De regreso a la semilla
León Trahtemberg

Escribe: Luis Felipe Gamarra / Foto: César Campos, revista ASIASUR 16 03 2013

Durante las últimas décadas, el experto en educación León Trahtemberg le ha dicho al país qué se debe hacer para elevar la calidad de la educación peruana. Pero, como ninguna autoridad le ha hecho caso, ahora regresa con todo para emprender su propia revolución, a la cabeza de un colegio que llevará su firma

León Trahtemberg está armando un rompecabezas. Está construyendo un triángulo isósceles. No parece aquel ingeniero mecánico que egresó de la Universidad Nacional de Ingeniería, sino un gestor educativo capaz de revelar los principios de la termodinámica con figuras de plástico. Durante 36 años trabajó como profesor del colegio León Pinelo, 25 de ellos como director. En ese lapso obtuvo una maestría en Educación y una en Administración. Sin embargo, mientras Trahtemberg perfeccionaba sus propuestas pedagógicas según los modelos educativos del primer mundo, en el Perú, la política educativa pública estaba atada a paradigmas del siglo XIX. Frustrado por cómo se condenaba al fracaso a casi 7 millones de escolares, asaltó la escena con sus propuestas. Ahora, tras hablar casi dos décadas del mismo tema, Trahtemberg regresará a la cancha, pero con la pelota en la mano.

Tras recorrer los centros en innovación educativa más avanzados vinculados a Gates Foundation, World ORT y vincularse con los responsables de Project Zero Harvard, y con el impulso empresarial de Marisol Bellatín y pedagógico de Fiorella de Ferrari [propietarias de la cadena de nidos La Casa Amarilla], Trahtemberg protagonizará su propia revolución. El colegio Aleph [Active Learning Philosophy], que abrirá en 2014 en Chorrillos, será una síntesis de los conceptos que Fiorella de Ferrari y él han desarrollado, algo como introducir un salto de cien años en materia educativa, donde se buscará combinar el rigor académico con el aprendizaje entretenido. La clave de su propuesta: aprender investigando hechos concretos, en forma de proyectos activos y colaborativos para despertar el interés de los alumnos por aprender.

Este modelo exigirá profesores muy preparados. De dónde los van a sacar?
En el Perú existen maestros muy preparados, con mucha motivación, pero que no han encontrado el espacio para realizar estos planteamientos. Es evidente que en el magisterio encontramos distintas inclinaciones personales. Están los que les gustan los programas rígidos, los que prefieren una relación autoritaria con los alumnos. Pero también existen los que disfrutan ser orientadores del aprendizaje. Nosotros debemos escoger entre estos profesores, cuya vocación y comprensión calza con la propuesta. Una vez escogidos, se les da capacitación en el Perú, así como en el extranjero, para poder optimizar la formación al servicio del proyecto.

Es decir, ¿el proyecto contará con su propio centro de capacitación interno?
Es parte de la propuesta. Pocos colegios tienen uno, aunque deberían porque es la única forma de mantener a los maestros actualizados. Pero una cosa que queremos es que este centro no solo se enfoque en nuestras necesidades. Vamos a contribuir con la formación del profesorado en general para que los maestros con interés en capacitarse, que no necesariamente van a trabajar con nosotros, también vengan y puedan llevarse consigo la esencia de la propuesta y aplicarla a otras instituciones.

¿La existencia de un sindicato como el Sutep, politizado desde su raíz, dificulta comprender la necesidad de iniciativas como este dentro de la educación pública?
En los países más avanzados del mundo, la educación pública es de vanguardia porque el Estado invierte gran cantidad de dinero en investigación y desarrollo, y en ofrecerle a los chicos que asisten a la escuela pública lo mejor. En América Latina, en países como el Perú, se invierte muy poco, por lo que la brecha respecto a la educación privada es inmensa, sobre todo en cuanto a las mejores escuelas, donde se invierte en innovación. El sindicato no representa una traba para la educación privada, pero sí para la pública, donde se han convertido en un un factor que frena las iniciativas de reforma.

Según Trahtemberg, existen países en los que a pesar de existir un sindicato docente con peso político separan la lucha gremial del desarrollo pedagógico. En países como Colombia los congresos en innovación pedaógica son encabezados por el sindicato. Lo mismo sucede en países como Alemania, Noruega y Dinamarca. Incluso en Finlandia, reconocido por la comunidad académica como el mejor país en calidad educativa, Henna Virkkunen, ministra de Educación, expresó públicamente su gratitud al sindicato de maestros por su compromiso con el incremento de la excelencia pedagógica.

¿Por qué en el Perú no se ha logrado este consenso con el sindicato?
Porque en nuestro país los únicos interlocutores para definir la política educativa han sido, desde un principio, el Ministerio de Educación y el Sutep. Por ese motivo, el Sutep, dejando al resto de actores [padres de familia, colegios profesionales, asociaciones de colegios privados]. Eso le ha dado al Sutep una enorme fuerza política. El Consejo Nacional de Educación [CNE], que existe desde hace solo una década, a pesar de que reúne al resto de actores, es solamente un asesor; un ente externo porque sus propuestas no son vinculantes.

¿Es posible alcanzar niveles educativos altos con el currículum definido por el Estado?
El currículum, tal como está, está mal diseñado. Pero además, en la mayoría de colegios públicos es imposible desarrollarlos, porque los maestros no poseen las herramientas, los materiales ni la infraestructura. En zonas marginales es posible encontrar alumnos de sexto grado con un nivel de aprendizaje que corresponde a segundo de primaria. El problema allí no es el currículum como algo aislado, sino cómo se empodera a la escuela para desarrollar una propuesta pedagógica que haga que se aplique ese currículum con éxito. En Aleph vamos a ofrecer mucho más de lo que ofrece el currículum oficial.

¿Cómo han hecho usted y sus socias Fiorella y Marisol, para promover y seguir esta línea de trabajo en el colegio Aleph?
Los tres hemos coincidido en un sueño y en una visión. Y a la vez, hemos respondido a los pedidos hechos por padres de familia que conocen a Fiorella y Marisol por su excepcional labor en la Casa Amarilla, y a mí por mi trayectoria en la vida pública y la educación privada. Hay una expectativa por una educación que esté un paso adelante ante la tradicional del siglo pasado. Y estamos dispuestos a dar ese paso hacia una educación relevante para el siglo XXI.

¿Por qué los empresarios no exigen que haya mejor educación pública, si eso garantizará el crecimiento de sus empresas en el largo plazo?
Hace veinte años, en el CADE de 1993, dirigí una conferencia que se llamó Un drama en ocho actos, en la que me refería a las ocho tragedias de la educación peruana. Si mañana dictara la misma cátedra, podría decir lo mismo. La clase empresarial se ha confiado en que si ellos ponen a sus hijos en colegios que andan bien, no tienen de qué preocuparse. Hacen declaraciones, sí, pero hasta ahora no existe un lobby empresarial para poner la educación en el primer lugar de la agenda nacional.

Algunos empresarios afirman que la solución debe venir de la escuela privada. ¿Es así?
Una cosa es ser empresario de la educación, donde la preocupación es brindar un servicio de calidad a un costo razonable, y otra cosa es ser un gremio de empresarios que busquen asegurar la competitividad del país y su sostenibilidad. Lo que no avanza retrocede. En Aleph vamos a traer la educación del primer mundo al Perú, pero, mientras eso no se haga en la escuela pública, seguiremos retrocediendo, en medio de un espejismo llamado crecimiento.

(Entrevista completa con fotografías, en línea en http://asiasur.com/secciones/de-regreso-a-la-semilla)