En los últimos años he visto de cerca 8 colegios cooperativos en crisis. Los denominadores comunes:
1) La inestabilidad institucional, producto de la continua rotación de directivos que son elegidos en las asambleas anuales de socios que pueden producir la remoción total de todos los directivos cada año.
2) La dificultad de los padres para diferenciar su rol de dueños-socios de la cooperativa y el de ejecutivos con derecho a entrometerse en las decisiones pedagógicas o laborales-docentes que corresponden al director.
3) La dificultad de armar una jerarquía en la que las decisiones del Gerente se subordinen a las del Director (lo usual, no aconsejable, es al revés), porque dependiendo de quién está en la cima jerárquica las decisiones se orientan a priorizar lo educativo o lo administrativo.
4) Remuneraciones docentes poco atractivas porque siendo los padres los dueños, fijan las pensiones pensando en su conveniencia más que en las necesidades del servicio.
5) La alta rotación de directores y profesores competentes, que no toleran todo lo dicho antes, aunado a la dificultad de conseguir profesionales que quieran trabajar en estos colegios.
Si no se atienden adecuadamente estos problemas estructurales, estarán condenados a una crisis permanente.
Mi sugerencia suele ser que empiecen por formular un mecanismo de elección de directivos competentes que tengan continuidad y rotación solo parcial, y crear un tribunal de honor con gente de alto nivel ético, profesional y prestigio, con voz y voto para las decisiones estratégicas, que sea capaz de intervenir con el aval de la asamblea de socios cuando los directivos pierden la brújula.
Artículo afín: