El ABC de una educación cívica pertinente de quienes se ofrecen para dirigir el país, consiste en dar un ejemplo de claridad y transparencia en cuanto a sus posiciones personales en temas polémicos y cruciales de cuyas decisiones dependerá el destino del país. Es una manera de hacer pedagogía y permitir que la ciudadanía vote en el 2006 sabiendo exactamente a qué atenerse. En ese sentido, los peruanos conocen ampliamente a los líderes Alan García, Lourdes Flores y hasta Alberto Fujimori, -pese a estar imposibilitado legal y moralmente para presentar su candidatura-. No es el caso del Dr. Valentín Paniagua, quien goza de la simpatía de un 20% del electorado heredada de su buena imagen al frente del “Gobierno de Transición” -que fue políticamente muy protegido-, pero que no crece porque no se le ha visto luego lidiar con temas políticos candentes, criticando y asumiendo las críticas de los demás líderes políticos. Sin embargo, el fin de semana pasado puedo marcar el fin de este ciclo de indefiniciones y el inicio de otro más definido y contundente.
El pasado fin de semana pasado el ex Presidente Dr. Valentín Paniagua intervino abiertamente en la vida política pública, contraviniendo la recomendación de Víctor Andrés García Belaúnde de que no aparezca hasta febrero del 2005. Primero lo hizo el viernes y el sábado con ese estilo oratorio consistente en expresar sus ideas con el máximo cuidado, poniendo cojines a cada palabra para que nadie se sienta afectado por lo que pudiera decir, pero que la prensa traduce sin medias tintas: 1) Dijo que Carlos Ferrero debería irse por ser incapaz de administrar la caótica inseguridad ciudadana 2) Dijo que Fernando Olivera era un ignorante desinformado que opinaba sobre lo que no sabía, al atribuirle a su gobierno haber liberalizado las condiciones carcelarias de los terroristas 3) Dijo que Alan García es un demagogo que habla mucho pero no aporta nada, y que su ausencia del debate político no se debía a que quería “hacerse el muertito” sino a su deseo de ser pertinente en sus apariciones 4) Dijo que los congresistas son mediocres por lo que la ciudadanía debería poner más cuidado al seleccionar a los parlamentarios del próximo Congreso 5) Dijo que solamente aceptaría ir de candidato a la Secretaría General de la OEA si es que el Gobierno de Alejandro Toledo le logra garantizar que tiene a su favor la mayoría de votos, porque no está dispuesto a presentarse para perder.
Sin embargo, el domingo y el lunes cambió su estilo oratorio y empezó a hablar claro y fuerte reaccionando a los comentarios que hiciera Hernando de Soto respecto a lo que para él fueron errores cometidos durante su gestión como presidente del “Gobierno de Transición”: crear la CVR, retornar a la CIDH sin condiciones, aliviar las condiciones carcelarias y excarcelar a presos por terrorismo, y desmantelar el sistema de titulación de propiedad. Aclarando su rol en estos temas y el de los demás actores de la política y la sociedad civil nacional, Paniagua criticó a Hernando de Soto de quién dijo que era un hombre resentido porque pese a todos sus pergaminos no había logrado conseguir las firmas para inscribir su candidato a la Presidencia de la República; dijo que era desconsiderado y soberbio, ya que se consideraba un sabio y a todos los demás como ignorantes. Luego lo descalificó como contendor de un debate diciendo “Yo escojo mis adversarios, y quien injuria, insulta y utiliza el agravio y la mentira no es un adversario que merezca un debate”.
Más allá de las posiciones específicas del Dr. Paniagua que evidentemente encontrarán siempre a una parte de la población a favor y a otra en contra, lo importante y educativo desde el punto de vista cívico es que tenga posiciones claras, que sepa exponerlas sin ambigüedades y que sepa exponerse a la crítica sin cargarle las culpas a otros aduciendo que lo indujeron a estas acciones. Es a partir de esas interacciones que la ciudadanía podrá juzgar sus cualidades como estadista y líder capaz de dirigir una administración pública caótica, que alberga a demasiados burócratas ineficientes e inclusive corruptos, cuyo ordenamiento demanda un liderazgo ético, democrático y visionario, junto con una gran capacidad y valentía para ejercer la autoridad..
El Dr. Hernando de Soto le ha hecho nuevamente un servicio al país: dijo lo que pensaba, sin medias tintas, y motivó al Dr. Paniagua para que reaccionara y dijera a su vez lo que él pensaba sobre los temas candentes. Los ganadores somos los ciudadanos que así podemos conocer a fondo a los candidatos a dirigir los destinos del país.