada. Si bien hay vínculos estrechos con Educación, también los hay con Industria, Turismo, Economía, Vivienda y Transportes, Relaciones Exteriores, Pueblos Andinos y Amazónicos, etc.
El tema de Juventud está implícito en todos los sectores sociales, justicia, interior, defensa (drogas), mujer y desarrollo social, así como los laborales y de producción. Nuevamente, convertirlo en un tema sectorial asociado a educación empobrece y debilita su tratamiento, porque todas las otras comisiones podrán decir “no es mi asunto; eso corresponde a Educación”.
Esa comisión de Educación debería tener 3 sub-comisiones:
1). Educación Técnica-Ocupacional -que corresponde al nivel de educación básica y que no tiene porque asociarse solamente a Tecnología-, 2) Educación Bilingüe Intercultural y Educación Rural, que son los principales ámbitos deficitarios que conllevan a la exclusión y 3) Arte y Deportes, que tienen varias dimensiones afines a la Educación; son esencialmente dos facetas más de la educación y recreación, y tiene una fuerte concentración en actividades para niños y jóvenes de edades escolares, técnicas y universitarias, que incluyen estas actividades en sus currículos.
Siendo el deporte y el arte las áreas de actividad más ausentes de la escuela, en la que hay escasos profesores de educación física y arte, convertir esos temas en la preocupación central de un grupo de congresistas sin duda le hará mayores beneficios que dejarlos como un apéndice de una multi-comisión inoperante.
En suma, de la manera como se armen las comisiones –en particular la de educación- tendremos un primer diagnóstico de las verdaderas prioridades e intereses de los congresistas especialmente los oficialistas.
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