Correo 23 05 2014

La sabiduría popular dice que un niño que nace en hogar con hermanos, tendrá más interacciones sociales que en el caso del hijo único, lo que le desarrollará mayores habilidades sociales. Pero eso ignora el hecho que esas interacciones no necesariamente son positivas por lo que puede aprender más interacciones negativas que positivas. Según Hildy Ross hermanos entre 3 y 7 años se pelan como media 10’ por hora y solo una de cada ocho peleas termina en acuerdos o reconciliación (“Educar Hoy”, Bronson y Merryman,2009, Cap 6).

Resulta fundamental saber por qué se pelean los hermanos. La versión freudiana sobre la disputa por el amor de los padres solo ocurre en el 9% de los casos. Más frecuente (80% en los mayores y 75% en los menores) es la disputa por las posesiones físicas. Además, un 39% de las peleas arrancan para continuar con peleas anteriores, sobre todo cuando los menores están molestos con los mayores.

Laurie Kramer observando a niños desde antes del nacimiento del hermano, concluyó que aquellos que jugaban bien con sus mejores amigos, lo hacían luego también con sus hermanos menores. Algo así como que los niños mayores se entrenan con sus amigos para después aplicar lo aprendido con los hermanos menores. Para que las relaciones entre hermanos sean buenas, debe haber amistad entre ellos, relación de beneficio mutuo, que son habilidades sociales que se aprenden con los amigos y luego se transfieren a sus hermanos.

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