PREAL produce magníficos documentos en los que analizan la situación educativa de diversos países de América Latina, pero en ocasiones, cuando abordan las mediciones internacionales de aprendizaje y en particular las de PISA, exageran sus critican a los comunicadores acusándolos de no darle un buena interpretación a los resultados.

Esto ha vuelto a ocurrir en el Boletín Nº 21 de Diciembre 2010 que se titula “Una primera mirada a los resultados de los países latinoamericanos en pisa 2009: tendencias y desigualdad”. Allí dice “Los medios de comunicación suelen adolecer de dos problemas principales: una insuficiente comprensión sobre la información que está siendo analizada y una lectura excesivamente politizada de los datos”. Por ejemplo, en lo primero critican el excesivo acento en el lugar que ocupa cada país en el ranking, ignorando los cambios en la cantidad y particularidades de los países participantes; así mismo, critican la excesiva focalización en los puntajes que tienen poco significado educativo. En lo segundo dicen que se usa los resultados para legitimar o criticar a la administración de turno, se hacen análisis genéricos descalificadores de la realidad educativa y del trabajo de los docentes, y hasta se descalifica la propia evaluación si no es favorable.

Es curioso que ninguno de estos ejemplos alude a los gobernantes que sobrevaloran el significado de esos rankings y puntajes usándolos como avales de su política educativa. Es igualmente curioso que en el boletín apelen a los puntajes y categorizaciones cuyo uso por analistas ellos critican.
Por ejemplo:

1) A partir de los puntajes, dice que la tendencia de largo plazo (2000-2009) es claramente favorable en los casos de Chile, Brasil y Perú. En el caso de Portugal, Uruguay y México no hay cambios significativos, en tanto que Argentina, España y Finlandia desmejoran. ¿No están usando acaso los puntajes para comparar y clasificar países, y en el caso del Perú, decir implícitamente que “va bien” –coincidiendo con los gobernantes triunfalistas-?.

2) Dice que una primera situación altamente preocupante es que hay un número importante de estudiantes que no alcanzan las capacidades básicas de lectura a los 15 años. Mientras en Finlandia esto ocurre con el 8% de los estudiantes y en España con 19%, en los países de América Latina oscilan entre 30% en Chile y el 65% en Perú (en este último caso dice que se pasó de 80% a 65%, lo cual muestra que, a pesar de la mejora en el promedio, la situación continúa siendo grave). ¿No está usando acaso los puntajes y resultados comparativos para sacar la conclusión –coincidente con la de los analistas- de que Perú anda muy mal en esos indicadores de logro?

3) Dice que en América Latina se destacan cuatro países por la alta desigualdad de resultados en el desempeño de los alumnos: Brasil, Perú, Uruguay y Argentina, las cuales son explicadas fundamentalmente por el índice socioeconómico de los mismos ¿No está diciendo acaso que las políticas de equidad son un fracaso?

4) Finalmente, el boletín concluye diciendo que si para PISA 2009 se considera únicamente el conjunto de países latinoamericanos, se puede diferenciar entre: a. Chile con los mejores resultados y a la vez los más homogéneos. b. Colombia y México, con resultados intermedios y homogéneos. c. Brasil y Uruguay, también con resultados intermedios pero internamente desiguales. d. Argentina y Perú con resultados a la vez bajos y desiguales. ¿No está categorizando a los países y diciendo que el Perú está entre los más deficientes de la región, al igual que lo dicen los analistas?

Ocurre que a diferencia de lo que opinan aquellos autores que critican a los analistas y comunicadores, que a veces prefieren atemperar las necesarias llamadas de alerta por lo mal que anda la educación nacional, (e incluso acentúan los pequeños logros de los países), los analistas preocupados por la educación nacional tienen que ser muy severos, exigentes y demandantes con sus gobiernos. Si van a ser complacientes con los pequeños avances –si los hay-, habría que esperar varias décadas para llegar a tener una educación que habilite a los jóvenes a desempeñarse de igual a igual con cualquier otro en el mundo globalizado altamente impactado por los avances de la ciencia y tecnología de punta.

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UNA ALTURADA ACOTACIÓN AL ARTÍCULO

Lima, 8 de febrero del 2010
Señores Diario Correo
Huancayo

En su columna del 6 de febrero titulada “Crítica a los críticos del PREAL”, el conocido educador y columnista León Trahtemberg hace referencia a un Boletín del Grupo de Trabajo sobre Estándares y Evaluación del PREAL, que coordino, en el cual un equipo de investigadores uruguayos realiza un breve análisis de los resultados recientemente publicados de la prueba PISA. El Boletín busca contribuir a una mayor reflexión sobre las implicancias de los resultados de las pruebas internacionales para nuestras políticas educativas nacionales, y el artículo del señor Trahtemberg muestra las distintas interpretaciones que pueden hacerse de los mismos y lo enriquecedor que podría ser un diálogo basado en la rica evidencia que proveen esas pruebas.

No es intención del Boletín ni del Grupo de Trabajo celebrar ni lamentar los logros o fracasos de ningún gobierno, sino proveer información confiable y no sesgada que contribuya a la discusión sobre la situación y perspectivas de la educación en América Latina. El Boletín resalta que, más que los promedios – que son cifras que no tienen significado alguno — y los puestos en los rankings, interesa conocer qué porcentajes de los alumnos en cada país están alcanzando niveles de desempeño buenos, regulares o malos y cómo ello va evolucionando a lo largo del tiempo. Eso es lo que los autores han descrito en las varias páginas del boletín mencionado, que pueden los lectores revisar en http://www.preal.org/NoticiaGNN.asp?Id_Noticia=333&Id_Grupo=3.

El columnista critica el que los autores usen datos que él entiende han sido criticados por ellos mismos. En realidad, como se puede leer claramente en el Boletín, lo que ellos y el Grupo siempre han criticado es el mal uso que en los medios se suele hacer de los resultados, generalmente con comentarios limitados a los rankings de los países y sus calificaciones promedio, sin mayor reflexión y análisis, y muchas veces utilizados exclusivamente para legitimar o criticar a los gobiernos de turno. Ciertamente, también los gobernantes algunas veces utilizan los resultados de las pruebas como evidencia de la efectividad de sus políticas de maneras no justificables o exageradas, cosa que el Grupo ha lamentado en más de una de sus publicaciones.

Sin embargo, la simple constatación de que los resultados sugieren que en el Perú y en otros pocos países latinoamericanos ha habido avances importantes en la década pasada (aunque del todo insuficientes para lograr ese progreso que todos deseamos y necesitamos, tal como lo señala explícitamente el Boletín) , no debería interpretarse como complacencia, sino como franca objetividad. Y seguramente esos resultados reflejan el impacto acumulado – positivo y negativo — de varias gestiones de gobierno.

Tanto los autores del artículo – investigadores de la Universidad Católica del Uruguay — como quien suscribe, están convencidos de que además de críticas severas, exigentes y demandantes, la mejora educativa requiere de varias décadas de esfuerzos sostenidos, de seguimiento metódico y riguroso de las diversas evidencias disponibles y de la formulación y apoyo a propuestas razonables y viables. Eso, y no otra cosa, es lo que están dedicados desde hace varios años a hacer.

Atentamente,
Patricia Mc Lauchlan de Arregui, Coordinadora del GTEEPREAL e investigadora de GRADE